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La propuesta está diseñada para la infancia, pero a Guda Koster -que ya ha pasado los 60- se la ve feliz colocándose los vestidos geométricos, ... jugando con las sombras de la pared y sentándose junto al 'Sleeping man' (hombre dormido). En realidad no es tan diferente a lo que ella hace en sus performance en la calle, solo que esta vez su público objetivo es otro. «Nunca se es demasiado viejo para jugar», asegura. El Centre Pompidou Málaga renueva su Espacio Joven, el refugio para los más pequeños, con una propuesta diseñada por la artista holandesa. 'It's playtime!' invita a niños desde los 14 meses a experimentar con las formas, las sombras y los textiles alrededor de siete 'hombres esculturas'. Una instalación que permanecerá en el museo hasta febrero del próximo año y en la que colabora la Fundación la Caixa.
Solo se ven piernas, tumbadas en el suelo, haciendo el pino o de pie. El resto del cuerpo está oculto debajo de algo, un enigma que despierta la curiosidad de los niños. Es parte del universo creativo de Guda Koster, que en sus acciones cubre su rostro y su cuerpo dejando solo a la vista las extremidades. Tiene un punto de misterio y también de humor. «No saben si son hombres o mujeres, si son reales o son robots. Esta mañana le subían los pantalones para ver si era una persona de verdad», cuenta entre risas Guda Koster, que unos minutos antes pudo ver cómo un grupo de escolares interactuaba con su instalación. «Y es sorprendente porque hacen muchas más cosas de las que yo habría imaginado».
Cada escultura propone un juego. En 'Upside down', la falda de unas piernas del revés crean una especie de tienda de campaña, un lugar donde refugiarse y esconderse. 'Sleeping man' anima a los más pequeños a escalar y trepar por sus piernas y la estructura de madera que le cubre. En 'Out of de box', el niño se convierte en una de esas esculturas asomando solo su cabeza o su brazo por los huecos que dejan libres una serie de cajas conectadas entre ellas a modo de túnel. No hay normas ni una ruta establecida, cada uno interactúa con los elementos a su manera.
Con 'Stickyman', los niños experimentan con las formas y las texturas con diferentes figuras de fieltro que se pegan a una superficie. En 'Noodleman', se diviertan encajando los tubos de espuma por los agujeros de la escultura, componiendo así a un hombre de mil brazos. Para el final, Guda Koster reserva su parte favorita: el corner de los disfraces, 'Dressman'. Cuenta que desde que empezó a estudiar en la escuela de arte siente debilidad por los textiles. «Es algo muy humano, suave y poderoso al mismo tiempo», explica. Ella misma firma los trajes que cuelgan de un perchero, diseños geométricos con volúmenes y movimiento para que los niños se los prueben y jueguen con ellos. Vestidos circulares, partes de arriba sin mangas y complementos de todos los colores, como los que ella luce en sus performance y en las fotos que ahora decoran las paredes del Espacio Joven. Al lado, 'Shadowman' ofrece diferentes objetos para hacer sombras sobre la pared.
Guda Koster aspira a incentivar la creatividad de los menores, no solo porque les acerca al arte sino porque les ayuda a encontrar soluciones a los problemas. Y el ingenio se puede activar de muchas maneras. Contó que ella creció en una casa sin vínculos con el arte, hija de un basurero y una ama de casa, pero un profesor le incitó a crear. «Este es un espacio para el descubrimiento, para que interactúen las familias (...), donde hay lugar para el entretenimiento, la alegría, el entusiasmo, las risas y también el misterio», relató Alizée Sabouraud, jefa de proyecto. Junto a ella en la presentación estuvieron Mariana Pineda, concejala delegada de Cultura del Ayuntamiento; Luis Lafuente, director de la agencia que gestiona los museos municipales; Juan Carlos Barroso, responsable territorial en Andalucía, Ceuta y Melilla de la Fundación la Caixa; y Antonio Caballero, director de Área de Negocio de CaixaBank en Málaga.
Se trata, como recordó Lafuente, de la decimoquinta exposición para niños que se inaugura en este espacio en los diez años de trayectoria del Pompidou Málaga, con una asistencia de 175.000 visitantes, pero es la primera pensada para menores de tan corta edad, desde los 14 meses hasta los 6-7 años (hasta ahora era a partir de 4 años).
Guda Koster admitió que se quedó «descolocada» cuando le propusieron hacer un proyecto para el pequeño espectador, nunca había trabajado para ellos. Pero decidió ser fiel a ella misma y a su estilo. «¿Por qué las piernas? No lo sé, quizás porque cuando las ves piensas que se van a mover», argumentó divertida. Como una niña.
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