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No le hacía falta viajar al lugar exacto, sólo una pequeña llamada de atención de aquel cuadro de John Constable en la bahía de Weymouth, ... ciudad del Sur de Inglaterra. Y Javier Roz se lo llevó a su terreno, viajó a través de Google Earth y encontró su inspiración justo desde aquel punto en el que Constable pintó su cuadro. «Como la tecnología nos permite ir a todos lados... Encontré el sitio exacto desde donde él lo hizo y comencé a explorar todas las imágenes y lugares de esta zona de Weymouth», detalla el artista a SUR mientras enseña un pequeño mapa donde marca las zonas donde ha viajado virtualmente. De ese periplo a través de la tecnología nació la exposición que ocupa Taller Gravura desde noviembre y a la que le quedan apenas unos días de vida en esta galería malagueña (hasta el 8 de enero). Pero nadie puede decir lo contrario: 'Weymouth' ha sido todo un éxito. Se estrenó una semana antes del Gallery Weekend y, desde entonces, no ha parado de vender y de recibir visitas guiadas de la mano del artista.
Cuando Javier Roz viajó virtualmente a esta ciudad inglesa, quiso desglosar sus lugares a través de las capas. Y de la historia que se esconde en ellas. «Exploté las capas del paisaje de Weymouth y eso me llevó a 1916, que fue cuando Constable lo pintó y cuando pasó el llamado 'año sin verano'; además de esa noche en la que surgió la historia de Lord Byron y Mary Shelley con Frankenstein. También me llamó la atención que los artistas encontraron la inspiración en las puestas de sol que había infinitas, como el amarillo de Turner... Me resultó muy interesante cómo ante esa situación climática en la que la gente la sufrió de una forma, los artistas respondieron de otra», profundiza Javier Roz.
Y él también respondió a su manera: desnudó los paisajes y los llevó a su terreno para hacer unas pinturas que, en algunos casos, viajan a lo inquietante. Una idea que es la que él mismo quiere conseguir dejando en incógnita cualquier detalle de sus obras. Utiliza pintura, fotografía y dibujo en algunas de ellas formando un tríptico que desarrolla el significado propio que el artista le ha dado a Weymouth. «Los personajes desconectados con el entorno que aparecen como en una especie de negativo fotográfico son como recuerdos de cosas que han pasado ahí pero que están en el limbo», concreta el artista.
Juega con las capas del lugar, los personajes y, por supuesto, el color y las texturas que le permiten dar su toque más personal. «Me gusta hacer el contraste del cielo y la tierra al contrario; si dejo el cielo oscuro y la tierra clara, me permito dibujar y destacar algunos elementos y sus texturas como, por ejemplo, las nubes», señala Roz. Entre estos detalles y todos los que el espectador quiera interpretar, el artista vuelve una vez más a ese lugar que ya es su casa, Gravura, donde expuso su primera individual en 2001 y donde siempre le quedarán propuestas por cumplir. «Queda pendiente hacer una de grabado», concluye Javier Roz.
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