La Invisible no se rinde y recurrirá la sentencia por «errores y omisiones»

Esta situación abre dos posibles escenarios. Si el juez da vía libre al Ayuntamiento para el desalojo forzoso (algo muy probable toda vez que la sentencia del juzgado de lo contencioso-administrativo número 4 de Málaga le da la razón en sus planteamientos), el Consistorio desocupará el edificio e iniciará «el proyecto de rehabilitación y seguridad, que es lo que motiva esta acción», en palabras de De la Torre. Después, abrirá un concurso público para llenarlo de contenido «abierto a más entidades», pero este punto -dijo- es un tema que aún debe estudiarse. Pero cabe también la posibilidad de que el juez vuelva a suspender la orden de desalojo (y sería la tercera vez en esta última etapa) por una cuestión garantista a la espera de que el TSJA responda al recurso de apelación. En este caso, no obstante, el procedimiento no se debería alargar más de un año.

De una u otra forma, se trata del último paso judicial que ambas partes pueden dar en un conflicto enmarañado y enquistado tras años (17) de constantes acercamientos y desencuentros. Bajo una enorme pancarta en la que se leía «Somos indesalojables», representantes de la Fundación de los Comunes, la entidad que gestiona el proyecto, hicieron memoria de todo ese tiempo para detallar los vacíos de la sentencia que les hacen «albergar esperanza» en un fallo favorable del TSJA.

Según explicó Amanda Romero, del equipo jurídico, «se omiten pruebas», por ejemplo, en la acusación de que la Casa organizaba eventos «sin las preceptivas licencias y/o autorizaciones». Recordó que cuando la Fundación de los Comunes hizo los trámites para su declaración como Entidad de Utilidad Pública Municipal en 2016 presentó toda una memoria de actividades que habían sido celebradas sin permiso, pero se pidió -y se aceptó- como requisito previo para la cesión del espacio. «El Ayuntamiento no puede sostener un incumplimiento cuando ha exigido que teníamos que justificar el carácter cultural». Y añadió: «Sabe que no podemos contar con licencia si no tenemos un título legítimo, y es el Ayuntamiento quien lo tiene que conceder». La pescadilla que se muerde la cola.

Alegaron que el propio Ayuntamiento utilizó el patio para celebrar actividades municipales en dos ediciones del MaF, la antesala del Festival de Málaga, en 2017 y 2018, a sabiendas de que no tenían esa autorización. «Difícilmente podrá alegar que no estaba en condiciones de seguridad cuando ellos mismos en su programación contaban con la Invisible como otro espacio más», apuntó Florencio Cabello, del equipo cultural.

Niegan incumplimientos por su parte. Mantienen que el bar tiene un uso exclusivo como barra en eventos culturales para sufragar las actividades de las asociaciones, rechazan que hayan impedido la entrada de técnicos para valorar el estado del inmueble (admiten que solo una vez se retrasó la visita tres meses porque se encontraban en pleno momento de tensión por uno de los intentos de desalojo) y lamentan que no haya sido "objeto de valoración" todos los esfuerzos realizados por la Casa para respaldar el protocolo de intenciones suscrito en 2011 entre Ayuntamiento, Junta de Andalucía, Diputación de Málaga y Museo Reina Sofía. «Es el Ayuntamiento el que no cumple su compromiso de cesión», indican.

En esta cuenta atrás, no obstante, la Invisible sigue siendo sede de diferentes asociaciones que celebran en su interior sus reuniones y talleres. Incluso recientemente se han organizado eventos en el patio para conmemorar el decimoséptimo aniversario del proyecto. «La Casa sigue viva», dijeron. Paralelamente, además, continúan cerrando alianzas en el extranjero. La Fundación Cultural Europea, una institución con 70 años de historia, ha seleccionado a la Invisible para llevar a Turín la exposición sobre la rehabilitación de la Invisible y su proyecto de arte útil, con una subvención de 25.000 euros.