José María Luna: «Utilizamos las marcas del Pompidou y del Museo de San Petersburgo, pero no somos franquicias»
En el sexto aniversario de ambas filiales en Málaga, su director reivindica el trabajo de estos centros con el tejido cultural local
Hace seis años y medio, apenas unos días después de la presentación en París del Centre Pompidou Málaga, en la gran mesa de reuniones que ... hay en su despacho había menos papeles, siempre ordenados, y un libro destacaba entre los demás: 'Oráculo manual y arte de prudencia', de Baltasar Gracián. Un pequeño volumen de solapas oscuras que José María Luna tiene ahora todavía más cerca, en su propio escritorio. Y de ese arte de prudencia echa mano el director de la agencia municipal que gestiona la Casa Natal de Picasso, el Centre Pompidou Málaga, la Colección del Museo Ruso cuando toca hacer balance de los seis años de actividad que ambas filiales cumplen estos días. Una serenidad, eso sí, que no impide a Luna reivindicar con pasión el trabajo de estos centros en favor del tejido cultural local.
–Seis años ya del Centre Pompidou Málaga y del Museo Ruso. ¿Es positivo el balance?
–Es un balance muy positivo. No sólo es natural que yo diga que es positivo, sino que me parece que se corresponde con la realidad. Desgraciadamente, este paréntesis ha venido a ensombrecer este último año. Pero también nos ha dado otras luces, porque hemos explorado otros caminos, otras situaciones, y al igual que otros museos en el mundo, creo que hemos, de una manera muy intuitiva, muy natural, aceptado la situación y trabajado en solucionarlo. La vía virtual, ha venido para quedarse. Las sinergias con otros museos y otras instituciones culturales de la ciudad también han venido para quedarse. Y a partir de ahí, a recuperar el contacto con el público. Fuimos prácticamente los primeros museos en España en abrir. Lo hicimos de la mano con los amigos de Museo Picasso y del Museo Carmen Thyssen y creemos que es una prueba de la solidez de la propuesta cultural de Málaga, que la ciudad haya seguido apostando por mantener sus museos abiertos, más allá de si vienen o no vienen turistas, que vendrán. Creo que el turismo nos dota de masa crítica para hacer el trabajo que hacemos en relación con la ciudad. Siempre se ha puesto mucho el foco en los turistas que visitan los museos, pero se pone poco el foco en cómo actividad tras actividad, taller tras taller, evento sobre evento, cualquier propuesta que se propone en los museos malagueños está cubierta y prácticamente completa con ciudadanos residentes en Málaga.
–Imagino que lo dice ante las críticas que cuestionan el papel de las filiales en el tejido cultural local. A eso se unen las voces que vaticinan una peor salida de la crisis actual para los museos que más dependen del turismo.
–¿Hay algún museo en el mundo que no dependa de los turistas? Evidentemente, los museos de Málaga, no sólo el Pompidou y el Ruso, han sufrido en su cuenta de resultados la bajada de visitantes. Muy pocos no dependen del turismo y eso no tiene que ser por definición malo. Todo lo contrario. Favorece el flujo de personas y el intercambio de experiencias y conocimiento y el intercambio sociocultural. Los turistas nos ayudan a tener masa crítica. Ahora no están, pero el Ayuntamiento ha decidido, creo que con buen criterio, mantener su oferta cultural hasta que pase esto, porque es un paréntesis.
–¿Y cuánto pueden aguantar los museos este paréntesis?
–No me lo pregunte a mí, eso se lo tiene que preguntar al Ayuntamiento. Si el Ayuntamiento me preguntara cuánto debe aguantar, pues creo que 'A todo lo que dé', como diría el castizo.
–¿Van a necesitar una mayor aportación municipal para superar este trance?
–En el presupuesto de 2020 y 2021, no. Estamos trabajando con las mismas aportaciones municipales y nos adaptaremos. Se ha dicho muchas veces que es mucho lo que el Ayuntamiento de Málaga gasta en museos. Lo primero, no gasta; creo que es una inversión. Lo segundo, me sigue pareciendo poco. El Ayuntamiento de Málaga destina unos 15 millones de euros, en números redondos, a los museos y hay museos como el Guggenheim de Bilbao que tiene por sí solo 33 millones de euros el año pasado.
–Demos la vuelta entonces. ¿Tienen el Pompidou y el Museo Ruso las mismas armas financieras y administrativas para competir con otros museos auspiciados por grandes marcas culturales?
–Con las armas que tenemos, creo que hemos conseguido unos resultados absolutamente extraordinarios.
–¿Necesitaría más armas?
–Todo lo que sea mejorar nuestra estructura de funcionamiento redundará en beneficio de la ciudad. El esfuerzo que el equipo de la agencia está haciendo es ímprobo y un esfuerzo ilusionado que quiero agradecer desde aquí.
–Pero la agencia tiene para tres museos un presupuesto, en proporción, menor al de otros museos a cargo de las cuentas municipales.
–Bueno, como me ha preguntado antes, cualquier mejora será bienvenida, pero tengo lo que tengo y nosotros intentamos exprimir y sacar el máximo rendimiento a los medios que tenemos, con toda ilusión y con toda honestidad.
