El Ídolo
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El argumentario en Almargen ganaría un peso considerable con la exposición del Ídolo en condiciones más adecuadasLa entrada tiene 34 comentarios en un foro de Internet con buena reputación sobre cuestiones relacionadas con la infancia, la crianza y la fertilidad. Una usuaria plantea que ha ido al pueblo de Almargen en busca de una «piedra de la fertilidad», porque, según parece, ... la pareja que la toca ve aumentada la familia, aunque los pronósticos sean poco propicios. Las respuestas confirman la versión y añaden que una reportera de 'España Directo' quedó embarazada meses después de hacer allí un reportaje. También una redactora del programa '75 minutos'. Otras usuarias aportan el horario de visitas y detalles como el precio de la entrada y así, casi sin caer en la cuenta, la navegación lleva a la página web del propio Museo de Almargen, que destaca en una sección propia el Libro de Visitas del Ídolo. Allí pueden leerse mensajes escritos a mano por hombres y mujeres que han visto cumplido su deseo de tener descendencia después de visitar la piedra milenaria que estos días se ha convertido en piedra (arqueológica) de toque entre el municipio malagueño y los promotores del Museo del Sitio en los Dólmenes de Antequera.
Como avanzaban estas páginas hace una semana, el futuro museo de los Dólmenes prevé mostrar una colección con unas 200 piezas procedentes de 26 yacimientos arqueológicos de una veintena de municipios de varias provincias. Una de las más destacadas en ese discurso es el Ídolo de Almargen y allí se han levantado contra la posibilidad de ver partir una pieza clave en la economía y la promoción del municipio. Como todo asunto interesante, también es complejo. El Ídolo de Almargen es una talla de mármol labrado, datada en la Edad del Bronce, que representa tanto la masculinidad con su forma de falo como a una mujer embarazada. A mediados de los años 90, un vecino del pueblo la encontró durante unas obras en su vivienda y entregó la pieza al Ayuntamiento. La piedra se mostró primero en la Alcaldía y desde 2009, en un museo habilitado en un antiguo depósito de agua.
El vínculo entre los vecinos de Almargen y el Ídolo hunde sus raíces en lo más profundo del imaginario colectivo local. Al fin y al cabo, la presencia de la piedra resulta crucial en la economía y la cultura del pueblo, sin olvidar su papel en la lucha contra la despoblación en municipios como Almargen, que apenas llega a los dos mil vecinos censados. Y sin restar un ápice de pertinencia a la reclamación local, plantear la permanencia del Ídolo en Almargen porque «es nuestro» representa un argumento perverso y peligroso. Se empieza con ese razonamiento y se acaba defendiendo el pin parental porque los hijos también «son nuestros». Quizá conviene recordar un asunto importante: con la ley en la mano, cualquier hallazgo arqueológico encontrado en suelo andaluz a partir de 1984 pertenece al patrimonio regional y es el gobierno autonómico quien decide su uso y destino. Esa potestad debe encontrar el equilibrio en cierta sensibilidad para apreciar qué piezas pueden suponer un aliciente básico en el presente y el futuro de algunos pueblos. Ahí encaja el Ídolo de Almargen, pero esa presencia no está avalada por ningún convenio oficial ni por la debida cobertura administrativa, sino amparada en aquello de que las costumbres se hacen leyes.
No pocos especialistas coinciden en que el Ídolo de Almargen es una obra digna del Museo Arqueológico Nacional, así que convendría revisar otra cuestión importante: la idoneidad de que una pieza como esta pueda ser manoseada por los visitantes en busca de su complicidad fertilizante, sin vitrina ni peana ni condiciones de conservación homologables a su trascendencia. Todo eso está contemplado en el proyecto museológico del futuro Museo del Sitio, que prevé un detallado expositor para el Ídolo con vitrinas aisladas del exterior, unos niveles estables de humedad relativa del 45%, la temperatura entre los 18 y los 20 grados centígrados, focos que no deben emitir calor y filtros para la radiación ultravioleta. Pero el Ídolo de Almargen lleva, sólo en su ubicación actual, más de diez años al alcance de la mano, en el sentido literal de la expresión.
El argumentario en Almargen ganaría un peso considerable con la exposición del Ídolo en condiciones más adecuadas. En el Ayuntamiento dicen que ya tienen una partida presupuestaria para acometer esa tarea, que no han emprendido en las últimas tres décadas. Y entre los planes del Museo de los Dólmenes y el alzamiento popular en Almargen, la Consejería de Cultura se enfunda el traje salomónico para anunciar que la decisión será consensuada entre unos y otros. Quizá ese no habría sido un mal comienzo, aunque dos no se entiendan si uno no quiere, por más que medie una piedra milenaria especialista en coincidencias íntimas.
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