Lagrimitas del Nilo

Por lo demás, el sarao que la BBC montó en Liverpool para esta edición funcionó mejor que el megalómano pasado de la RAI. De realización correcta pero sin pasarse, la emisión basculó entre lo irónico y lo fresco, en especial gracias a la excelsa Hannah Waddingham, la más auténtica junto a la apelación a la infancia y a la solidaridad con Ucrania. ¿Y qué decir de la nueva victoria de Loreen? Pues que venció pero no convenció con su turra magnífica e ingeniería 'high tech' servida con sandwichera y sonido embaucador. Suecia ya iguala a Irlanda en el palmarés, que para eso nos avisaron nada más empezar el cotarro. Pero ha sido Finlandia, con el genio loco de los palés y su 'Cha cha cha', quien ha encandilado a Europa. Mientras Loreen recibía puntos del jurado a mansalva, en el recinto no se paró de corear el complejo estribillo finés. Su cantante, de nombre lleno de diéresis, puso el punto sobre las íes, con toda la gente rendida a su medio rap, medio perreo. Una canción repleta de rabia y pasmo que sonará en cientos de ferias de aquí a la Eurovisión del año que viene. En muchas más, intuyo, que el propio 'Eaea'.