Juicio al machismo en el Teatro Echegaray

José Carlos Cuevas dirige esta original y oportuna propuesta –justo en las fechas que rodean el 8-M– con un texto íntegramente en verso que combina fragmentos de las obras de Calderón, Lope de Vega y de 'Lucrecia y Tarquino', de Francisco de Rojas Zorrilla, con actas de juicios actuales transcritos a verso. Le dan vida tras el telón Virginia de Morata, Juan Antonio Hidalgo y Ángela Chica.

Elena M. Sánchez firma la dramaturgia de este montaje que toma su nombre de la obra homónima de Lope de Vega, el punto de partida del proyecto. «En el primer acto, Laura, la protagonista, plantea un discurso muy feminista para la época. Se queja de que siempre los hombres son los buenos y las mujeres las adúlteras. Y decide crear una escuela para enseñar a las mujeres a leer y a odiar a los hombres», resume Cuevas. Al mismo tiempo que lo leía, los medios de comunicación se hacían eco del juicio al exmédico deportivo Larry Nassar, acusado de abusar sexualmente de gimnastas olímpicas en EE UU.

«¿Por qué esa necesidad histórica de agresión sexual a la mujer?», se pregunta Cuevas, que lanza este y otros interrogantes al espectador, convertido en jurado popular de este macro juicio a una sociedad que ha mirado para otro lado en demasiadas ocasiones. La obra se estructura en bloques, como un proceso judicial: el de las denunciantes y víctimas que hablan de sus casos, el de los testigos y el de los alegatos finales.

«Plantea un ejercicio profundo de reflexión y de pelotear preguntas al espectador. Si encuentra respuestas, será maravilloso», declara Cuevas, que cuenta con Lorena Roncero como ayudante de dirección. Casos como el de La Manada abrieron el debate sobre los límites entre agresión y abuso, y cuestionaron planteamientos hasta entonces dados por válidos. Todo eso está en 'La vengadora'.

En la función, Virginia de Morata es 'Laura', una empoderada fiscal que se enfrenta dialécticamente con el cínico y déspota 'Abogado' al que representa Juan Antonio Hidalgo, que también encarna a uno de los testigos, el 'Pedro Crespo' de 'El alcalde de Zalamea'. Ángela Chica encarna a las frágiles 'Víctimas'.

Los paralelismos entre el XVII y el XXI son constantes, incluso en el vestuario de Isabel Alba, que viste anacrónicamente, con reminiscencias del Siglo de Oro y de la contemporaneidad, a diferentes figuras femeninas que han sufrido violación. Y eso mismo sucede con el lenguaje, donde palabras en desuso de Lope de Vega conviven con naturalidad con términos coloquiales de hoy. Porque en cuatro siglos la historia no ha cambiado demasiado.