La generación malagueña que agita la escena

Son carne de escena, así que nos citamos en su hábitat natural: un patio de butacas. Pero este encuentro en este lugar es una excepción. Han crecido artísticamente juntos y se han contaminado entre ellos, pero jamás habían coincidido en el cartel de un teatro como este. Sí han compartido salas B y circuitos alternativos, pero nunca un escenario de los considerados comerciales o convencionales como el Teatro del Soho CaixaBank. «Por eso estar aquí es una llamada de atención: somos creadoras y nosotras también hacemos cosas grandes para este tipo de espacios», señala Alessandra García, la revelación de los últimos premios Max y el alma de 'Autóctonxs', el nuevo ciclo que toma el pulso a la escena contemporánea de Málaga.

Las artes vivas malagueñas invadirán el Soho del 1 al 5 de marzo. Y lo harán con distintas fórmulas y en diferentes lugares: con espectáculos completos en el escenario principal (Nuevas Dramaturgias), con improvisaciones en el hall de la primera planta, 'happenings' poéticos en el vestíbulo de planta baja y trabajos en proceso (Ensayo Acierto) en la sala Goya. Es decir, se mostrará lo ya hecho y también lo que está por hacer, con propuestas en las que la espontaneidad del momento será clave y obras en plena construcción que se probarán ante el público. Porque, defienden, el espectador se pierde una parte esencial de la creación si solo se queda en el producto final ya cerrado.

«Lo llevamos peleando mucho. Son formatos que están en el presente cultural y es importante que se valoren y que se pongan en un espacio como este tan bonito que aparentemente no se puede habitar. Pero lo hacemos», señala García. El teatro de Antonio Banderas visibiliza así a una generación que desde hace años agita la cultura en la ciudad con propuestas rompedoras, frescas, arriesgadas y experimentales; y sobre la que pocas veces se pone el foco. Y lo hace, además, dignificándola: «Es la primera vez que venimos a caché a Málaga, la primera vez que nos preguntan cuánto cobramos», apunta La Chachi. Nada de mínimos o porcentajes. «Porque es el artista el que determina cuánto vale su trabajo. En el momento en el que te dice alguien 'esto va a valer tanto', entramos en una trampa», añade Alberto Cortés.

Arrastran la «losa» de que lo contemporáneo es «raro», que lo suyo es solo para un público determinado o para pequeños espacios, pero nada más lejos de la realidad. De hecho, entre ellos está la ganadora de un Max al mejor espectáculo revelación (Alessandra García), la nominada a un Goya a mejor canción original (Paloma Peñarrubia), una de las mejores intérpretes de danza contemporánea para los Premios Lorca (La Chachi) o el último ganador al mejor espectáculo en la Feria de Artes Escénicas de Palma del Río (Alberto Cortés), entre otros.

«Que de repente un espacio de gestión privada diga 'haced esto aquí', es una forma de dar un golpe en la mesa y decir 'no estáis mirando esto que está pasando, no lo estáis leyendo, se os está escapando algo importante'», argumenta Alberto Cortés, que pondrá en escena 'El ardor' (4 de marzo), su particular tratado del deseo como un estado romántico inmortal con un discurso tan incendiario como poético. «También nosotros somos comerciales, también nosotros podemos llenar una sala», reivindica Azael Ferrer, que junto a Paloma Peñarrubia crea Bromo, un proyecto de artes generativas y experimentales que combina música electrónica con arte digital ('No signal'. 5 de marzo).

Representan una forma de contar que mezcla lenguajes y que mira a las vanguardias sin perder de vista la tradición. Lo hacen desde la independencia, con recursos propios y en espacios autogestionados, como La Caverna de Amores o La Invisible. Son hijos de los 80, algunos se encontraron en la propia Escuela de Arte Dramático y otros se cruzaron en el camino de la profesión. «Somos una generación que ha crecido junta, que desde la experimentación hemos roto lo normativo. Y a partir de esa ruptura se crean nuevos caminos que aportan una diversidad que es necesaria mantener viva para que la cultura siga evolucionando en la ciudad», defiende Paloma Peñarrubia, autora de la canción nominada al Goya 'Un paraíso en el sur' y una de las impulsoras de Flama, el festival de música electrónica creada por mujeres.

