Juan Echanove da vida al dictador Trujillo en la adaptación de la novela de Vargas Llosa.

Juan Echanove: «Yo no quiero ser un superviviente, quiero ser solo un ser viviente»

Llegó a temer por el futuro de la actividad, pero con «el esfuerzo» de muchos el actor ha vuelto a vestirse de Trujillo en 'La fiesta del chivo', la obra que abre el Festival de Teatro

Lunes, 4 de enero 2021, 01:17

Cuando se abrió la veda a los paseos en el estado de alarma, el circuito por el que Juan Echanove caminaba con su mujer pasaba por delante del Teatro Infanta Isabel. El tiempo se había detenido allí semanas atrás, cuando representaba en esa sala 'La ... fiesta del chivo'. Y ahí, como si nada, seguían colgadas las banderolas en las que cada día se volvía a ver vestido de general, con el rostro serio y grave, interpretando a la maldad personificada en el dictador Trujillo. «Con la que está cayendo y encima esta imagen en la calle...», se decía. No sabía si algún día volvería a enfundarse ese traje. Incluso temía por la propia supervivencia de la actividad. Pero poco a poco, con el esfuerzo de muchos, se está sacando «toda la maquinaria del barro» y Juan Echanove sigue dando vida al cruel gobernador de la República Dominicana en la adaptación de la novela de Vargas Llosa que dirige Carlos Saura. Con ella abre el Festival de Teatro de Málaga el 8 de enero.

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–Empezar el año trabajando siempre es buena señal.

–Desde luego que sí. Siempre lo ha sido, pero ahora ¡imagínate!

–Además, será la inauguración del Festival de Teatro de Málaga, que sigue adelante pese a todo. Llama la atención cómo la cultura se reinventa una y otra vez con tal de no cancelar.

–Sin duda. Y el público está respondiendo. Quienes acuden a las salas en estos momentos son los espectadores más aficionados al teatro. Se siente que es un público dispuesto a apoyar la cultura y el teatro hasta sus últimas consecuencias. Las funciones ahora tienen otro carácter, el público sabe que es cosa de todos y eso produce un espacio de trabajo verdaderamente emocionante.

–Van al teatro como un acto de resistencia.

–Algo tiene de resistencia y de significación, de defender que la cultura es segura y necesaria.

–¿Cree que ese mensaje de la cultura segura, del contagio 0 en el sector, ha calado?

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–Desde lo que podemos hacer nosotros, sí. El índice de contagio de las compañías que están girando por todo el territorio es mínimo. Cómo no va a ser seguro si sabemos que en esa seguridad está nuestra supervivencia. Cuando yo llego al teatro por la tarde veo cómo se producen los protocolos de desinfección, renovación de aire, la utilización de gel, la toma de temperatura... La sensación que yo tengo es de que estoy mucho más seguro en el teatro que en la calle.

En detalle

  • La obra 'La fiesta del chivo', de Mario Vargas Llosa. Adaptación: Natalio Grueso.

  • Director Carlos Saura.

  • Elenco Juan Echanove, Lucía Quintana, Eduardo Velasco, Gabriel Garbisu, Eugenio Villota y David Pinilla.

  • Lugar Teatro Cervantes.

  • Fecha 8 de enero (19.00 horas). Regresa el 9 de mayo.

  • Entradas Entre 20 y 36 euros.

 

–¿Cómo fue el reencuentro con Trujillo tras el confinamiento?

–Cuando se empezaba a hablar de retomar la actividad nos invitaron al Singular Fest de Sevilla. Y pensábamos «caramba, una función intimista en formato rock, al aire libre, en la plaza de España, como si fuera un concierto de Pablo Alborán...» Pero nos dijeron: «Esto es lo que hay. Si queréis arrancar, lo hacemos aquí». Y fuimos a por ello. Yo había estado pensando mucho en cómo iba a ser esa primera función y el reto fue contener la emoción para hacerla bien. Porque yo, durante el confinamiento, pasé mucho miedo por la supervivencia de nuestra actividad.

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–¿Temía que no se pudiera recuperar en las mismas condiciones?

–Sí, sí. Acordándome de muchas crisis anteriores que no eran tan letales como esta y que causaron tanto daño... Nosotros somos trabajadores intermitentes y nunca hemos sido entendidos por las administraciones. Entonces, en este caso, con esta devastación provocada por la pandemia, veía el panorama muy negro. Y gracias al esfuerzo de mucha gente, de administraciones y sobre todo de productores privados que han aguantado este tirón, poco a poco están sacando toda la maquinaria del barro. Pero yo creía que no salía.

–¿Ha perdido ya el miedo?

–Totalmente no, en absoluto. Yo estoy pendiente de a ver qué va a pasar con esa supuesta tercera ola. Al estar en gira nos movemos por 17 realidades distintas, 17 realidades autonómicas. Cada bolo es una aventura.

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–El teatro ha demostrado ser un superviviente. Aunque imagino que ya está harto de ese título.

–Sí, yo no quiero ser un superviviente, quiero ser solo un ser viviente (risas). Tengo muchísimas ganas de vivir esa experiencia de que alguien me pregunte cómo va el sector y yo poder decirle: «Pues no nos podemos quejar». ¡Sueño con eso! Pero hay que ser optimistas, que el optimismo es gratis.

El personaje

–A muchos espectadores les resultará sorprendente conocer las atrocidades de Trujillo.

–Es más conocido por las generaciones que vivieron la realidad de Trujillo, porque además era un aliado del régimen de Franco. Pero ahora el referente más claro del personaje es 'La fiesta del chivo' de Vargas Llosa, porque fue una novela de muchísimo impacto. Cuando la leí no podía dar crédito de que ese libro estuviera basado en hecho reales. Es una barbaridad. Yo creo que ahora la gente, más que la coordenada histórica o la identificación con Trujillo, se plantea cómo se podía tolerar tanto mal y tanta humillación, hasta qué punto puede llegar un ser humano a perder la dignidad.

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–Sirve de aviso de lo que puede pasar si se mira hacia otro lado.

–Exactamente eso. Momentos tan críticos como los que vivimos son los que nos acercan a las situaciones más extremas. Y no conviene olvidar que detrás del populismo lo único que hay es terror, dictadura y abuso de poder.

–Pidió un elenco más talentoso que famoso. Eso es muy difícil que lo compre un empresario...

–Afortunadamente tenemos unos productores que en todo momento entendieron ese discurso. Nosotros tenemos la palabra y los personajes, el montaje son los actores. Teníamos que asegurarnos de que esto fuera un sexteto que sonara de maravilla, con personas que tenemos el control de la manera de trabajar en el teatro, que vayamos directamente a la partitura para interpretarla con virtuosismo. Entre la solidez y lo efímero que pueda ser el trabajo de alguien que no tiene tanta destreza en las tablas del teatro, yo soy partidiario de acudir a la experiencia profesional.

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–Y la apuesta no ha salido mal. ¿La fama está sobrevalorada?

–Es que no todo el mundo sale por la televisión, ni es conocido por la televisión. Ese no puede ser un parámetro que nos guíe. El teatro es la disciplina en la que no se le pregunta a nadie 'tanto vendes, tanto vales', la apuesta tiene que ser la del virtuosismo a la hora de crear los personajes. Y cuando te mueves en eso, te encuentras a los mejores actores de este país.

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