El homenaje al maestro del cine que se instala en el Museo Ruso por el Festival de Málaga

El interés de Jorge Fin por Tarkovski surge de su previo gusto por las nubes, uno de los elementos sobre el que gira su trabajo creativo. A raíz de esto, contactaron con él desde la escuela de cineastas Elías Querejeta Zine Eskola, creada por el Festival de San Sebastián y la Universidad del País Vasco, para que impartiera una asignatura en el máster de cinematografía: la dramaturgia de las nubes. Un término que acuñó Tarkovski, del que el director de este centro, Carlos Mugiro, es gran conocedor. «Es el que me introduce en su mundo. Mugiro es uno de los mayores expertos sobre el director ruso en España», explica Jorge Fin en la inauguración de su intervención.

Cuando al pintor madrileño le llega la propuesta de hacer una intervención en el Ruso, se le inundan los pensamientos de referencias creadas por Tarkovski, al que considera «un poeta de las imágenes». Entre todas ellas, Jorge Fin decide centrarse en la ópera prima del director ruso: 'La infancia de Iván', que tiene una curiosa anécdota detrás. «Fue una obra organizada por las autoridades cineastas rusas con un director consagrado, pero cuando lleva la mitad de la película hecha ven que lo que hay no les gusta», comienza contando el pintor. «Entonces quieren a alguien nuevo, Tarkovski acaba de terminar sus estudios de cine, sólo ha hecho un pequeño corto documental, y le encargan que se haga cargo de esta película. Con la mitad del presupuesto ya gastado, él prescinde del todo trabajo previo y se empeña en contar la misma historia, pero de otra manera distinta», explica el artista.

'La infancia de Iván' cuenta la dura historia de un niño que se queda huérfano en la Segunda Guerra Mundial y es acogido por un regimiento de soldados, que lo usan como espía para que cruce las líneas enemigas y pueda darles información acerca de los puestos de los enemigos. La película muestra el contraste entre la dureza de la guerra y de un niño que ha perdido sus referencias y sus recuerdos de su etapa feliz. «Tarkovski decide acabar la película con esta escena final que yo reproduzco, que es el niño jugando en la playa con sus amigos», asegura Jorge Fin. Además, el autor madrileño se sale de su estilo habitual para adaptarse al blanco y negro de esta película: «Es un sistema de trabajo que te permite tratar los distintos tonos de grises y los contrastes de una manera muy interesante».

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Esta obra de Jorge Fin encaja a la perfección con la esencia del MaF, que sirve para que todas las artes creativas dialoguen con el mundo de lo audiovisual durante tres semanas, con la intención de que transcurrido ese tiempo aparezca el Festival de Cine de Málaga «como algo deseado», tal y como explica el director de dicho festival, Juan Antonio Vigar. Respecto a lugar donde se exhiben las obras, Vigar asegura que buscan sitios en los que el paseante «dialogue con el arte que se encuentra» y no lugares «destinados principalmente a la muestra de obras artísticas».

Esta actividad, que se encaja en el marco del MaF, permanecerá durante un año en la pared frontal a la escalera de acceso a la exposición de la Colección del Museo Ruso. Esta es la sexta edición en la que se lleva a cabo una intervención de este tipo, como ha recordado el director de la Agencia Pública para la gestión de la Casa Natal de Pablo Picasso y otros equipamiento museísticos y culturales, José María Luna. Además, en el Centre Pompidou Málaga hay otra intervención, en este caso de Javier de Juan, quien, al igual que Jorge Fin, muestra el carácter y fortaleza de la importancia de la creación contemporánea.