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En el último año ha cumplido un «sueño» tras otro. «Cada semana pasa una cosa más loca que la anterior». Situaciones inimaginables como convertirse en el escritor más leído del confinamiento, fichar por Netflix o ver su cara en la pantalla gigante de Times Square. ... Pero todo lo ha vivido sentado en su escritorio, frente a la pantalla del ordenador y a través de una llamada de teléfono. «Desde mi mundo», apostilla Javier Castillo. Le hacía «ilusión» volver a verse las caras con los lectores y este jueves, por fin, lo hizo. El autor malagueño de más éxito del momento eligió el Aula de Cultura de SUR, que se celebró en la Fábrica de Cervezas Victoria, para su primer acto presencial desde meses antes del inicio de la pandemia. Habló de sus libros y sus triunfos, pero también de sus miedos y sus inicios. Y aportó una de las claves de todo lo bueno que le pasa: «Escribo cada novela como si fuera la última».
En una charla cercana e informal con el periodista de SUR Francisco Griñán, Castillo hizo una confesión. Aunque el público le haya descubierto con 'El día que se perdió la cordura', lo primero que escribió se tituló 'Cuatro negritos' y no tenía más de 12 años. Tal fue el impacto que le causó 'Diez negritos' de Agatha Christie. A partir de entonces, invertiría su paga semanal de mil pesetas en un chicle y un nuevo libro de la reina del misterio, que después él convertiría en relato corto. Aquello fue su refugio en unos años «duros» de su adolescencia, y el despertar de una afición que hoy hace que su nombre se escuche en todo el mundo.
Javier Castillo es un gran lector de novelas, pero también de periódicos. El escritor hizo una defensa de la prensa local de calidad, que narra «hechos cercanos y nada politizados» en contraposición al «desapego» que muchos lectores sienten con la prensa nacional. «Como lector estoy suscrito a SUR y de periódicos nacionales, a ninguno», confesó.
Castillo quería abordar en su novela esa «decadencia» de un tipo de periodismo que no busca la verdad sino el sensacionalismo. «Como lectores y ciudadanos hemos perdido las referencias de la verdad. No nos fiamos de los periódicos que leemos. Para informarme yo siempre uso cinco periódicos», aseguró. En cambio, ahora «la gente lee más prensa local que nunca porque no le pueden mentir sobre cómo es su barrio».
No fue el único asunto en el que se «mojó». El escritor se mostró muy crítico con el modo de enseñar literatura en las escuelas, orientado más a un «análisis científico lleno de reglas» –sobre la gramática y la sintaxis– que a fomentar el amor por los libros. «Se lee poco porque han convertido la literatura en algo que es un dolor. A mí me gusta la cerveza, no me gusta saber la fórmula de la cerveza», ejemplificó. Lamentó que este sistema hace que se «pierda la belleza» de las letras. «Si al niño solo le hablas de libros en lugar de reglas, amaría más la lectura». Quizás por eso la asignatura de literatura nunca fue su fuerte en el colegio, él despuntaba en matemáticas y decidió estudiar Finanzas. Ahora sus libros están en más de un millón de hogares.
De hecho, dentro de unos días, 'El juego del alma', su última novela, se publicará en Estados Unidos y lo hará en español, dirigida a la amplísima comunidad de hispanohablantes como puerta de entrada a la versión en inglés. Y sus historias no tardarán en llegar a 190 países a través de Netflix y la adaptación de 'La chica de la nieve'. Se desconocen el reparto, las localizaciones y si será serie o filme. «No comment», decía mientras sonreía tras la mascarilla para no vulnerar el «megacontrato» de confidencialidad firmado con la plataforma. Solo dejó caer una idea: «El equipo que se ha formado es increíble, son los mejores. Se nota que no hay límite de presupuesto cuando se habla de Netflix. Vais a alucinar«, avanzó en el Aula de SUR, que cuenta con el apoyo del centro cultural La Malagueta y Cervezas Victoria. Se implicará en el proceso y su opinión será tenida en cuenta, nadie como él conoce «la psicología de cada renglón».
Pero pese a todo lo que le ha venido (y le espera), Javier Castillo no tiene agente literario. «No me hace falta». Tras no recibir respuesta de cuatro editoriales con su primer libro y subir su trabajo a Amazon, donde explotó todo, él es quien dirige su propia carrera tratando directamente con su editorial Penguin Random House. La considera parte del equipo, ni siquiera exige un anticipo antes de cada publicación como es habitual en el sector. «Vamos todos en el mismo barco».
Desde aquel inesperado 'boom' de 'El día que se perdió la cordura', «lo único que ha cambiado en mi manera de ser y en todo lo demás es el escritorio». La ilusión por escribir, garantizó, sigue intacta.
Javier Castillo admitió estar «abrumado» con esta enorme exposición, pero fue claro al manifestar que sus miedos «no son literarios». No le asusta no vender. Es más, aseguró que seguiría escribiendo aunque no le publicasen. «Mi miedo es que le pase algo a mi familia». Habló de sus preocupaciones tras repasar las de sus personajes. Porque para Castillo es el «dolor» y no la ambición el punto de partida para construirlos. Miren (la protagonista de sus dos últimas novelas) sufrió una agresión sexual cuando estudiaba, Jim ya no está con su familia y el policía Ben ha dejado de buscar al hijo que desapareció hace 30 años. Juntos, con el daño que cada uno arrastra, intentarán saber qué paso con Gina Pebbles en 'El juego del alma'.
Se rebela contra la etiqueta de 'el Stephen King español', pero no cabe duda de que Castillo es un maestro del 'thriller'. Un género que, para él, consiste en «contar verdades mintiendo a un ritmo muy acelerado»: partir de una realidad conocida para construir una historia que nunca ha ocurrido con preguntas constantes al lector. Eso hace que se devoren las páginas con rapidez: «Somos curiosos». Un ritmo que él reproduce en su escritura. Ya lo tiene todo preparado para empezar este mes su sexto libro y cumplir así con su plan: llegar a cada Sant Jordi con una novela nueva.
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