Un 'Guernica' con arrugas y rotos: la atrevida versión de Julio Anaya se expone ya en el Museo Ruso

«El arte es para que lo disfrute todo el mundo y tenerlo en tu casa no es una forma de compartir el arte», reflexiona frente a la pieza Javier Romero, el coleccionista y empresario malagueño que ha hecho posible que la obra -concebida hace un año para una individual de Anaya en Tokio- vuelva a Málaga. También él la ve ahora por primera vez expuesta. «Y es impresionante, la instalación es en sí misma una obra de arte», destaca. Porque no es fácil encajar los 18 cartones recogidos de la basura, de diferentes tamaños y formas, sobre los que Anaya ha reproducido el 'Guernica': montarlo es «un puzzle de una complejidad enorme».

Su ensamblaje dan como resultado un ‘Guernica’ diferente, imperfecto y con texturas inimaginables en un cuadro convencional. Algunos agujeros, rugosidades y cortes parecen estar puestos a propósito en ese lugar, acentuando la expresión de dolor o el daño en el cuerpo de las víctimas de la masacre. Pero no, forma parte de la pericia de Anaya, que incorpora con naturalidad las huellas del tiempo y el deterioro de los materiales.

«Al igual que Picasso, Julio Anaya lleva años mirando a la tradición para reinterpretarla y traducirla al lenguaje de su generación, y se ha atrevido, y es mucho atreverse, con el ‘Guernica’ de Picasso», le reconoció José María Luna, director de la agencia que gestiona los museos municipales. No solo comparten origen y ese respeto por los maestros: también el genio universal introdujo los materiales desclasados y el ‘objet trouvé’ en su creación, como recuerda el crítico de arte Juan Francisco Rueda en su texto sobre la exposición.

Anaya reinventa el concepto del arte, revierte su significado y eleva a la categoría de obra maestra lo que para otros es simple desecho. Su ‘Guernica’ sobre cartones funciona como pieza artística y como un objeto en sí mismo que todos quieren fotografiar, como sucede con el original. Decenas de móviles y cámaras capturaban cada detalle de la imagen en la presentación de este viernes.

Es la primera vez que una obra de gran formato de Julio Anaya se exhibe en la ciudad, hasta ahora sus piezas más ambiciosas han viajado desde su taller directamente a Tokio y Nueva York. Y una vez que salen de Málaga, nunca confía en volver a verlas. Por eso esto ha sido una «sorpresa tremenda». «Que vuelva a casa es algo que parecía imposible. Y que lo que representa retorne al origen del artista me parece muy poético», señala el artista.

En cuanto Javier Romero supo de su existencia, mostró interés en adquirirla. «Es el cuadro que mejor representa la historia moderna de España», afirma. Y, además, responde a los criterios de sostenibilidad y reciclaje que vertebran su trabajo, como inversor en compañías de energía renovable e hidrógeno verde. Al igual que esta pieza, él también volvió a Málaga hace muy poco, la pasada Navidad, tras vivir durante años en Shanghái, donde fundó el fondo de inversión ChinaLink ESG. Es además el creador junto a su mujer Wenting Wu de la Fundación Mecenas Museo Casa Natal Picasso, que ampara acciones como esta.

En el Ruso, el 'Guernica' de Julio Anaya se contextualiza con cuatro piezas muy simbólicas. Por un lado, dialoga con 'Sueño y mentira de Franco', la estampa germinal de Pablo Picasso para 'Guernica', grabados sobre papel en los que ya se intuyen las figuras y los gestos que después cobrarían otra dimensión en el lienzo. Por otro, le acompañan dos aproximaciones anteriores de Julio Anaya a Picasso, sus reproducciones de la 'Mujer llorona' y 'Mujer llorana con pañuelo' con la técnica del trampantojo sobre cartones que le han hecho internacional. Tras su paso por el Ruso, la obra visitará el Centre Pompidou y la Casa Natal de Picasso, en cada lugar con un proyecto concreto.