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Llevaba meses sin acudir a las presentaciones de las exposiciones que él mismo había comisariado. No quería preguntas incómodas, prefería reservarse para el final. Y ... ese día ha sido hoy. Fernando Francés reaparece en el CAC-La Coracha para despedir su etapa al frente del Centro de Arte Contemporáneo, primero como director y propietario mayoritario de la empresa que la ha gestionado durante dos décadas (Gestión Cultural y Comunicación) y después como comisario y socio minoritario de la misma (un 5%, confirmó). Y tenía ganas de hablar, pero lo cierto es que más en privado que en público. Ante las cámaras evitó la controversia y se negó a valorar las polémicas que han marcado su gestión. «Esas son cosas de los partidos radicales de izquierda. Algunos incluso han desaparecido porque los votantes se han dado cuenta de que las polémicas que ellos generaban eran humo», se limitó a decir en referencia a las acusaciones de falta de transparencia por parte de la oposición municipal.
En una comparecencia en pie, sin atril y a modo de canutazo, Francés sí defendió su labor resaltando los hitos de un centro de arte con un «prestigio internacional sobresaliente». Aplaudió que siete millones de personas, de los que el 55% son malagueños, hayan visitado el CAC desde sus inicios. «Eso habla mucho de la aceptación del público del que yo considero el único museo auténticamente municipal, si tú quitas las franquicias y los que están en conjunción con otros», apuntó, en referencia al Pompidou, el Thyssen o el Picasso, donde la mayoría es público extranjero.
Resaltó, además, «la dimensión mundial» de su programación: «Más del 50% de los artistas del top cien del mundo han pasado en exposiciones individuales por el CAC. No hay ningún otro museo que tenga esas estadísticas». Una presencia, no obstante, que se ha reducido considerablemente en los últimos años, una cuestión que Francés justificó por el hecho de contar con un «presupuesto verdaderamente ridículo»: algo más de 3,2 millones de euros. «En este último concurso se rebajó la partida económica, pero se duplicó el número de edificios (por la incorporación del CAC-La Coracha). Se ha casi duplicado el personal y se ha impuesto tener que invertir en aspectos sociales o cuestiones medioambientales».
Así se explica, argumentó, que el CAC le haya encargado el comisariado de prácticamente todas las exposiciones durante estos años en los que ya no estaba en la dirección (la dejó en 2019 por incompatibilidad con la secretaría general de Cultura de la Junta de Andalucía, pero conservó el 5% de la propiedad de la empresa). Se trata, dijo, de optimizar recursos. «Es una empresa privada y toma sus propias decisiones. Tiene que cumplir un programa, que lo marca un pliego de condiciones, y tiene que cumplir un presupuesto que, desgraciadamente, es ridículo para lo que se hace. La forma de optimizar fondos es utilizar el personal propio, el know-how, los contactos y las agendas propias, o bien de los empresarios y accionistas o bien del equipo profesional, para hacer viable un presupuesto que es verdaderamente ridículo».
Mantuvo que su trabajo ha demostrado que «se podía hacer una gestión de alto nivel con bajo presupuesto». «El CAC tiene un 8% del presupuesto del Reina Sofía, pero los nombres que han pasado por aquí han sido avanzada de otros grandes museos, como la Tate Modern». Recordó que el museo británico «repitió» el montaje de Louise Bourgeois en Málaga, y que también compró la exposición de Simon Starling que produjo el CAC, lo que evidencia su «capacidad de influencia».
No quiso valorar la ausencia del alcalde o de cualquier representante del Ayuntamiento en las inauguraciones del CAC desde hace meses. «A veces las agendas están verdaderamente complicadas en Málaga». Pero confirmó que su relación con Francisco de la Torre «es fluida». «Esta semana he hablado telefónicamente con el alcalde y la semana anterior, también». Le agradeció su «apuesta valiente» por la ciudad de los museos y la confianza depositada en él durante estas dos décadas.
Sobre el nuevo CAC, aseguró no saber qué hará el Ayuntamiento. «Lo que sé es lo que ha hecho hasta ahora». «Otros museos como el Pompidou, el Ruso y algunas áreas de la Fundación Picasso sacan a concurso áreas concretas del museo y al final prácticamente todo el museo está gestionado por empresas privadas», detalló. De hecho, aseguró que el Pompidou no lo gestiona el personal del Ayuntamiento: «Son empresas privadas todo, el cien por cien». La diferencia con el CAC, añadió, es que allí son varias y en el Centro de Arte Contemporáneo era una, Gestión Cultural y Comunicación (la suya), la que asumía la mayor parte del funcionamiento del museo.
Lo que tiene absolutamente claro es lo que hará él. «Me he merecido un descanso. Han sido muchos años trabajando muy intensamente. También necesito en el ámbito personal hacer deporte y comer paella. Necesito hacer otras cosas también», concluyó.
El CAC-La Coracha cierra una etapa con un derroche de color y alegría pop. El espacio presenta las dos exposiciones que ponen fin a su vínculo con la empresa Gestión Cultural y Comunicación –al frente desde 2019–, para sumarse a la nueva estrategia municipal de Cultura, que asumirá el control directo de estas salas y del CAC Málaga.
El universo de Chanivet recibe al visitante al entrar. En esta muestra comisariada por Fernando Francés, el creador puertorrealeño revela sus intenciones artísticas a través de elementos aparentemente inconexos pero profundamente elocuentes. Estos despliegues de formas, objetos y fragmentos apelan a nuestros sentidos, combinando espectacularidad y pensamiento barroco en un contexto global e hiperconectado. En la muestra el artista manifiesta la fugacidad y lo efímero mediante el concepto de ‘congelación’, capturando momentos a través de la fotografía y configurando bodegones contemporáneos que evocan las tradicionales vanitas.
Subiendo las escaleras, se descubre la mirada de Mar Muñiz en ‘Jugando a ser mayor’. También comisariada por Francés, las obras son una expresión genuina de la visión de Muñiz sobre el mundo actual, un lugar que, a pesar de sus desafíos, sigue desbordando belleza y complejidad. Con ingenio y humor como brújula, Mar navega por los temas que le rodean, buscando siempre una perspectiva positiva y esperanzadora. Su objetivo es celebrar la vida en todas sus facetas, transformando lo cotidiano en arte que conecte y provoque. Hasta el 1 de septiembre.
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