Antonio A. Gómez Yebra
Viernes, 9 de octubre 2015, 14:50
Es difícil continuar una lectura recién comenzada cuando, en la sexta y séptima línea, pueden leerse cosas como que las palabras «salieron de su boca vestidas de un rencor desteñido, sonaron con una tristeza fría y deshilachada». Es difícil, sí, por mucho que una se acostumbre a leer textos cargados de adjetivos e imágenes que no tienen mucho sentido, la verdad. Del tipo de frases que uno piensa que los editores se encargan de corregir para pulir el estilo. Del tipo de esa hay algunas más en Las horas del silencio, que sin embargo no es una mala novela: hay una trama bien tejida y los momentos y lugares elegidos para desarrollarla son potentes.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Te puede interesar
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.