Toros. ·
Las ilusiones de la terna se estrellan contra una mansada de Pallarés en una tarde de las que no crean afición y que acabó con la paciencia del público y donde la oreja cortada por José Garrido fue un espejismoEl reloj de La Malagueta marcaba las 19.47 horas de este sábado cuando camino de cumplir los 28 años José Antonio Lavado se convirtió en matador de toros después de que el extremeño José Garrido le entregara los trastos en presencia del onubense David ... de Miranda. En ese momento, permanecían intactas las esperanzas de disfrutar de una buena tarde de toros, pero no pudo ser. Ni el toricantano ni sus compañeros de terna pudieron triunfar ya que la mansada con el hierro de Pallarés impidió el triunfo de los espadas, siendo la oreja cortada por Garrido un espejismo, un oasis, en un festejo que fue a peor con la cogida sufrida por De Miranda que le mandó al hule de la enfermería. Cuando la noche ya caía sobre el coso del Paseo de Reding, en el último de la corrida, un toro parado y a la defensiva como sus hermanos, la paciencia del público se agotó y subió el nivel de una protesta resumida en una frase que se oyó en el tendido: «Vais a acabar con la afición, ni los antitaurinos ni nada». En fin, una tarde que no crea afición.
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Agridulce. A buen seguro esa es la sensación con la que Lavado abandonó anoche La Malagueta. Satisfecho por haber cumplido el sueño que se fijó cuando con nueve años entró en la Escuela Taurina Provincial de Málaga y su padre –a quien brindó la muerte de su primer toro– le traía desde su Benamocarra natal a los entrenamientos. Precisamente hubo un buen número de sus paisanos en los tendidos para apoyarle. Y decepcionado porque aunque lo intentó en sus dos oponentes no pudo lograr el triunfo que le abriera las puertas de los contratos en otras plazas y que tanta falta le hacen un mundo tan complicado y difícil como el de la tauromaquia.
'Artillero' fue el nombre del toro de su ceremonia. Un animal flojo y soso desde la salida ante el que no se pudo estirar con el capote. Mal picado en ambos puyazos, llegó a la muleta distraído, con la cabeza alta y calamocheando. José Antonio Lavado, que estrenó un terno purísima y oro con los cabos en blanco, lo intentó por ambos pitones pero no pudo lograr lucimiento y además sufrió un golpe a la altura de la barriga en una de las salidas del muletazo. Con la espada dejó un bajonazo, un pinchazo y una media estocada.
La cogida de David de Miranda obligó a correr el turno y mató en quinto lugar al segundo de su lote (sexto de lidia ordinaria). Consciente de que era su último cartucho salió a por todas, pero volvió a tener enfrente un oponente sin opciones. Quedó inédito con el capote y con la muleta puso raza y valor en las cercanías de los pitones ante un toro que se defendía. Volvió a estar mal con los aceros y su voluntad fue premiada con una ovación.
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La única oreja la cortó Garrido en el segundo de la tarde, al que recibió con unas verónicas templadas rematadas con una media con sabor. Brindó al público una faena donde logró tandas estimables, fundamentalmente por el pitón derecho, ante un animal que dio más opciones que sus hermanos aunque se fue apagando. Mató de una buena estocada.
En el cuarto, segundo de su lote, desde el primer momento se le vio a Garrido con poca confianza. Así lo dejó patente en el capote y luego con la muleta. Es cierto que el toro era complicado y siempre fue con la cara alta, pero al diestro extremeño se le supone oficio y recursos para solventar las dificultades y no tener que dar la imagen de inseguridad que transmitió. Sobre todo con la espada, donde dio un mitin de pinchazos antes de cobrar un bajonazo.
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En el sexto, que mató en lugar del cogido De Miranda, dejó un par de verónicas estimables en el recibimiento y nada más. En la muleta lo intentó ante un mulo que fue muy protestado por el respetable. Mató de dos pinchazos, se echó el burel y fue apuntillado.
La cara y la cruz de la tarde fue para David de Miranda. El onubense dejó un buen sabor de boca en el único que pudo estoquear. Suyos fueron los pasajes más destacados con capote y muleta. En el recibimiento dibujó unas buenas verónicas rematadas con dos medias con gran sabor. Brindó al público una faena iniciada con torería por bajo con la rodilla genuflexa y un natural ligado con un pase de pecho muy templado. A partir de ahí el temple y su valor sereno lograron algunos muletazos buenos hasta que fue cogido. Se levantó y volvió a la cara del toro para darse un arrimón. Perdió un posible trofeo por fallar con la espada (dejó una estocada que hizo guardia y seis descabellos). Pasó a la enfermería para ser operado.
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FICHA DEL FESTEJO
Lugar: Plaza de toros de La Malagueta.
Ganadería: Toros de Pallarés, bien presentadas y en general de mal juego por su mansedumbre, los más manejable, el segundo y el tercero. Los tres últimos, pitados en el arrastre.
Toreros: José Garrido (arena y oro): oreja, silencio tras aviso y silencio en el que mató por David de Miranda; David de Miranda (verde botella y oro): ovación en el único que estoqueó; y José Antonio Lavado (purísima y oro con los cabos en blanco): ovación y ovación.
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Incidencias: Tarde calurosa. Presidió Antonio Roche. Festejo retransmitido por One Toro. Saludó Javier Valdeoro tras banderillear al segundo. La cogida de David de Miranda hizo que se corriera turno y Lavado mató en quinto lugar el segundo de su lote y Garrido el sexto, el segundo de De Miranda, quien fue atendido en la enfermería de una herida contusa de unos 8 centímetros en la cara posterior de tercio superior de muslo izquierdo, una herida contusa de 5 centímetros en la cara posterior de glúteo derecho sin afectación interna y un hematoma retroarticular derecho no expansivo. Pronóstico grave.
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