La oscuridad más absoluta precede a la tenebrosidad más desgarradora. Un halo de música espiritista se aventura en la sala cuando el telón ya se ... ha desplegado. Objetos ruedan por la escena de un lugar a otro sin elemento a la vista que los accione. Nubes de humo espeso decoran una escenografía austera y sobrecogedora. Las Furias ya están en el Teatro Echegaray, ataviadas con un sobrio traje negro de falda y manga larga que las anima a comenzar su interpretación teatral; una auténtica declaración de intenciones para acercarse a los dramas griegos que no dejaban entre el público un ápice de certezas. La interpretación a través de la danza contemporánea del mito de Las Furias está llena de una oscuridad que atrapa. En la mitología griega, Alecto, Tisífone y Megara suponen la personificación más clara de la venganza y el castigo, nacidas de la castración de Urano y representadas comúnmente como demonios alados que habitan en las tinieblas infernales.
Publicidad
De ahí que Nieves Rosales, la artífice de esta actuación teatral de danza, quiera representar con la mayor de las purezas un mito injustamente creado que ataba a estas mujeres al castigo y la penitencia.
Entre el público, imposible apartar un segundo la mirada del escenario para comprender la historia. La interpretación comenzó con el monólogo de la misma Rosales, que incitaba e invitaba a sus hermanas a la revolución más pura a través de un conjuro que después repetirían las otras dos bailarinas: Andrea Prieto y Carmen Romero, vengaban con sus movimientos medidos la liberación del cuerpo femenino, de ahí a desprenderse del vestido negro y dejar a la luz su verdadera forma. Para llegar a este punto, el comienzo tras su presentación fue un compasado baile flamenco conceptual que derivó en la danza contemporánea, tomando esa construcción de la levitación del ballet clásico para quebrantarla y desinhibirse, para soltar amarre y romper ataduras impuestas. Una voz genuina que grita la injusticia y que lleva nombre de mujer, que se rompe y se reconstruye mediante el baile.
La malagueña Nieves Rosales fundó hace ya más de diez años su compañía SilencioDanza, un espacio para crear sin miedo y desde el que aúpa Las Furias, con el apoyo en la dirección escénica y en la creación de los textos de José Carlos Cuevas. En definitiva, un acierto que mezcla danza, música, interpretación y poesía: «La cólera es una maestra, sube, oprime y estalla la furia», versaban las tres intérpretes con rabia y grito, con diálogos dispares que creaban confusión en escena para que, mediante la danza y con chaquetas de cuero, estallara la furia.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.