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Javier Calleja conoció hace años al galerista Bill Brady. La conexión entre ambos fue casi inmediata y, desde entonces, cada vez que sus caminos se cruzaban, surgía un anhelo compartido: trabajar juntos. Y en cada ocasión, el asunto se cerraba con una puerta abierta, con la sensación de que aquello sucedería tarde o temprano. De ahí el título, en inglés ('Sooner or later'), de la exposición que ayer estrenaba Calleja en la sala de Miami, que supone, además, su proyecto más ambicioso en Estados Unidos.
Con 'Sooner or later', Calleja (Málaga, 1971) afianza su puente al otro lado del charco, donde protagonizó su primera individual allá por 2015 y donde cuenta con una fiel legión de coleccionistas. De hecho, la exposición en Miami lleva meses vendida, lo que incide en el papel de Calleja como uno de los artistas contemporáneos españoles de mayor proyección en la escena internacional.
Para su anhelada exposición en la galería de Bill Brady el artista malagueño reúne un conjunto de siete lienzos, ocho dibujos y una escultura, todos ellos realizados durante los últimos meses y marcados por la experiencia del confinamiento que provocó la expansión del coronarivus. De hecho, la exposición que ahora abre sus puertas en Miami estaba programada para el mes de mayo, pero el virus obligó a cambiar de planes.
Y quizá no sea lo único que ha modificado el Covid-19 en la obra de Calleja. «La pandemia me obligó a ralentizar mi ritmo de trabajo y cuando lo retomé sentí que había ligeras variaciones. Cuando ves los personajes de hace unos años y los de ahora aprecias que se han producido pequeños cambios«, avanza Calleja. Y los que ahora presenta en Bill Brady, con la colaboración de la galería japonesa Nanzuka, ofrecen un contorno de ojos un poco más enrojecido, como si la llantera imaginaria que acaban de abandonar hubiera sido un poco más intensa que en el pasado.
Una incertidumbre que ha rodeado la creación de estos personajes y que se acentúa en los mensajes que lanzan desde sus camisetas, otro elemento clave en la obra de Calleja. Así llegan textos como 'Now what?' (¿Y ahora qué?), 'It won't be easy or clean' (No va a ser fácil ni limpio) o el 'Sooner or later' (Tarde o temprano) que bautiza la exposición que tiene uno de sus principales reclamos en la gran escultura en aluminio con cinco cabezas de los personajes de Calleja.
«Es un camino en el que me interesa mucho seguir investigando», esboza el artista, cuya agenda internacional deja un frenético tramo final de año. El día 8 presentará un proyecto en el K11 Musea de Hong Hong, del 12 al 15 de noviembre participará en la feria Art.21 de Shangái, cuatro días después de esa clausura estrenará una instalación en el espacio 2G Parco de Tokio de la mano de Nankuza y en el horizonte aguardan varias colaboraciones con firmas internacionales de moda.
Y sobre estar justo ahí, de moda, en la cresta de la ola del arte actual, reflexiona Calleja: «Soy consciente de que esta situación puede ser temporal. Tampoco lo sé ni pienso mucho en ello. Lo mío es levantarme bien temprano todos los días, irme al estudio y ponerme a trabajar«. Y así construir una obra, tender puentes al otro lado del mundo.
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