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Todo empezó antes del ocho de marzo de 2018. Los días previos a la manifestación feminista un grupo de mujeres vinculadas al mundo de la cultura comenzó a intercambiar opiniones en un pequeño grupo de WhatsApp al que se fueron sumando cada día más creadoras. En la calle, en plena jornada de reivindicación, el contacto se convirtió en un vínculo que ahora ha dado paso a la constitución formal de Colectiva, una asociación de mujeres procedentes de distintas disciplinas artísticas que se han marcado como objetivo guardar la igualdad en la cultura malagueña.
Colectiva es algo más que una organización. Su subtítulo es 'observatorio cultural feminista', explica Isabel Garnelo, profesora titular en la facultad de Ciencias de la Comunicación de la UMA, doctora en cultura visual y presidenta de la asociación. Surgió por una necesidad de unir fuerzas: «Todas íbamos por nuestra cuenta a las manifestaciones y empezamos a hablar hasta que alguien propuso encontrarnos en persona». Ese pequeño gesto desató una ambiciosa entidad propia que ya está preparando una medición constante de la igualdad en el mundo del arte malagueño. Garnelo, junto a la pintora y poeta Concha Galea; la también profesora titular de la UMA y especialista en historia y teoría del arte y de la arquitectura del siglo XX, Maite Méndez y la artista especializada en 'performance', videoarte, gráficos y otras expresiones, Cristina Savage, se reúnen en SUR para desgranar las piedras angulares que justifican el nacimiento de Colectiva.
El principal fin de la agrupación es «crear un observatorio para investigar y recabar información acerca de las actividades que se desarrollen desde las distintas instituciones culturales, públicas y privadas de la ciudad de Málaga y de la provincia, para obtener los datos necesarios sobre el grado de inclusión o exclusión de las mujeres artistas«. Así lo explica Garnelo, que va más allá: »El observatorio está orientado a la producción, la gestión y la función crítica, en literatura, artes plásticas, fotografía, etcétera, teniendo en cuenta la presencia relativa de las mujeres en las instituciones, medios, exposiciones, jurados y eventos relacionados«.
La asociación ya cuenta con treinta mujeres afiliadas y otras sesenta que orbitan sus canales de comunicación cerrados pero que aún no han formalizado su pertenencia al grupo –hace poco más de un mes que se constituyeron como asociación de forma oficial–. Savage asegura que hay una «gran mezcla de artistas, profesoras de universidad, escritoras, fotógrafas y todas las artes tanto visuales como literarias«. La define como una »red muy amplia« que además de hacer las veces de observatorio cumple con otra función: »Se ha convertido en una fuente de información impresionante sobre lo que está pasando a nivel local, nacional y global, para canalizar lo que estamos haciendo nosotras«.
Savage y Méndez explican que la sociedad actual, al igual que a lo largo de la historia, otorga preferencia al hombre artista sobre la mujer, por eso quieren tratar de cambiar «la perspectiva» con la que se concibe a la mujer en el mundo artístico malagueño. Ponen como ejemplo es la 'performance' de limpieza Savage, en la que puso a siete mujeres artistas a limpiar de rodillas en el Centre Pompidou Málaga. Savage ha hecho un recuento del volumen expositivo de algunos de los museos de la ciudad y la cuota femenina no pasa del 25%, algo «inadmisible».
Galea añade que se puede intentar comprender que, por el machismo tradicional, los museos de arte histórico cuenten con pocos nombres de mujer, pero cree que en el arte contemporáneo «no hay excusa». Garnelo añade: «En Málaga las artistas de los ochenta no están representadas».
Entre los objetivos que se han propuesto en colectiva, como último paso se encuentra la parte proactiva. Una vez que el observatorio empiece a producir datos e información neutral que evidencien la carencia de presencia de mujeres en los círculos artísticos de la ciudad, el siguiente paso es tocar al timbre de quienes tienen el poder de cambiarlo. Este concepto se resume en dos infinitivos: «proponer y promover cambios en la estructura cultural de Málaga». La idea es generar «propuestas» llamando al cumplimiento de los códigos de buenas prácticas «en las instituciones dedicadas a la presentación, exposición y gestión cultural». Esta fase conlleva una apelación directa a las administraciones «en la defensa de la aplicación de las consideraciones de género en todos los ámbitos culturales, y, en especial los relacionados con los fines de la asociación, a fin de hacer valer el principio de igualdad de oportunidades», tal y como se recoge en los estatutos internos de Colectiva.
Todo esto pasa por conseguir una mayor apertura al resto de estamentos de la sociedad, desde los medios de comunicación a las redes y demás espacios de opinión, para invitarles a ser parte del movimiento. Garnelo lo resume como un paso a la acción: «Llevábamos mucho tiempo quejándonos pero tampoco habíamos hecho nada concreto por cambiar las cosas».
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