En uno de sus libros más hermosos, inclasificables y extraños, el escritor francés Georges Perec llevó hasta un extremo gozoso y libre uno de los asuntos que surcan toda su obra: cómo nos relacionamos con nuestro entorno cercano, cómo lo pensamos, lo tratamos y lo ... abordamos. Cómo puede ser parte de nosotros o contra nosotros, cómo los lugares se acaban filtrando en nuestras ideas y nuestros sentimientos.
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Y aquellas páginas de 'Especies de espacios' vienen a la memoria durante los primeros compases de la conversación con Javier Calleja, porque a él la recoleta Galería Rafael Pérez Hernando le trae impresiones muy concretas: "Es un espacio muy íntimo y siempre me gusta presentar ahí proyectos quizá menos impactantes desde el punto de vista visual, pero más cercanos, más íntimos. Sí, esa es la palabra, porque esa es la relación que he tenido con Rafael y su galería".
Y así, Calleja (Málaga, 1971) estrena hoy en la sala madrileña la exposición 'Si yo te contara...' como una suerte de regreso a los orígenes. No sólo por la década larga que le une a la Galería Rafael Pérez Hernando ni por los cinco años que han pasado desde su último montaje allí, sino también –y sobre todo– por el retorno a su trabajo sobre fragmentos de papel envejecido que marcaron algunos de sus proyectos pasados en la galería madrileña.
"He vuelto a pintar sobre papeles pequeños de libros antiguos como hacía cuando empecé con Rafael. Pero es que además se trata de los mismos libros que usaba entonces y con los que no he vuelto a trabajar hasta ahora. En ese sentido, esta exposición trae esas reminiscencias de mis comienzos", brinda el autor malagueño de mayor proyección en la escena del arte contemporáneo internacional.
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No en vano, cada proyecto en la agenda de Calleja lleva ahí, al menos, dos años hasta que cuaja en una inauguración como la de hoy en Rafael Pérez Hernando, donde presenta una veintena de piezas. "Hemos querido buscar esa intimidad no sólo en las obras, sino también en la manera de presentarlas y ahí juega un papel fundamental la iluminación. Es un asunto sobre el que he estado investigando mucho en los últimos meses y queremos en esta ocasión ofrecer una iluminación muy cuidada, casi minimalista... En esta galería siempre me ha gustado experimentar", brinda Calleja sobre el montaje que podrá visitarse hasta el próximo 24 de abril.
"En sus primeros años, la producción de Calleja experimentaba a menudo con la escala y la manera de exponer la obra, con un uso frecuente del impacto del minimalismo. Durante mucho tiempo, el lema del artista, tanto al crear sus obras como al preparar su exhibición, fue 'menos es más'. Este apego se revive en la presente muestra a través de una serie de nuevos dibujos sobre papel y dos pinturas de gran formato sobre lienzo, cuya presentación será a la vez sencilla e impactante. Esta instalación minimalista, en la que cada obra está iluminada de manera individual por una lámpara cuyo diseño, a la vez elegante y discreto, se debe al italiano Davide Groppi, pone el acento en la pieza aislada, creando una micropresentación en torno a cada obra", detallan desde el estudio del artista, cuya cotización en el mercado del arte actual sigue al alza, como la lista de espera de los coleccionistas de todo el mundo que aguardan su turno para tener una pieza suya.
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Un ruido de fondo del que Calleja se sigue abstrayendo para centrarse en su obra. Claro que siempre hay filtraciones, pero en su caso ese eco llega a sus pinturas de otro modo, quizá, desde el interior hacia afuera. Y así, cuajan en sus característicos personajes infantiles, ahora menos serios. Y en sus camisetas, mensajes más esperanzados que en anteriores ocasiones: 'Let's See' (Veamos), 'Delicate Issue' (Asunto delicado), 'The Only Way Is Up' o 'Everything Is Going To Be OK' (Todo va a ir bien).
Aunque Calleja desconfía de los mensajes cerrados. Siempre deja una puerta abierta. A veces, en sentido literal, cuando pone comida a los gatos que merodean su taller. Una gata estuvo semanas sin ir, hasta que regresó como si nada y prendió la mecha del mensaje de uno de los cuadros: 'Vivita y coleando'. Quizá recordó que aquel espacio tenía algo especial. Íntimo.
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