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Gala con Joan, en 1950. del libro 'el niño secreto de los dalí'
El hijo que los Dalí no tuvieron

El hijo que los Dalí no tuvieron

Un libro indaga en la relación entre el pintor y su esposa y Joan Figueras, tan intensa que era casi familiar

CÉSAR COCA

BILBAO.

Lunes, 16 de noviembre 2020, 00:07

Una fotografía tomada en 1950 muestra a Gala cogiendo cariñosamente a un niño. Están en la terraza de la casa de Portlligat, el muchachito tiene ocho años y ella, que ha cumplido los 55, lleva un bikini de flores muy de la época. La esposa de Dalí ya es abuela, pero no tiene el menor interés por conocer a su nieta. De hecho, tampoco se relaciona con su hija, a la que entregó a la madre de su marido por entonces, Paul Éluard, poco después de nacer. El niño se llamaba Joan Figueras, había llegado a la casa de Salvador y Gala dos años antes y enseguida se convirtió en un miembro más de la familia. El periodista e historiador José Ángel Montañés ha indagado en la vida de quien fue modelo del pintor y ejerció muchas veces del hijo que nunca tuvieron ('El niño secreto de los Dalí', Ed. Roca).

Joan era hijo de un pintor local aficionado y su primer contacto con ellos se produjo en 1948, cuando la pareja regresó de Nueva York tras una estancia de diez años. A poco de llegar a España, Dalí hizo posar al pequeño como si fuera el niño Jesús. La obra es 'La Madonna de Portlligat' y Gala es la otra protagonista. A partir de entonces, Joan se convirtió en lo más parecido a un hijo de una pareja que en público parecía mostrar una enorme animadversión hacia los niños.

Tanto es así que Gala dijo en más de una ocasión que no tenía hijos. Era falso, aunque no muchos lo sabían en el pueblo de la Costa Brava en el que pasaron gran parte de su vida. En 1918 había sido madre. Las complicaciones durante el parto hicieron que ella no pudiera volver a quedar embarazada. Eso y su alejamiento de Cécile, la niña, fue fundamental para la construcción de la imagen pública de una mujer sin instinto maternal.

Pero esa imagen, como apunta Montañés, era casi tan falsa como la de un Dalí histriónico que el pintor cultivó con esmero. En la ingente colección de fotografías de ambos que se han conservado hay muchas escenas que muestran una convencional relación de pareja. De pareja con niño. Así se explica que Gala tuviera en su vestidor varias fotos de Joan.

Vida en familia

El libro detalla la vida familiar. Ahí aparecen un Dalí de penosa ortografía, unas comidas en la terraza de la casa con los tres hablando en francés (enseñaron la lengua a Joan porque allí era lo que se hablaba), las exquisitas formas que transmitieron al niño, que manejaba los cubiertos como un lord inglés. Está también un Dalí que pinta figuras para que Joan las coloree, o que juega al fútbol con él. O una Gala que años después confesará a la mujer de Joan que de niño le había quitado muchos piojos.

Sus padres no quisieron que Dalí le pagara los estudios en Estados Unidos porque no deseaban establecer diferencias con su hermano. Pero el muchacho recibía regalos cada vez que el pintor y su esposa viajaban a América. El más extraordinario fue un robot que en la España de los cincuenta dejaría sin habla a quien lo viera. Algo parecido debió de suceder cuando en 1957 Walt Disney pasó por Portlligat para visitar a la familia. Los obsequios para el 'niño' fueron tales que debió de pensar que estaba en el interior de una película del rey de la animación.

La vinculación de Joan con el cine pudo haber sido más profunda. Dalí pensó convertirlo en el protagonista de un filme surrealista titulado 'El alma' que no llegó a rodarse. La criatura no había cumplido aún los nueve años.

Toda su adolescencia transcurrió junto a Salvador y Gala. A los 16 años comenzó a trabajar en la tienda de su padre y luego hizo la mili en la Marina. Ni siquiera entonces perdió el contacto y se conservan un puñado de cartas que enviaba desde los puertos de sus singladuras. Incluso tras su boda siguió visitando a la pareja casi cada día. Así fue hasta la muerte de Gala. Luego, Dalí se encerró en sí mismo y algunos de sus colaboradores dispusieron demasiadas barreras a su alrededor que terminaron por alejarlo de aquel a quien tanto quiso.

Joan quedó al margen de la herencia del pintor, que fue a parar íntegramente al Estado. Murió en 1999, a los 57 años.

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