La comida que quiso ser cena
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La imitación de las costumbres francesas estuvo a punto de provocar que la palabra cena desapareciera de nuestro vocabularioAna Vega Pérez de Arlucea
Viernes, 14 de abril 2023, 00:33
Más mató la cena que curó Avicena». Ahí está, encapsulada en siete palabras y con rima consonante, una de las grandes verdades de la alimentación: que las cenas copiosas sientan como un tiro. Además de la referida al famoso médico persa el refranero popular incluye ... otras sabias sentencias ('Quien no merienda a la cena lo enmienda', 'quien se echa sin cena toda la noche devanea') que aclaran la característica fundamental de la cena: la de ser la última ingesta antes de ir a dormir.
Desayuno, almuerzo, comida, merienda, merienda-cena, cena, resopón... En nuestro idioma no faltan palabras para denominar los distintos bocados del día, pero tenemos un problema léxico de base. Comida es un término polisémico que aplicamos a la acción de comer en cualquier momento y, a la vez, al alimento que se toma al mediodía o durante las primeras horas de la tarde. La manduca que en España tomamos entre las dos y las tres de la tarde, vaya. El desayuno, la merienda y la cena también son intrínsecamente comidas, pero la comida comida –lo que entendemos cuando nos invitan a comer– es la que se realiza a mitad del día.
Esto es así porque, aunque la RAE no se detenga a explicarlo en el diccionario, durante muchísimo tiempo el condumio del mediodía fue el principal y más consistente de la dieta. El momento en el que la gente se sentaba a la mesa para degustar primero, segundo y postre y que a diferencia del desayuno o la cena, mucho más ligeros e informales, era «pasto cumplido» e implicaba diversidad, cantidad y ciertos protocolos como reunir a todos los miembros de la familia o usar mantel. La comida del mediodía era la comida por antonomasia y por eso se le aplicó esa denominación en vez de otra específica para ese horario concreto.
En inglés o francés se distingue claramente entre la comida genérica ('meal', 'repas') y las ingestas asociadas a distintos momentos del día, que tienen nombres diferentes y no se confunden entre sí. Lo mismo pasa en gran parte de Hispanoamérica, donde se utiliza mayoritariamente la palabra almuerzo (igual que en algunas zonas de nuestro país) para referirse a la comida del mediodía. Compartir idioma no siempre implica entenderse: quienes hayan visitado Cuba, Costa Rica, Colombia, Venezuela o Perú sabrán que allí llaman comida a la que nosotros entendemos por cena.
Las palabras referentes a las comidas tienen distintos orígenes y sobre todo distintas evoluciones geográficas: por ejemplo el almuerzo (unión del artículo árabe al- y del latín 'morsus', mordisco), que hasta el siglo XVIII fue en España sinónimo de desayuno, fue adquiriendo paulatinamente el significado de «comida tomada antes de la principal del día» y eso en algunos sitios derivó en un almuerzo entendido como piscolabis de media mañana y en otros, como lo ingerido a mediodía cuando la comida fuerte se hace más tarde.
A ustedes esto les sonará a chino porque en España asumimos que las comidas se categorizan según su horario y no por importancia. Para nosotros una cena puede ser así o asá, más ligera o más contundente, pero es una cena porque se hace de noche y punto. No siempre fue así. De hecho, en la mayoría de idiomas lo que prima para designar a un condumio no es la hora, sino si es principal o secundario.
Nuestra cena desciende directamente de la cena romana, que se efectuaba al final del día pero que era la más consistente y la única verdaderamente elaborada, ya que el 'ientaculum' y el 'prandium' previos solían ser, además de apresurados, fríos. En vez de con la preeminencia de la cena sobre las demás comidas en España nos quedamos con su horario, y así en 1611 Sebastián de Covarrubias decía que la cena «conforme al uso común que ahora corre es el pasto y comida de la noche, que entre la gente que anda a la labor del campo y entre cazadores, arrieros y caminantes suele ser la principal».
En 1729 la RAE añadía que aunque en la Antigüedad fuera la cena la comida principal «hoy se ha quedado ésta, que es al mediodía, con el nombre de comida, y llamamos cena a la nocturna». La clase media comía fuerte a las dos de la tarde y cenaba ligeramente por la noche, pero eso comenzó a cambiar con la llegada de las modas francesas. Tal y como vimos en relación con los horarios de comer, durante la segunda mitad del siglo XIX la burguesía española adoptó la costumbre gala –considerada más elegante– de tomar algo suave a las doce de la mañana y esperar hasta las seis o siete de la tarde para comer en familia.
La ingesta principal, lo que siempre había sido la comida con su cocido y sus vuelcos, se retrasó hasta hacer irrelevante u ocupar el lugar de la cena. Llegó un momento en que solo cenaban los pobres, los campesinos o los poco refinados: los demás podían permitirse, almuerzo y merienda mediante, aplazar la pitanza contundente y comer cuando caía el sol. Los menús de los banquetes nocturnos hablaban de 'dîner' o comida, no de cena. Se acuñó incluso un término tan absurdo como «segunda comida» para lo que de toda la vida había sido la cena. Afortunadamente las modas pasan y a principios del siglo XX la cena reconquistó su sitio y el nombre que los romanos nos legaron.
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