González-Sinde: «Con el gratis total es muy difícil pagar las nóminas. No salen las cuentas»

–'Después de Kim' narra el reencuentro de una pareja divorciada hace tres décadas por la muerte de su hija. Usted ha vivido una pérdida hace poco, pero esta novela ya la tenía escrita.

–La acabé hace año y medio, aunque ha coincidido que se publique ahora. La novela habla de una pareja inglesa divorciada, que tuvo una hija que se vino a España para un trabajillo de verano y aquí se quedó. Entonces reciben la noticia de que ha muerto en circunstancias violentas, por lo que emprenden un viaje geográfico y también personal, porque van descubriendo que no sabían mucho de su hija.

–Al naufragio como pareja, unen el fracaso como padres.

–Sí, lo descubren cuando una juez les explica que hay un niño y ellos ni siquiera sabían que eran abuelos. Pero eso que hicieron mal en el pasado, tienen la posibilidad de cambiarlo.

–Paradójicamente, aquí la muerte sirve de reencuentro.

–Claro, la novela indaga en lo que queda de los matrimonios fallidos y de las relaciones amorosas. Cuando te acabas de divorciar parece difícil llevarse bien, pero ante una situación difícil en la vida puedes transformar esa pérdida tan terrible en algo renovador o bien abandonarte.

–¿El reciente fallecimiento de su pareja ha cambiado su postura ante la muerte?

–Antes de empezar la novela había perdido a mi hermano pequeño en un accidente de tráfico y mi padre murió cuando yo tenía solo 27 años. La pérdida no es nueva para mí, pero el golpe es siempre igual de grande. Esta novela he tardado cuatro años en escribirla, porque me daba vueltas la muerte de mi hermano que me hizo pensar en cómo te quedas cuando una vida se trunca por la mitad.

–Hablamos de novelas, pero ¿qué fue del cine?

–Tengo un proyecto desde hace un par de años, pero las películas son muy lentas para financiarse. Es la adaptación de una novela, 'El comensal', de Gabriela Ybarra, sobre las actitudes que las diferentes generaciones tienen ante el conflicto de ETA. No obstante, los guiones de series siguen siendo mi actividad principal.

–Pero en la literatura parece que se encuentra más cómoda.

–Para los que escribimos cine, la literatura es un refugio porque es un ámbito con una libertad enorme. Lo ejecutas con un control total sobre el resultado, mientras que escribir guiones es como dibujar unos planos de un edificio que está por construir.

–Todo apunta a que habrá nuevo gobierno socialista. ¿Puede ser que la llamen de nuevo para ser ministra?

–No, no, no. Yo soy el pasado y aquí hay gente que lleva un año trabajando y lo está haciendo muy bien. No me necesitan.

–¿La política activa se acabó?

–Aquello fue una etapa excepcional.

–Y cuando ve a un escritor dar un paso a la política. ¿Lo compadece?

–Lo que tengo es admiración por los que están en primera línea porque la política es agresiva, desgasta mucho y tiene un gran coste personal. Que gente valiosa quiera formar parte de un gobierno es para agradecérselo.

–¿Cómo vivió la brevedad ministerial de Maxim Huerta?

–Él sufrió esa agresividad y no se merecía ese trato. Me supo mal que tuviera que atravesar ese ataque generalizado en el que había tan poca reflexión, pero él ha retomado su carrera de escritor y está en un excelente momento creativo.

–Usted nos dejó la 'Ley Sinde' contra la piratería, aunque algunas de las medidas ya están desfasadas porque la tecnología avanza muy rápido.

–En aquel momento era importante empezar a hablar de ello, aunque para mí supusiera un desgaste personal. Con la transformación digital había que abordar nuevas reglas del juego, aunque muchos no quisieran, y eso me ha dado la satisfacción de haber dado un paso adelante en un momento en el que nadie quería darlo. Con el gratis total es muy difícil pagar las nóminas. No salen las cuentas.

–Muchos de los problemas de la piratería se han acabado con ofertas asequibles como la de Netflix.

–Claro, pero hubiera sido mejor que esa transición se hubiera hecho sin tanto coste de puestos de trabajo y daños colaterales por el camino.

–¿De esa época le ha quedado alergia a las redes sociales?

–Ja, ja. Es que viví un linchamiento constante y tuve que evitar Twitter y Facebook ya que era exponerme a estar todo el día con ataques.

–¿Qué le pide al nuevo Gobierno para el cine?

–Más apoyo institucional y recuperar el nivel de inversión de antes de la crisis. Ahí se hicieron recortes brutales en Cultura y así no vamos a tener una cinematográfica competitiva como la de antes. Estamos en un momento muy delicado para el cine.

–¿Cómo toreó usted aquellos recortes en su etapa?

–Tuvimos que hacer bastantes ajustes, pero fuimos capaces de tener criterio para no afectar al corazón de las industrias culturales. Los gobiernos socialistas siempre tienen ministros de Cultura y eso es importante para los momentos de crisis porque cada viernes te sientas en el consejo de ministros y puedes reclamar a los responsables de la parte económica. Pero durante los siete años del PP, el ministerio se fusionó con educación y la cultura pasó a ser de segunda división.