Se formaron como artistas en la crisis económica de finales de los 2000. «Y eso te hace buscar donde no tienes. Llevamos mucho tiempo inventándonos las cosas y eso te lleva a sitios que no esperas», señala Pablo Contreras, el músico de 'Gualicho', el estreno de la bailarina Ximena Carnevale que abre el ciclo 'Autóctonxs'. El cuerpo y lo sonoro se funden aquí en una especie de ritual, como en un acto chamánico, en una celebración de la vida y el arte (1 de marzo).

«Y una 'pedraílla' tenemos todos», irrumpe La Chachi ante la carcajada de sus compañeros. En su opinión, ha sido ese sentimiento de colectividad, ese momento generacional que han compartido a modo de «orgía artística», lo que ha posibilitado que aflore el singular universo creativo de cada uno, esas 'pedradas' particulares. La de La Chachi se refleja en 'La gramática de los mamíferos' (3 de marzo), un «híbrido escénico» de voz, violín, percusión y baile que se traduce en un drum and bass por bulerías, unas seguiriyas explosivas y una impro libre a ritmo de soleá. Con un mensaje: «Una civilización que se pierde en su evolución y la esperanza de volvernos a reconocer como animales».

«Hemos tenido suerte de tenernos cerca», admite Ximena Carnevale, que además de crear a través del cuerpo lidera INNERCIA, una plataforma de encuentro en el que activistas de la danza debaten sobre la escena contemporánea. Y le preocupan las nuevas generaciones: «Hay un vacío muy grande para la gente que viene». No existen residencias artísticas de artes vivas y «hay mucha escasez de espacios alternativos», añade Azael Ferrer. Pero es, precisamente, en esos lugares donde se gestan los movimientos culturales, donde nacen experiencias como Transdisciplina, una propuesta escénica, visual y musical libre de etiquetas que Azael Ferrer impulsa en Málaga. Porque todos ellos, de una u otra forma, generan tejido cultural en la ciudad.

Coinciden en que en Málaga existen «muchas complicaciones para que se geste una cultura fuera de lo institucional», algo que no sucede en grandes capitales europeas como Berlín o en el País Vasco, sin ir más lejos. «Y si fardamos de que Málaga es una capital europea de la cultura, también se tiene que apoyar ese tipo de cultura», argumenta Peñarrubia. «O al menos no poner cortapisas. Ideas hay, lo difícil es poder llevarlas a cabo porque te ponen muchos límites burocráticos desde la misma administración», aporta Contreras, en referencia a la dificultad de hacer conciertos en el centro, por ejemplo. Pero en la foto de hoy no están todos los que son. Creadores con el aval de 'Autóctonxs' también son Ramón Gázquez y Cristian Alcaraz, que presentarán un avance de 'Perché non posso odiarti' de su proyecto Spam.Please.Enter (3 de marzo); Marity Manzanera, que hará lo propio con 'Desfloración' (4 de marzo) y Ernesto Artillo, que mostrará hacia dónde va 'Gala Literal' (5 de marzo).

Las 'impro' provocarán encuentros singulares de resultado desconocido: la bailarina Nieves Rosales con el músico Daniel Blacksmith (3 de marzo), el referente del 'breakdance' X Ventura con el activista sonoro Chinowski Garachana (4 de marzo) y la bailarina Rebeca Carrera con la música de Tirititando de Luisa (5 de marzo). Pero, además, la palabra y la acción tomarán el vestíbulo con el 'Happening poético' del taller de poesía #pUMA que lidera Violeta Niebla ('Verborrea'. 3 de marzo), el poeta Alejandro Robles ('Esto no es un juego'. 4 de marzo) y la 'performer' Laila Tafur ('Lenguas vivas'. 5 de marzo).

La 'culpable' de todo esto es Alessandra García, creadora y también gestora cultural en el Contenedor de la UMA. Su Max a mejor espectáculo revelación por 'Mujer en cinta de correr sobre fondo negro' (también Premio Ojo Crítico de las artes escénicas) la colocó al instante en el epicentro de la escena nacional.

Ese poderoso grito de barrio con conciencia de clase logró que Antonio Banderas se fijara en ella y en lo que creadores como ella hacen en Málaga. Pero que conste: «Tampoco estamos haciendo nada especial. No somos raros. Lo raro sería que en una ciudad como Málaga no hubiera gente como nosotros», concluye Azael Ferrer.

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