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Sobre el papel, la nueva Alameda parecía el sitio idóneo para la iniciativa. Un lugar de paso, con una amplia zona peatonal, en el centro de Málaga y en un entorno recién reformado. Quedaba llevarlo a la práctica y comprobarlo ‘in situ’. Y el resultado ha convencido a todos. «Es para repetir, sin duda», decía al finalizar la jornada el presidente de la Asociación Feria del Libro de Málaga y propietario de Comic Stores, Miguel Ángel Díaz. La Alameda Principal supera el test de los libreros en la celebración de un veraniego Día del Libro. La renovada arteria de la ciudad se postula así para acoger futuros eventos, incluida una Feria del Libro en busca de ubicación definitiva.
«Las ventas han sido buenas y el ambiente magnífico. Con lo bien que ha salido nos vamos con la ilusión de que el año que viene, con más normalidad, este puede ser un sitio especial para celebrar el Día del Libro», decía Jesús Otaola, de Proteo, Prometeo y Ediciones del Genal. «Ha superado las expectativas, nos hemos quedado con ganas de más. Incluso hemos hecho algún porte desde la librería para reponer», se felicitaba José Manuel Illanes, de La Casa del Libro.
Los libreros de Málaga sacaban ayer por primera vez sus fondos a la calle en un Día del Libro atípico, tres meses después de la fecha oficial (23 de abril) por el aplazamiento al que obligó la pandemia. Lo hacían con ‘paradas’ casi improvisadas: una mesa sencilla, un toldo y si acaso alguna silla. Y solo durante cuatro horas (de 10.00 a 14.00 horas), lo suficiente para llamar la atención de los transeúntes, aún poco acostumbrados a ver ocupado el lateral sur de la nueva Alameda. «El lugar es magnífico. Si es un espacio urbano, que lo sea para la gente, no para las terrazas», reivindicaba Manuel Garrido, con su libro recién comprado en la mano.
Los compradores se marchaban contentos (con un descuento del 10% y una bolsa de tela donada por Freepik para los 500 primeros); los autores que firmaban ejemplares agradecían la oportunidad de encontrarse de nuevo con el lector («Ya podemos disfrutar de tener el libro en la calle», decía José Antonio Guerrero, autor de 'El silencio de Antígona'); y las floristerías de enfrente confiaban en que también aquí llegue la tradición de regalar un libro con una flor. «Sería fabuloso», decía Mercedes Muñoz, de Flores Mercedes.
Entre lo más vendidos, se impuso lo local en los contenidos (‘Sucedió en Málaga’, de Patrick Tuite Briales; ‘La desbandá’ de Luis Melero) y también en las firmas, con dos nombres propios: el malagueño Javier Castillo y sus dos novelas pendientes de la adaptación televisiva (‘El día que se perdió la cordura’ y ‘El día que se perdió el amor’) y Miguel Ruiz Montañez con ‘La sangre de Colón’. En no ficción, irrumpe con fuerza ‘El infinito en un junco’ de Irene Vallejo Moreu.
Tras superar la prueba, los libreros esperan que este sea el «primero de muchos» Sant Jordi en Málaga. «La ambición es que sea un Día del Libro completo, mañana y tarde, con mejor información a los clientes, más incentivos y más tiempo de preparación», avanzaba José Antonio Ruiz, de la Librería Luces.
El test de este jueves sirvió par algo más. Las buenas sensaciones en la Alameda reabren el debate sobre el destino de la Feria del Libro. «Es un sitio prometedor para eventos mayores», apuntaba Illanes. Aplazada a la segunda semana de octubre, la cita se trasladará de la plaza de la Merced a la Marina para aprovechar el mayor tirón comercial de la zona. Y prolongarla hacia la Alameda suena como una opción. «Puede empezar en La Marina y extendernos después hacia aquí», apuntó Díaz. Cierto es que requiere de casetas de más envergadura, que ocupan más espacio que los seis puestos levantados ayer. «Pero todo es cuestión de tomar medidas y verlo», concluyó.
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