Hace pocos días, Andrés Neuman quedó fascinado por la sensibilidad de muchos de sus lectores tras adentrarse en 'Umbilical'. Uno de ellos le confesó, tras años guardándolo para sí, que la primera vez que supo «que tenía piel fue cuando abrazó a su hija» al ... nacer. Muestra de un amor tan profundo, sagrado y poético nace el último libro de este autor hispano-argentino con el que ha querido bucear entre los límites del género (el de la literatura y el de la identidad), romper tabúes, clichés y verdades impuestas para contar una historia íntima y entrañable de primeras veces de cara a la paternidad.
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Investigando, mucho más allá de hablar de experiencias propias, Neuman se percató de la ausencia en el imaginario colectivo de referentes paternos que cuiden de sus hijos como lo han hecho las madres de forma tradicional: padres que alimenten, bañen, duerman y cambien pañales sin topar «con comedias de cine un poco bochornosas que lo ridiculizan»: «Hay pocos hombres que cambian pañales en las tramas literarias. Y no es que antes no existieran, igual había menos por el reparto tradicional de los roles, pero lo interesante, y que creo que lo esencial, es que los padres cuidadores no estaban visibilizados, no tenían cauce de expresión pública con otros padres, era una actividad casi secreta o no digna de compartir. ¿Por qué no se habla de estas cosas? Pensábamos que no era una actividad nuestra», recalca.
Por ello, en su obra más reciente, que ya ocupa su hueco en las librerías, ha mostrado mediante una prosa poética muy cuidada, incluso a modo de cuento o novela breve, el proceso de ser padre: desde que se recibe la noticia hasta los primeros días de vida la criatura, mezclando en este sinfín de emociones el miedo con la certeza, la alegría, la euforia o la extrañeza de primeros momentos para 'padre', 'madre', e 'hijo', como ha llamado sus tres protagonistas.
De hecho, una de las razones principales para comenzar a escribir este relato tiene forma de regalo: Neuman quiere ofrecerle a su pequeño «recuerdos que son imposibles de memorizar» y que, en cambio, resultan fundamentales para la vida: «Me hubiera gustado mucho que mis padres me entregaran un cuaderno en el que contaran cómo empecé a respirar, a caminar o a escribir. Lo poco que puedo hacer es que a mi hijo no le pase lo mismo. Así que he escrito para él este álbum de primeras veces», apunta como impulso para lanzar este relato familiar con trasfondo.
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Por otra parte, Neuman quiere trabar en él «los límites del concepto de género», así como los de la paternidad para mostrar cómo han cambiado los modelos de familia: «Antes nos educaban a los hombres para no preguntarnos cuál era nuestra relación con los bebés, nuestro proceso de introspección», y para ello el escritor usa como ejemplo la tradición literaria y cinematográfica. El arquetipo de padre, según Neuman, varía según el escenario, aunque no lo ha hecho la concepción de la paternidad en la ficción: hay padres superhéroes, aquellos que dañan a sus hijos por su ausencia o padres que «son la la ley y que castigan».
De este modo, para el autor, las pocas veces que ha podido apreciar en el cine escenas en las que el padre forme parte activa del cuidado del menor ha sido cuando la madre se ha ido de viaje o bien ha abandonado a la familia: «En esas comedias hay algo ridículo intrínseco en cambiar pañales, y no vamos a ver nunca en una película costumbrista o en un drama a un padre haciéndolo», apostilla.
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Por otra parte, al ser este un libro tan intimista, hay que observar que la exposición de la vida privada es bastante evidente, aunque el escritor realiza una curiosa apreciación para justificar esta introspección familiar: «Hay diferencia entre la exhibición y la exposición. Lo primero es lo que vemos en redes sociales, y es 'photoshopear' nuestra vida, enseñar nuestro lado más fotogénico y el que nos conviene. Pero la exposición de la intimidad es un trabajo con la propia vulnerabilidad, y es lo que hace el arte desde siempre, aquí no hay Photoshop», relata para arrojar luz a «cuestiones universales que tienen que ver con la familia» y que no son habituales de ver.
Indagando en esta cuestión, Neuman hace una pequeña parada (aunque fuera de este libro, en la entrevista), en el debate sobre la gestación subrogada. Tras ser padre y estar en constante reflexión gracias a esta obra, el escritor reconoce que en cuestiones en las que «se habla del cuerpo de la mujer», los hombres deberían «escuchar antes de opinar»: «Hay algo violento y extraño en que los hombres decidan qué tienen que hacer las mujeres con su cuerpo. Este es un debate para las mujeres, que son quienes lo sienten en carnes propias», aclara. De hecho, en consonancia con esta pregunta el autor confiesa que aborrece «la figura del opinólogo»: «No creo que mi opinión sea más valiosa por ser escritor, pero ¿dónde está el límite? ¿Cuáles son las condiciones de la libertad? ¿Y si me quiero comprar el hijo del vecino, o alquilarlo por unas horas? No, eso es tráfico de menores», resalta el Neuman.
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Más allá de la reflexión, 'Umbilical' ofrece un relato enternecedor y cronológico de un proceso del que no se suele hablar: la espera, y por ello Neuman hizo ayer parada en Málaga para dar valor a un momento vital irrepetible y a una cuestión universal que está en constante cambio,
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