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‘Guitarra y frutero’, agosto de 1918. Óleo sobre lienzo, 60x73 cm. Kunstmuseum Basel. (Donación de Raoul La Roche).
Gris y Blanchard se reencuentran en el Museo Thyssen de Málaga

Gris y Blanchard se reencuentran en el Museo Thyssen de Málaga

La pinacoteca abrirá sus puertas el 6 de octubre a una excepcional exposición dedicada al segundo momento del cubismo

Martes, 15 de agosto 2017, 02:05

. La vida no fue demasiado generosa con María Blanchard (Santander, 1881-París,1932). La deformidad física, la cifoescoliosis que padeció desde su nacimiento, marcó su existencia. El sufrimiento, la exclusión y el rechazo no se separaron de una mujer que encontró en la pintura un camino para buscar la belleza. Esa persecución le llevó a París, en donde se sumó al grupo de artistas que consolidaron la renovación artística de principios del siglo XX.

Juan Gris (Madrid, 1887-Boulogne-sur-Seine, 1927) era el decimotercer hijo de una familia acomodada. París también fue la ciudad que eligió cuando cumplió 19 años y decidió eludir el servicio militar y la guerra de Marruecos. La muerte no entraba en los planes de un joven que soñaba con vivir una vida bohemia y con una brillante carrera artística.

París, el arte y el cubismo unieron a María Blanchard y a Juan Gris, dos artistas españoles que vuelven a reencontrarse en el Museo Carmen Thyssen de Málaga. El 6 de octubre, la pinacoteca malagueña inaugurará una excepcional exposición que por primera vez revisará simultáneamente la obra que salió de los estudios de los cubistas entre los años 1916 y 1927, los años del segundo momento del cubismo, cuando el liderazgo de Pablo Picasso y Georges Braque ya se había esfumado.

‘Juan Gris, María Blanchard y los cubismos’ reunirá 68 piezas, entre pinturas, esculturas, dibujos y documentación. Los dos pintores españoles junto a Jean Metzinger, Jacques Lipchitz y Albert Gleizes son los artistas de esta exposición comisariada por Eugenio Carmona, catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Málaga, y Lourdes Moreno, directora artística del Museo Carmen Thyssen.

Salvador Dalí. ‘Naturaleza muerta’, 1923. Óleo sobre cartón, 50x65 cm. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid.

Impresionante es la nómina de museos nacionales e internacionales que han cedido sus cuadros para este feliz reencuentro cubista en Málaga: Kunstmuseum Basel, Centre Pompidou de París, Musée Picasso de París, KunstsammlunNordhrein-Westfalen, Düsseldorf, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Museo de Bellas Artes de Asturias, Museo de Bellas Artes de Bilbao, Museo Thyssen-Bornemisza, Museo Patio Herreriano de Valladolid, IVAM de Valencia, MNAC de Barcelona, Museo de Pontevedra, Fundación Mapfre, Fundación March de Palma de Mallorca, Fundación Gala-Salvador Dalí de Figueras, Fundación Azcona, Colección Abanca, Colección BBVA, Archivo Lafuente,Centro Cultural Generación del 27 de Málaga y numerosas colecciones particulares.

«Todos lo museos que han accedido a prestar sus cuadros han valorado que la exposición tuviese un proyecto serio y que crease conocimiento; que nuestra intención no fuese hacer una muestra que gustase a turistas y visitantes, sino intervenir en los conceptos del arte y de la historia que se están elaborando en unos momentos en los que revisar el segundo cubismo es una exigencia para el mundo del arte», explica Eugenio Carmona.

‘Juan Gris, Blanchard y los cubismos’.

  • Lugar Museo Carmen Thyssen de Málaga

  • Obras 68 piezas, entre pinturas, esculturas, dibujos y documentación

  • Principales artistas representados Juan Gris, María Blanchard, Jean Metzinger, Jacques Lipchitz y Albert Gleizes

  • Proyecto y comisariado Eugenio Carmona, catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Málaga, y Lourdes Moreno, directora artística del Museo Carmen Thyssen

