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Iris Zavala firma algunos estudios esenciales sobre la historia de la literatura hispánica y el feminismo. SUR
Iris Zavala, adiós a la sabia heterodoxa

Iris Zavala, adiós a la sabia heterodoxa

Fallece a los 84 años la intelectual, poeta y feminista puertorriqueña, doctora honoris causa por la Universidad de Málaga, a la que legó su biblioteca

Miércoles, 15 de abril 2020, 00:21

«De haber nacido hombre, incluso de haber nacido en España, hubiera sido considerada como una de las grandes voces en la renovación del estudio de la literatura, del feminismo, de la poesía, incluso. Pero ella era latinoamericana y mujer». El eco de la frase resuena unos segundos al otro lado del teléfono, donde la catedrática de la Universidad de Málaga (UMA) y magistrada del Tribunal Constitucional, María Luisa Balaguer, desgrana la vida y la obra de esa mujer dueña de «un cuerpo menudo que parecía arañado por los años, pero ante el que destacaba con altivez su carácter». Lo escribe la propia Balaguer en las páginas finales de 'Que nadie muera sin amar el mar' (Huso), la palpitante biografía con la que quiso reivindicar el legado de Iris Zavala, fallecida hace unos días en Madrid a los 84 años.

Hispanista, poeta, teórica y practicante del feminismo liberalizador y autora de algunos estudios fundamentales para comprender la literatura española, Zavala (Puerto Rico, 1936) estrecha sus lazos con Málaga a través de su vínculo con la UMA, de la que fue nombrada doctora honoris causa 2002 y a la que legó su imponente fondo bibliográfico que puede consultarse en la Facultad de Filosofía y Letras.

La vidas de Zavala y Balaguer se cruzaron, justo, en unos Cursos de Verano de la institución académica. La hispanista ya estaba débil de salud y su conferencia final la leyó una colaboradora. A Balaguer le impresionó tanto, que pidió una copia de la ponencia para poder conservarla. «El tiempo fue mandando –recuerda la magistrada– y años más tarde, cuando estaba preparando un libro sobre la mujer y la Segunda República, recordé el asunto del exilio y aquella conferencia y me dije 'Tengo que escribir la biografía de esta mujer'».

«Pensé que tenía que rescatar esa figura y darla a conocer –sigue Balaguer–, porque para las mujeres y los hombres feministas es importante señalar el hecho de que una mujer haya sido muchísimo menos conocida y reconocida que muchos hispanistas y catedráticos que no tienen ni la cuarta parte de la obra de esta mujer». Una obra con medio centenar de títulos que encuentra algunos de sus puntales en los tres tomos de la 'Historia social de la literatura española' firmado junto a Carlos Blanco Aguinaga y Julio Rodríguez Puértolas y en su 'Breve historia feminista de la literatura española', por citar los ejemplos más palpables.

Porque la obra de Zavala surge diversa como sus propias inquietudes. Y así, a la hora de buscar unos puntos cardinales donde situar sus aportaciones, Balaguer se decanta por cuatro flancos: el estudio de la literatura hispánica, el afán liberador de los pueblos oprimidos a lo largo de la Historia, la reivindicación del origen caribeño del modernismo a través de la figura de Rubén Darío y su feminismo «heterodoxo».

Pasión literaria

A Zavala le vino la pasión por la literatura española tras los lazos que estrechó en su isla natal con autores exiliados como Pedro Salinas y Francisco Ayala. A España arribó sin recursos económicos, pero plena de coraje. Vivió en la casa de la familia Unamuno –fue una de las mayores especialistas en la obra teatral del escritor– y desde allí desplegó una actividad académica que le llevó a la Cátedra de Literatura Hispánica en la Universidad de Utrecht, la Cátedra de Estudios Latinoamericanos de la Unesco en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona y la Cátedra Ramón Llull de la Universidad de las Islas Baleares, entre otros destinos.

Junto a su vertiente académica, Balaguer pone el acento en dos facetas de la obra y el pensamiento de Zavala: sus poemas y su reflexión feminista. «Combate mucho el feminismo de Estado, porque para ella el feminismo es un movimiento liberalizador ligado al futuro de los pueblos. El feminismo hace que una mujer tenga que liberarse y para ella esa liberación no es diferente de la que tienen que emprender, por ejemplo, los pueblos del Caribe. Se trata de un feminismo muy impugnador del feminismo oficial», sostiene la magistrada.

Y ese afán contestatario, poco complaciente, también se cobró su precio a la hora de valorar su trabajo. «Quiero que su obra se difunda y se lea –escribe Balaguer en 'Que nadie muera sin amar el mar'–, que se adivine en ella la gran fuerza que sale de esas letras, que, como la poesía sobre el barro y el mar, se impongan a una realidad de hoy tan banal y que tantas palabras extravía. Que luzca su valentía por cada paso con que se mudaba de una geografía a otra, buscando siempre la sabiduría de los maestros, algunos de los que seguramente aprendieron de ella. Más les valdría, porque lo que Iris puede traer a nuestra vida, siguiendo su huella liberada, su luminosidad y su audacia, superan en mucho lo que viene en los libros».

«Pero nadie valora la heterodoxia –cierra Balaguer–. La impertinencia. Y la mirada inquisitiva desde el margen. Nadie puede creer que esta concepción de la vida sea impune». Bien lo supo Iris Zavala.

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