Julio Anaya da el salto a Nueva York con 'Las señoritas de Avignon' en nueve cartones

Esta muestra es, además, un tributo. Será la última que acoja este espacio neoyorquino tras el prematuro fallecimiento de su fundador, Bill Brady. Para despedirlo a lo grande, Anaya llena la galería de «gigantes» del arte contemporáneo con su sorprendente habilidad con el trampantojo. Vuelve a Picasso como cierre del aniversario de su fallecimiento –ya se atrevió con un inmenso 'Guernica' para Nanzuka Underground en Tokio– y añade a Frida Kahlo con su autorretrato, un par de escenas muy reconocibles de Hopper ('Night Windows' y 'Morning Sun'), un Matisse ('Large red interior'), un Monet ('Bridge over a Pond of Water Lilies'), la conocidísima 'La noche estrellada' de Van Gogh y el famoso cuadro 'La persistencia de la memoria' de Dalí. También incluye un guiño a su reciente línea de trabajo con piezas en cartón que parecen saltar a las tres dimensiones: aquí lo hace con la escultura 'Sleeping Muse' de Constantin Brancusi.

Siempre con esa 'marca de la casa' que le ha dado proyección internacional: sobre cartones que no disimulan su deterioro y su rugosidad, dejando ver las heridas de un material que para la inmensa mayoría es simple basura. Él lo rescata de la calle y le da un absoluto giro de guion: lo transforma en una obra de arte valorada en miles de euros en el mercado mundial.

Los originales de las once obras que Julio Anaya subvierte están a varias manzanas a la redonda de donde estos días se expondrán las copias de cartón: el artista malagueño las toma prestadas del MoMA, el Metropolitan de Nueva York y el Whitney Museum. Tenía donde elegir en la ciudad donde nació el primer museo de arte moderno del mundo con Alfred Barr y su apuesta por 'Las señoritas de Avignon'. Tras el MoMA, vino todo lo demás. Por eso este cuadro es la estrella de la propuesta. «Ya termino con Picasso, pero la ocasión lo requería. Es mi primera individual aquí, qué mejor que debutar con la obra que desencadena que Nueva York se convierta en la capital mundial del arte», explica al teléfono a casi 6.000 kilómetros de distancia de casa.

Para Julio Anaya 'Muses and Museums' -de la mano del galerista Will Leung- es el broche perfecto a un año intenso. En este 2023 ha firmado cuatro exposiciones individuales que le han llevado a Madrid, Barcelona, Tokio y ahora Nueva York. «Es una locura, ha sido exagerado», admite cuando traza mentalmente la ruta. Reconoce que ha acabado «exhausto», pintando al límite sin apenas descanso entre uno y otro compromiso. «Pero a nivel de ilusión ha sido increíble. Una pasada». Tanto que no ha tenido oportunidad de sentir vértigo o miedo. «Estoy tan metido en la dinámica del trabajo que no me da tiempo a pensar en la magnitud de lo que está ocurriendo». Cuando lo hace, suelta un largo suspiro. El mismo que se escucha cuando se le pregunta por los proyectos para el próximo año.

2024 se presenta también interesante. De momento, no habrá individuales, pero sí muchísimas participaciones en ferias. En cuanto finalicen las vacaciones de Navidad empezará a preparar las piezas que irán a ARCO. Y después vendrán Art Basel Hong Kong, Bruselas y una muy probable colaboración con 'Star wars' de la mano de Nanzuka Underground. Además de muchas otras ofertas que ahora están en el aire. Sabe que es mucho trabajo, que habrá pocos momentos de tranquilidad, pero está feliz. Es su momento.