Lebrero: «Si todo va bien, hacia finales de este mes abriremos las puertas»

-¿Cómo ha sido el proceso de convertir una exposición presencial en una digital?

-Esto nació como un proyecto expositivo, en el sentido de que cuando Antonio Banderas abrió el Teatro del Soho en noviembre de 2019 nos pusimos de acuerdo en hacer alguna colaboración, que para nosotros era darles la bienvenida. Empezamos a trabajar, sobre todo, con Lluis Pasqual (exdirector del teatro) en un asunto que era poner la atención en el vínculo entre esta figura de la comedia del arte italiana que es el arlequín y la presencia del arlequín en la obra de Picasso. ¿Por qué? Pues porque el Teatro Piccolo de Milán iba a presentar aquí 'Arlequín, servidor de dos patrones' en el mes de mayo. Empezamos a trabajar, pero lo que estaba previsto inaugurar hoy (por el miércoles) y mañana (por el jueves) abrir al público nos pilló con la pandemia y tuvimos que suspenderla. A partir de esta situación, nos planteamos reaccionar y abrir la exposición, pero en digital a través de la web del museo.

- ¿Puede marcar este cambio el camino del museo en el futuro?

-No marcar el camino, pero abre una vía de trabajo que ya estábamos considerando. En ocasiones, las crisis, si sirven para algo, pueden servir para sacar adelante cosas, siempre desde la humildad de que esto es un museo y tenemos problemas más grandes. Inaugurar una exposición digital nos constata un camino de trabajo, porque esta, que es la primera, tiene particularidades que no tiene una exposición presencial. Por supuesto, las exposiciones presenciales tienen una carga y una razón de ser que tiene mucho que ver con la experiencia del aquí y el ahora que no nos la puede quitar ninguna vivencia digital, pero es verdad que permite muchas maneras de entender de otra forma lo que es una exposición. Además, tiene algo de símbolo decir 'Nosotros ya abrimos el museo', lo que pasa es que abrimos digitalmente. Tampoco es convertir el Museo Picasso en un museo digital, que podría ser, pero evidentemente ha abierto una línea de trabajo y de grupos de profesionales y técnicos que trabajan de otra manera. Tiene que ver poco con una exposición convencional, tanto en la concepción, como en la producción y en la recepción.

-¿Cree que los museos deberán profundizar en esa combinación de lo digital y lo presencial?

-Creo que sí. Esto es una metáfora, pero si resulta que en el futuro, en las tiendas nos van a atender robots en vez de personas, eso tiene unos problemas, porque quiere decir que habrá personas que dejarán de tener trabajo. No es que estemos a favor de la 'robotización' del mundo, pero sí es verdad que la combinación de lo digital y lo presencial, que no es nada nuevo, tiene algo. Por ejemplo, esta exposición, que al final es un caso de estudio, se inaugura mañana, pero no tiene por qué cerrar nunca. Esta exposición puede ir ampliándose, porque es como una especie de libro digital y, además, puede llegar a muchos sitios donde las personas nos van a poder venir a verlo de forma presencial. Es un reto que no es fácil de resolver, porque tiene que ser conceptualmente interesante, visualmente atractiva y plantea unas preguntas respecto a la economía de las instituciones culturales, que son también complejas, pero creo que es un camino.

-Y ya que abren de manera digital, ¿cuáles son los planes del museo para la reapertura presencial?

-Tenemos los planes que tiene cualquier comunidad: hacerlo mejor pronto que tarde, pero hacerlo bien. Si todo va bien, en el camino que parece que puede ir, a no ser que las fases cambien, hacia finales de este mes abriremos las puertas presenciales. Mañana (por el jueves) las abrimos digitales. Siempre, con toda la prudencia, porque vamos a estar preparados para responder a las condiciones sanitarias, de movilidad social y siempre va a depender de lo que las autoridades permitan.

-También ha hablado de la economía de las instituciones culturales. Esta alerta sanitaria va a ser un quebranto para los presupuestos instituciones como la que usted dirige.

-Va a ser no, ya lo es. Porque si vives, en parte, de abrir tus puertas y las puertas las tienes que cerrar y pronto a ir para dos meses, eso significa que hay unos gastos fijos, pero no hay ingresos. Eso por una parte. Por otra, el futuro próximo del turismo. Nosotros estamos muy vinculados al movimiento turístico en la ciudad de Málaga y en la región. No va a ser el mismo y va a ser difícil salir adelante. Estamos trabajando con varios escenarios y afortunadamente tenemos una reputación. Digamos que no nos pilla por sorpresa total, pero tenemos que hacer ajustes. Estamos trabajando en ello. Ya nos tocó salir adelante en 2008 y creo que más o menos lo pudimos hacer bien y ahora la idea es adaptarnos a la nueva situación y también trabajar de otra manera.

-En ese trabajar de otra manera, ¿se plantean hacer menos exposiciones y de menor ambición logística?

-En este momento y en nuestro caso, no creo que la primera pregunta sea 'más o menos', es '¿Qué es lo más adecuado en unas condiciones que no estaban previstas?', respecto a las condiciones sanitarias, sociales y económicas. Este año hacemos menos, eso es evidente. Ahora, el menos y más también depende de qué. Creo que el Museo Picasso Málaga, como otras muchas instituciones que se dedican a esto, estamos en una fase de preguntarnos cosas, de analizar situaciones, de comparar y también, de reorientar seguramente. En un panorama próximo económico del país en el que se prevén muchas dificultades, creo que sería un error pensar en una grandísima exposición muy complicada en el corto plazo. Hay muchas preguntas que habrá que ir resolviendo sobre la marcha.