  • Fechas Del 6 de octubre de 2017 al 25 de febrero de 2018

El catedrático destaca que se trata de la primera exposición «que descubre una parte importante del cubismo español y, al mismo tiempo, resitúa la posición de una mujer artista». Recuerda que Gris, que ilustró la portada de la revista ‘Litoral’ en homenaje a Góngora, «es el pintor que más influyóen todos los pintores de la Generación del 27, empezando por el malagueño José Moreno Villa, que en sus memorias cuenta que  en secreto pintaba en su cuarto de la Residencia de Estudiantes cuadros cubistas al estilo de Gris». En este sentido, la que sin duda será una de las grandes citas expositiva de la próxima temporada en Málaga, permite conectar una experiencia internacional como fue el cubismo durante los años de la Primera Guerra mundial en París con nuestra cultura originaria, con la revista ‘Litoral’ y la Generación del 27. «Hubo un proceso de españolización de la experiencia cubista a través de la lectura de la obra de Gris y Blanchard que ocurrió aquí en Málaga», añade Carmona.

Lourdes Moreno defiende que «la segunda vida del cubismo fue un periodo de creación, yo diría casi como una sintonía en un breve periodo de tiempo, mientras estaba la guerra y el Gran Berta bombardeaba París, en el que estos pintores de forma extraordinaria se abstrajeron del mundo e hicieron sus creaciones». Ahí estaban, como primeros espadas, Gris y Blanchard, junto a Jean Metzinger, Jacques Lipchitz y Albert Gleizes. Todos ellos se reunían en el Café de la Rotonde en París.

Para María Blanchard todo resultó mucho más difícil que para Juan Gris. «Sufrió un mundo totalmente masculino, que aún hoy sigue latente», relata Moreno. Pero además, «sufrió también un mundo muy injusto y cruel con lo diferente. Está claro que ella era diferente, lo vivió en España y en París. Además, Blanchard tuvo en contra al marchante Henry Kahnweiler, uno de los padres del cubismo, que nunca la contrató e incluso hablaba mal de ella».

Doblete cubista en el Thyssen y en el Reina Sofía

La Fundación Telefónica, con su excepcional colección de Juan Gris, es la gran ausente de la muestra del Museo Carmen Thyssen. El acuerdo para depositar durante cinco años sus cuadros en el Museo Reina Sofía ha impedido los préstamos para la exposición en Málaga. «Hemos hecho de la necesidad virtud y hemos gestionado la presencia de obras de museos internacionales; ahora tenemos un exposición internacional de gran nivel», asegura Eugenio Carmona, que también será el responsable de ordenar y colgar la colección cubista de Telefónica en el Reina Sofía.

Eugenio Carmona recuerda que Gino Severino «en sus memorias más clarividentes de todo ese momento vino a decir que María Blanchard era un gran talento, a pesar de ser mujer y deforme». «Los críticos de arte del momento y posteriores –añade el catedrático– le reprocharon que su cubismo era poco femenino, como si ella tuviese que estar condenada a hacer una pintura femenina, agradable». Para Carmona, la pintura de Blanchard es enormemente rigurosa, pensada, intelectualizada «y le decían que eso no era propio de una mujer». «Fue considerada subalterna porque no aceptaban que una mujer pudiese pintar con la misma exigencia estética que un hombre. Y sufrió este rechazo de sus propios correlegionarios cubistas», explica.

Moreno cree que la exposición que se podrá ver en octubre en Málaga es «un gran coro, en el que, por supuesto, destacan un barítono y una soprano, pero hay un efecto coral maravilloso de este movimiento que pretendía representar el mundo en su tiempo, que es a fin de cuenta lo que pretenden los grandes pintores: representar el tiempo que les ha tocado vivir».

La exposición nos acercará a unos artistas que, añade Carmona, «en un momento en el que se predicaba la destrucción, la aniquilación del otro, quisieron situar en el mundo algo que fuese ejemplo de pureza, de concentración y desarrollo intelectual, pero basado en la vida cotidiana, en los objetos que les rodean, por pobres que fuesen. El ejercicio mental de pensar que la forma y los colores son un lenguaje universal y válido, algo que podría entenderse como una creencia religiosa».

Una creencia que en otroño se abrirá paso en las salas del Museo Carmen Thyssen, donde los cubistas volverán a encontrarse. Como hace cien años lo hacían en el parisino Café de la Rotonde.

Juan Gris. ’Mujer sentada’, mayo de 1917. Óleo sobre tabla, 116x73 cm. Colección Carmen Thyssen-Bornemisza, en depósito en el Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid

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