Cosas de cavernícolas

No es difícil encontrar historias para chicos en torno a los 8-9 años con protagonistas cuyas vidas transcurren en épocas remotas. Incluso en la Prehistoria. Hay en ellas un afán didáctico encomiable, y sus autores suelen documentarse para ser fieles a la época, a los acontecimientos, a los personajes, a sus inventos, a sus lugares y medios de vida. Pero no siempre se encuentra el tono adecuado para no caer en la mera instrucción, en el repaso histórico (o prehistórico) para proporcionar a sus lectores los conocimientos que consideramos imprescindibles.

En el caso que me ocupa, Maite Carranza propone una aventura singular de chicos cromañones (al parecer en la zona de Altamira) que están a punto de descubrir el significado de las pinturas rupestres, y a las que darán el valor mágico que todos conocemos.

Pero además, la escritora añade algunas páginas informativas, donde, con mucha chispa, inicia al lector en detalles sobre la Prehistoria, sus habitantes, sus usos y costumbres. Algo que demostrará eficazmente con los hechos de sus personajes.

Maite Carranza, perfectamente asistida por las ilustraciones de Irene Iborra (que modernizan a los protagonistas, haciéndolos semejantes a los chicos de hoy), consigue así un relato vivo, ágil, donde los menores son los auténticos héroes, pese a su falta de formación intelectual.

Cada uno de sus personajes tiene identidad propia, y sus propias características, inluso Neandi, la chica neandertal, que se comunica con Cromi (el protagonista cromañón) telepáticamente, pues, como la presentó en la primera aventura de la serie (Contra el espíritu del fuego), no sabe hablar. Que no sepa hablar no significa que no posea un estupendo sentido del humor, algo que hay que agradecer a Maite Carranza.

El libro está mechado de términos exclamativos, muy propios de aquellos hombres y mujeres que se iniciaban en el cultivo de la lengua. Ideal para sus destinatarios entre el primer y el segundo ciclo de Primaria.