Lo habitual es aplicar una capa de pintura sobre otra para ir construyendo la escena. Pero aquí sucede al revés. El lienzo, un muro de 3,50 metros de alto por 4,50 metros de ancho, se cubre por completo de un tono rojo intenso ... a partir de cientos de piezas de papel. Solo cuando está listo, Guillermo Mora empieza a 'pintar' arrancando los folios hasta dejar al descubierto la pared y componer un cuadro irrepetible. Porque aunque hiciera la misma acción de la misma manera, nunca saldría igual. El artista madrileño crea el arte de esta edición del MaF (Málaga de Festival) en la tradicional intervención efímera en el Museo Ruso y el Pompidou.
Publicidad
Todo parte de una pregunta que le ha acompañado siempre en su trabajo: «¿La pintura es más importante por lo que muestra o por lo que esconde?». Su respuesta es 'Despintando rojo' en el Ruso, la obra que este lunes completaba frente a las escaleras mecánicas que dan acceso a las salas de exposición. Mientras explica su motivación, de fondo suena un 'clack' seco y repetitivo. Son algunas de las 4.000 grapas que Guillermo y Victoria Nianiou, su asistente, colocan en la pared antes de terminar la base de la obra, formada por 500 planos de papel rojo. Es un guiño al espacio que les acoge, una reinterpretación de una pieza icónica del arte ruso, el 'Cuadrado rojo' de Malevich.
Se trata, junto con 'Cuadrado negro', de una de las creaciones más enigmática del artista ruso porque da pie a especular sobre lo que podría esconder tras sus capas. «Y esa es una de las cosas que me han interesado mucho de la historia de la pintura, toda esa idea de qué puede haber detrás. Los rayos X han demostrado que siempre hay algo más», argumenta el artista. Guillermo Mora juega con esa «historia B» que ocultan los cuadros aplicando el proceso inverso, destapando lo que hay bajo la obra y creando una nueva relación entre la superficie y el fondo. Al arrancar los folios, los 500, los restos que permanecen sujetos al muro por las grapas pintan una imagen inesperada, «totalmente barroca», una especie de «puzzle deshecho» e imposible por el que se cuela la pared. Incluso con volumen, con trozos que sobresalen o cuelgan del plano.
Y todo con herramientas muy básicas y cotidianas, disponibles en cualquier papelería: folios y grapas. «Me interesa desvincular la pintura de esos grandes materiales, de esa cosa virtuosa de 'yo lo puedo hacer y tú no'. Me gusta que sea un proceso mucho más democrático, el 'do it yourself', que cada uno se pueda hacer su propia pintura con elementos muy cercanos y cotidianos», explica. Y, además, con el valor de lo efímero, del momento: «Esto se arranca y se acabó. Existirá el tiempo que decidan y luego ya desaparecerá».
Publicidad
Hace dos años que Guillermo Mora empezó a dar forma a este tipo de piezas, primero como prototipos, después como obras de arte expuestas en la galería Alcalá 31 de Madrid. Pero esta es la de mayor dimensión, nunca antes había necesitado subirse a un andamio para cubrir toda la superficie de la obra. «Cuando terminemos de montar el papel, empieza la gracia. Vamos arrancando y se va llenando todo el suelo de papel», dice desde lo alto de la estructura. Tal y como lo cuenta, resulta casi catártico.
El resultado final nunca se conoce de antemano. Y eso es parte del atractivo de la propuesta. «Aunque desarrolle la misma idea en otro sitio, nunca conseguiré la misma imagen». La prueba estará en otro punto de Málaga. Tras arrancar los 500 papeles del Ruso, Guillermo Mora y Victoria Nianiou comenzarán todo el proceso de nuevo en el Pompidou. Allí, en un muro en la zona de acceso a la planta baja, instalarán tres piezas en formato apaisado y con una gama de color «más orgánico». «En ese caso me he abstraído de vincularlo a una cuestión histórica del museo. Es más personal, son gamas de colores que voy tomando de gente con la que me cruzo por la calle o de elementos que me llaman la atención en mi día a día», señala. Para él el color tiene un sentido más profundo de lo que pueda parecer. «Tengo un diario de estructuras de color de cosas que voy viendo. Porque el color nos define a nosotros mismos y como sociedad», detalla el artista.
Publicidad
La intervención artística se inaugurará en el Museo Ruso este viernes, 17 de febrero (19.000 horas), justo un día después de que Niño de Elche dé en el Echegaray el pistoletazo de salida a una nueva edición del MaF, la antesala al Festival de Málaga. La primera de 130 actividades culturales que con la excusa del cine llegarán a más de 50 espacios hasta el 9 de marzo.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.