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Rosario González
Jueves, 22 de octubre 2015, 00:58
Aclara que no es chovinista, aunque admite su "debilidad cultural" por París y su admiración por un país capaz de "cortar cabezas, montar revoluciones, levantar adoquines, cortarse el pelo cuando tocaba, liberarse en el sexo, crear el cine y renovar la pintura". El escritor y periodista Màxim Huerta (Utiel, Valencia, 1971) regresa a París en su quinta novela, No me dejes (Ne me quitte pas) (Espasa), una obra que llega tras obtener en 2014 el Primavera de Novela por La noche soñada y se suma a Que sea la última vez, El susurro de la caracola y Una tienda en París, una de las novelas más aplaudidas por los lectores.
En No me dejes, Huerta revisita temas recurrentes en su obra como la búsqueda de segundas oportunidades y la lucha por cumplir un sueño, todo ello a través de unos personajes que tienen la valentía de romper con todo y salir en busca de ese anhelo. Un símil de los cambios recientes de su vida tras poner fin a más de una década como copresentador de El programa de Ana Rosa para dedicarse a la escritura y a viajar, afición de la que dejará constancia en la revista National Geographic. "A veces romper y hacer la maleta es hacer mudanza de los problemas, pero el hecho de cambiar es tan sano", explica Huerta. "Sé que ha sorprendido porque en este país nadie dimite, pero la vida es corta y no quería desgastarme, sino irme en un buen momento y dar un portazo, aunque sin ruido", aclara. "Ahora siento de nuevo la sensación de novedad y vértigo". El momento dulce se refleja en su nueva novela, la que más ha disfrutado escribiendo, según explica. En esta ocasión, su ritual de escritura compuesto por vino y música se ha resuelto con el aroma de un Utiel Requena elaborado por unas primas enólogas y la banda sonora de la nouvelle vague. "Escribir es disfrutar, aunque haya tanto postureo sobre sufridores y atormentados".
El epicentro de su nueva novela se sitúa en la floristería del señor Dominque Brulé y centra la trama en la vida de tres mujeres; dos españolas que llevan 40 años trabajando en Francia y una joven madrileña que llega a sus vidas en su huida. "Todo lo que sucede en la vida pasa por una floristería, sirven para un bautizo, para pedir perdón, para enamorar, para llenar la iglesia en una boda y también en un entierro. Esa es la trama escondida de la novela, que nunca sabes cuándo va a ser el mejor capítulo de tu vida, porque crees que las cosas les pasan a los demás, aunque todos los días te pasen cosas pero no te des ni cuenta".
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