El hombre que sí conoció a Michi Panero

Michi y Mendoza se conocieron en uno de estos acontecimientos en los que los padres presentan a sus hijos a sus nuevas parejas; fueron a ver 'Robocop' y a Michi le pareció que había visto la película de su vida. Poco después, «en un gesto desesperado, como si le pesaran demasiado», Michi regaló a su hijastro una docena de carpetas con todo tipo de escritos, algunos propios y otros ajenos, que Mendoza ha recopilado, seleccionado y, después de tantos años y bajo el cuidado de la editorial Bartlevy, ha decidido publicar. Ahora se presenta en Málaga la segunda edición de un volumen que compila una suerte de memorias del hijastro junto a un recopilatorio de escritos de Michi llamado 'Funerales vikingos: cuentos, artículos y textos dispersos', ejemplar imperfecto que provoca que ya tenga un libro el escritor sin obra, aunque no sabremos si es lo que a él le hubiera gustado publicar. Son, en cualquier caso, escritos de juventud, y en esas carpetas también había obra de su hermano, Leopoldo María, que creo que será el poeta más admirado de mi generación, aunque ahora nos parezca lejano. Una vez conocí a alguien que se presentó en el manicomio para sacar a pasear al poeta, un propósito que al parecer no era tan difícil de conseguir si encontrabas alguna excusa y le invitabas a cocacola y a tabaco. En ese libro nuevo de Leopoldo María, 'Los papeles de Ibiza 35', resalta un poemario inédito llamado 'No somos ni Romeo ni Julieta, ni estamos en la Italia medieval' ya que, de una manera extraña, Leopoldo admiraba mucho a Karina. Hay que tener cuidado con lo póstumo porque, cuando te mueres, pueden sacar de ti cualquier cosa. El archivo de los Panero, por si alguien quiere investigar, no está en Astorga sino en Málaga, albergado en la biblioteca de la Generación del 27, adquirido en su momento por José Ignacio Díaz Pardo.

En el acto, Chávarri comentó lo injusto que resulta que se le reconozca como «el director de 'El desencanto'» cuando ha mantenido un grado de efectividad que ya quisieran para sí muchos directores en activo. Aquella noche, además, Chávarri demostró que es un hombre culto y amable en su sentido más literal, esto es, digno de amar, y no me atreví a decirle (porque no es del todo suya) que habré visto más de diez veces 'Las bicicletas son para el verano' y que estudiamos su filmografía en un trabajo para la asignatura de cine en la Universidad. La segunda parte de 'El desencanto' tuvo momentos sublimes pero otros que tenían más que ver con la autoparodia, y ahí es donde se nota que los Panero eran conscientes su carácter espectacular, con tanta fotogenia. De los tres hermanos, Juan Luis hizo lo que pudo con su escritura, Leopoldo ascendía mientras se hundía en las oscuridades de la mente y Michi se sintió atrapado en el mito, pero sacó algo de éxito de todo aquello, a pesar de que se le viera siempre como un 'bon vivant' y, por qué no decirlo, como un inspirado borrachín de la noche para convertirse, como él mismo escribe, en una figura en el paisaje. De todos los personajes, me quedo con Felicidad Blanc, quien es muy posible que sea el verdadero personaje de esa película, la auténtica sufridora de tanta locura y quizás una escritora por descubrir (Cabaret Voltaire ha publicado 'Espejo de sombras'). Dice Mendoza que «tal vez el malditismo sea tener talento y no hacer nada con él», o algo peor, añadiría.