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Fundación Málaga apoya al talento joven. Y como no es lo mismo decirlo que demostrarlo, allí estaban la bailarina Irene Estévez y el músico Antonio Peula. Ella, de 18 años, se ha formado durante dos cursos en la prestigiosa academia del Bolshoi Ballet. ... Con la emocionante 'Oroboy' de Dorantes de fondo, Irene Estévez se movió con elegancia y estilo por el patio del Museo Carmen Thyssen. Él, de 13 años, es un prodigio del piano y del chelo, de lo que dio buena cuenta con una apasionada interpretación de la 'Danza del fuego' de Falla. Ambos han sido becados por la Fundación Málaga que en el año de su mayoría de edad -nació en 2002- se vuelca más que nunca en las promesas de la música y las artes escénicas.
La institución privada sin ánimo de lucro anuncia la creación del programa de becas Talentos Fundación Málaga, con una cuantía de 30.000 euros para su primera convocatoria, en el primer trimestre de 2021. La dotación se fraccionará en función de los artistas que se presenten y sus necesidades. «Es un salto cualitativo y cuantitativo para reforzar lo que ya habíamos iniciado», explicó Juan Cobalea, presidente de Fundación Málaga, en la presentación de esta iniciativa en el Thyssen, junto al alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, y el barítono Carlos Álvarez.
Podrán aspirar a las ayudas jóvenes músicos y estudiantes de artes escénicas malagueños o afincados en Málaga, que serán seleccionados por una mesa de valoración integrada por artistas y expertos. La beca se destinará a una formación de alto nivel en escuelas especializadas en cualquier lugar del mundo. Además, de forma paralela se pondrá en marcha un plan de comunicación y de captación de mecenazgo para empresas y particulares que quieran complementar el apoyo, con el objetivo de ampliar los fondos en sucesivas convocatorias. La apuesta por la cultura joven está en los orígenes de la fundación, pero ahora cuenta con un lugar propio, con una convocatoria abierta y una partida fija.
El programa se gestó durante el confinamiento y recibió el respaldo unánime de los patronos (Ayuntamiento de Málaga, Diputación, Mayoral, Miramar, Fundación Sando) y los colaboradores de la Fundación (FYM, Edipsa, Fundación La Caixa). El objetivo es «crear una auténtica cantera en la provincia que siga aportando a la creatividad y al entorno cultural de Málaga» y enviar un «mensaje claro y nítido del valor del esfuerzo y de la perseverancia», especificó Cobalea. Jóvenes como Irene Estévez y Antonio Peula son, dijo, «una invitación a la formación en valores con una hoja de ruta clara para todos los jóvenes».
«Cada vez me emociona más este tipo de circunstancia, ver a gente joven capaz de demostrar su valía y su capacidad de sacrificio para seguir adelante en el mundo de la cultura», reconoció Carlos Álvarez tras las actuaciones de Estévez y Peula. El barítono malagueño resaltó que los jóvenes talentos «son el ejemplo más precioso que nuestra sociedad pueda aportar» y aplaudió iniciativas como esta que les permite seguir formándose. «Se convierten en una ilusión para los que nos dedicamos a esto», apostilló Álvarez. El cantante se despidió anoche en el Teatro de la Zarzuela de la producción 'La del manojo de rosas', con la que debutó como solista hace 30 años: «Y sigo estando agradecido a las posibilidades que me ha dado esta profesión», concluyó.
Irene Estévez y Antonio Peula siguen intentando abrirse camino en un momento delicado. Con las fronteras de Rusia cerradas, la joven bailarina ha dejado en pausa su formación en el Bolshoi. Ahora entrena en Málaga con su profesora Valentina Letova mientras espera el momento en el que pueda volar a Moscú. Allí la esperan en la Compañía Estatal, donde pasó con éxito una audición justo antes del confinamiento. El joven músico continúa recibiendo clases particulares de piano en Málaga con Gordana Komericki y de chelo en Madrid (ahora 'online') con el maestro Michal Dmochoswski. «En esta carrera hacen falta tres cosas: el trabajo, el talento y las circunstancias, y en esto último el apoyo de la Fundación Málaga es fundamental», asegura Elisa Ortiz, su madre. Con 'Nocturno' de Chopin tocado al piano por Antonio Peula y bailado por Irene Estévez se puso fin a un acto que marca el principio de una etapa.
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