Andrés Mérida, en la inauguración de su exposición en el MAD de Antequera. aNTONIO J. GUERRERO

La inquieta madurez creativa de Andrés Mérida

El pintor afincado en Málaga presenta en el MAD de Antequera una antología de sus últimos diez años de trayectoria

Viernes, 16 de octubre 2020, 01:15

Tiene Andrés Mérida la sonrisa fácil y poco trato con la solemnidad. Ni la una ni lo otro han cambiado demasiado en medio de la pandemia, así que cuesta poco advertirle la alegría debajo de la mascarilla mientras repasa las obras que jalonan sus últimos diez años de trayectoria artística y que nutren la exposición 'Del trazo al garabato', inaugurada ayer en el Museo de Arte de la Diputación (MAD) de Antequera.

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El proyecto toma el relevo de la retrospectiva que le dedicó el Museo del Patrimonio Municipal de la capital malagueña hace ya diez años y destila, desde su propio título, uno de los rasgos más evidentes de su evolución estilística reciente: el mayor protagonismo de una técnica que él mismo vincula con el garabato y que de un tiempo a esta parte marca la pauta de su propuesta.

«¿Maduro? No sé... Creo que eso llega al final del todo...», brinda Mérida entre risas. Nacido en Algeciras (Cádiz) en 1964 y afincado en Málaga desde su primera juventud, el artista se detiene un instante para hacer balance: «Creo que estoy en un momento muy bonito y de un proceso de investigación muy importante. Quizá, en ese sentido, sí pueda hablarse de madurez pictórica, aunque por otro lado es verdad que soy muy inquieto y a lo mejor después de esta etapa investigando sobre el garabato quiero buscar otra cosa«.

«Quizá mucha gente no ve la evolución, puede que por el mundo en que vivimos. Un artista no evoluciona como una temporada de ropa, que te la pones, te la quitas y ha pasado de moda. A lo mejor tarda años en madurar una idea», aborda Mérida, que reúne en el MAD de Antequera hasta el próximo 24 de enero una selección de casi 40 piezas entre dibujos, técnicas mixtas, obras digitales impresas en lienzo y proyecciones de ese trabajo digital. «Grabo el proceso creativo y monto vídeos de dos o tres minutos», detalla Mérida, muy atento a las posibilidades que las nuevas tecnologías, en general, y las redes sociales, en particular, pueden ofrecer a su trabajo.

«Pese a todo lo que está ocurriendo, no me puedo quejar, la verdad. Pensaba que iba a ser más duro. En el confinamiento le metí mucha caña a la cuestión digital. Hoy el que no está casi ahí, casi no existe. Es una labor diaria y poco a poco vas recogiendo los frutos«, sostiene.

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Del lienzo a lo digital

Algunas de esas composiciones digitales han dado el salto al lienzo y a proyecciones sobre la pared. Ahí los personajes elaborados a partir de los «garabatos» de Mérida. Y también un Cristo, una flamenca, un hombre aburrido que esconde su rostro... Mérida se mantiene fiel a su galería de protagonistas, que hunde sus raíces en el imaginario patrio.

Eso sí, el autor defiende: «Cuando hago un proyecto de este tipo, que me permite echar la vista atrás sobre el trabajo que he ido haciendo en el pasado, me doy cuenta de que tengo muchísimos temas, no sólo el flamenco o los toros«. Ahí están las escenas románticas de 'Y se quedó dormida' (2019) y 'Por amor al arte' (2020), el enigmático 'Papa negro' (2018) y la escena de 'Hermandad' (2011) en la que se intuyen las columnas sin techo de los Baños del Carmen con la fachada marítima de la capital como telón de fondo.

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«Siempre me fijo –brinda el autor– en personajes y asuntos de nuestras raíces. Eso es lo que me mueve«. Y para Andrés Mérida, el movimiento se demuestra andando; es decir, en su caso, pintando.

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