Imon Boy, el grafitero que seduce a los coleccionistas

Hasta allí han ido buena parte de la exposición 'Cute but cop' que Imon Boy acaba de estrenar en la Galería Yusto/Giner, con las 21 piezas que forman el proyecto vendidas y con lista de espera de coleccionistas que desean hacerse con una pieza del joven artista malagueño nacido en 1992 y que hasta el 16 de mayo reúne su obra reciente en la sala marbellí.

«Desde hace un tiempo la demanda es altísima y no puedo atender a todas las personas que quieren obra», ofrece Imon Boy, celoso con su identidad y con su propia imagen. Al fin y al cabo, su obra 'de exterior' sigue creciendo al margen de los cauces legales, corriendo en paralelo a su cotización al alza, en una trayectoria que recuerda a la emprendida por otros artistas malagueños como Javier Calleja y Julio Anaya, que también han pasado por Yusto/Giner y que ahora brillan en el mercado internacional.

«Tengo la agenda apretada, con proyectos y exposiciones individuales para este año y el que viene. Además de la individual en Yusto, tengo previstas para Chicago, Madrid, Suiza, Los Ángeles, Tokio y otros proyectos extra. No me quiero precipitar diciendo más cosas hasta que no llegue el momento adecuado. Por otro lado, me gustaría seguir participando en temas benéficos y ser un artista útil. Exposiciones benéficas, ayudas... Es algo que siempre tengo en cuenta«, acota Imon desde su estudio, donde desarrolla su obra 'de interior'.

«En exterior tengo menos tiempo –sigue Imon–, pero más superficie y los materiales son distintos. En el estudio tengo todo el tiempo del mundo y otros formatos. Pero la diferencia más importante entre calle y estudio es la atmósfera y el ambiente en el que estás pintando y el para qué estás pintando. Yo pinto en la calle o bien para pasármelo bien con mis amigos y disfrutar el día, o bien para que se vea en la calle lo que he pintado. En el estudio pinto con otra actitud, pensando más para qué o quién estoy pintando. Un proyecto nuevo, una exposición o simple diversión. En ambos lugares pinto para mí, lo que quiero, lo que me gusta y lo disfruto de modo diferente«.

Claro que ese disfrute, cuando pinta en la calle, se topa con la autoridad competente, encarnada aquí en la figura del agente del orden. Y es esa relación la que sirve de hilo argumental a 'Cute but cop', que podría traducirse como 'Mono, pero poli': «La policía y la forma que tenemos de verla me resulta muy curiosa. No soy amigo de la policía, pero tampoco enemigo. Lo que me atrae es tratar este tema de modo irónico, por ejemplo, un policía simpático. El factor estético también es importante. 'Policía vs Writer', siempre da juego para contar una historia. Muchos de los cuadros que pinto son historias reales, mías, de amigos o el día a día de alguien que se mueve en la calle (para pintar, en mi caso)«.

Así va cuajando una propuesta donde se mezclan las influencias del pop, los videojuegos, el anime, pero también los memes o las redes sociales. Un lenguaje que, para los responsables de Yusto/Giner «rompe totalmente con la imagen que se proyecta del mundo del grafiti, lleno testosterona, rivalidad y egos».

¿Un bicho raro en la ley de la calle? Cierra Imon Boy: «No, no me siento ningún bicho raro, porque el grafiti no es algo que me represente y tampoco trato de representarlo con lo que hago. No quiero formar parte de estereotipos, etiquetas ni nada por el estilo. Simplemente pinto y ya está«.

Ya sea en el estudio o a la intemperie de un descampado, puede que con vistas a la A7.