–Pues abunda la crítica a la inversión destinada al Pompidou y al Museo Ruso en lugar de al tejido cultural local. ¿Cree que es injusta?
–No me parece injusta, me parece incierta. Los números están ahí. Nosotros tenemos un acuerdo con nuestros socios de París y San Petersburgo y gracias a ello hemos podido traer unas colecciones extraordinarias. Trabajamos extraordinariamente con el tejido cultural local; no ahora, desde el primer día. Ahí están nuestros talleres, nuestras actividades, nuestras 'performances', los artistas que han sido invitados a participar de una forma u otra... Estamos trabajando con el tejido cultural local. El acuerdo con nuestros socios internacionales es la herramienta, la palanca que nos permite conectarnos con el tejido cultural local. Esto es así, es así... Y ahí están las cifras. Cuando se pone el foco sobre las visitas no se pone el foco en cómo la gente participa en todas las propuestas que hacemos. Con el público local hemos trabajado desde el primer día, desde el primer día. Es injusto que se haga ese enfrentamiento, esa dialéctica entre lo local y lo internacional. Al contrario, todo lo que sea poder hacer que Málaga se vea afuera y que lo de fuera se vea en Málaga me sigue pareciendo muy enriquecedor.
–¿Y le sigue molestando lo de 'museo franquicia'?
–(Ríe) ¡También! (Ríe de nuevo) Es que no es verdad. Utilizamos las marcas, pero tenemos una autonomía que una franquicia no tiene. Ninguno de los centros Pompidou que hay fuera de París son una franquicia, son otra cosa.
–¿Qué otra cosa?
–Pues son centros con su propia autonomía, como digo, para desarrollar su actividad, con su propia identidad corporativa, con su propia estructura de personal. Las exposiciones que se traen a Málaga no son las mismas exposiciones que se pueden ver en el Centro Pompidou Metz o en Shangái. Se adaptan, se seleccionan también en función de la especificidad de Málaga, de las capacidades, de los medios. Hay una interlocución entre dos partes, un entendimiento leal y positivo y enriquecedor para las dos partes.
Más allá de 2025
–¿Le gustaría tener mayor grado de autonomía respecto a París y San Petersburgo?
–Me parece que estamos teniendo una capacidad de interrelación bastante positiva y fluida.
-Y en esa fluidez, ¿hacen planes para el Pompidou más allá de 2025, cuando termina el actual convenio con el museo galo?
–Sí, evidentemente, tenemos la obligación de hacerlos. Como diría aquél, ahora no toca, pero eso no quiere decir que no estemos ya trabajando para cuando toque. Y los números son positivos. Nuestra intención es renovar y mantener este proyecto, estas sinergias con París y con San Petersburgo, el máximo tiempo posible. Incluso más allá de 2025.
–¿También con París?
–Confiamos en que sí. Yo soy el director de la agencia y no depende de mí. Pero las indicaciones que tengo son las de seguir el máximo tiempo posible.
–Casi siempre se pone el foco en el Pompidou. ¿Considera que ha ensombrecido al Museo Ruso?
–Bueno. La marca Pompidou es muy potente y el 'marketing' del Museo Ruso es más complejo. Pero los artistas que hemos traído al Museo Ruso no necesitan presentación. El Museo Ruso tiene la dificultad de que está fuera, digamos, del centro, y esto es más difícil para algún tipo de público. Pero poco a poco el público va reconociendo la calidad del trabajo que se está haciendo allí. El Museo Ruso es muy apreciado por los malagueños, pero también muy apreciado desde fuera.

«La Casa Natal ha salido ganando con el Pompidou y el Museo Ruso»
–En medio del sexto cumpleaños del Pompidou, hoy mismo, y del Museo Ruso sigue la Casa Natal de Picasso, que ha dado cobijo administrativo a la llegada de las dos filiales. ¿Ha salido perdiendo con la integración en la agencia en medio de estos dos 'gigantes'?
–Todo lo contrario, ha salido ganando, porque se ha dotado con más medios, más estructura y más equipo. Podemos hacer cosas que antes no podíamos pensar hacer con nuestro presupuesto. A lo mejor ha salido perdiendo, porque la gente ha desviado su mirada hacia otras cosas, digamos, más vistosas. Pero la Casa Natal tiene muchos más medios ahora y mucha más capacidad de actuar y de acometer proyectos que antes, porque se aprovecha de la de la estructura de la agencia.
–Y hablando de la estructura, ¿necesita la agencia una estructura más estable desde el punto de vista presupuestario, pero también, por ejemplo, de los recursos humanos?
-Sí, eso es algo que tiene que ir desarrollándose. No olvidemos que estos centros nacieron en un momento determinado en el año 2014 y se tienen que adaptar a un marco legal muy determinado y eso nos limita mucho. Somos una institución pública al cien por cien y eso tiene unas connotaciones de limitación de movimientos que a veces chocan con la necesidad de flexibilidad que tiene la acción cultural, pero es el escenario que hay. Otras instituciones nacieron en Málaga en otro momento histórico y pudieron constituirse con otro tipo de marco legal, pero en el escenario en el que se creó la agencia no había otra posibilidad. Y me temo que en las circunstancias actuales ese escenario va a alargarse durante un tiempo.
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