Sonya, la búlgara

Ni treinta programas suma 'La Revuelta' en TVE y ya ha conseguido, además de liderar casi todas las noches, un súbito Premio Ondas. No me extraña. Entre tantas aguas revueltas con personas y personajillos de la actualidad, tantos líos judiciales, tantos insultos a tutiplén o ... tantos gigantes postureos desenmascarados, la panda de David Broncano ayuda, cada noche, a desprenderse de la caspa acumulada a lo largo del día. Vale, a veces se pasan de frenada o de procaces, pero no más que algún telediario. A mí, por ejemplo, salvo con Lala Chus, me cuesta entrar en los chistes de algunos colaboradores. A veces también hay invitados o invitadas a quienes a priori desconozco o incluso rechazo. Pero la fórmula es tan arrolladora que al final uno claudica. Tengo para mí, como el jurado de los Ondas, ay, que la participación es la clave de este éxito. Porque lo mejor del programa, sin duda, está en las perlas o intervenciones del público anónimo. Sí, ese de toda edad y condición que se suelta el pelo, ya sea en plena calle o en el teatro que cada noche acoge esta muy alocada función. Ahí la España normal habla, respira, se enseñorea: tanto la que madruga con Alsina como la que prefiere a Barceló. Ahí aparece gente que no ha matado a nadie, salvo de risa; personas a las que no han desahuciado, ni estafado, ni 'okupado'; gente normal de toda generación y procedencia que habla de sus menesteres: que si su TFG, que si su cuenta de Instagram, que si su lío burocrático para certificar la discapacidad o qué sé yo. Sin abandonar la sonrisa ni la guasa. Y entre mentiras y veras, hay días locos donde por el programa se cuela la Cueva de Altamira o estrellas culturales inesperadas, como la soprano búlgara Sonya Yoncheva, erigida ya como especie de nueva Laura Pausini o La Húngara del bel canto. Una artistaza lista, inteligentísima, que con su voz brillante enamoró a la audiencia nacional y a las redes sociales al momento. No sé cómo de plural será esa nueva RTVE que nos prometen, pero ojalá no pierda este pellizco de gracia, que faltita hacía.