Uno de los personajes secundarios de esta novela es un escritor a quien la crítica señala como el heredero de John Barth.
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Tras un debut exitoso, trabaja en «el gran libro, la novela que iba a garantizarle un lugar en el canon moderno de Norteamérica». Jonathan Franzen no se priva de detallar la cantidad de obsesión que eso requiere. El retrato de ese escritor que aspira al trono de la narrativa estadounidense es un guiño autoirónico. Desde Las correcciones parece que el destino de Franzen es escribir la Gran Novela Americana. Pureza es una extraordinaria novela, americana o de cualquier otro lugar. Será uno de los libros del año. Es un título más comprensible que el de la Gran Novela Americana.
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