Hay festivales de literatura para dar la vuelta al mundo

Segovia se convirtió en una verdadera fiesta de las letras y del pensamiento, la conjunción de un territorio con siglos de historia mezclada con las últimas tendencias de la palabra escrita y su fusión con la gastronomía y la impronta local: lo puro 'british' con lo castellano. Entre lo mejor de lo que vi, destaco por ejemplo a Nicola Lagioia, el autor de la crónica más impactante y terrorífica que se ha publicado últimamente, 'La ciudad de los vivos' (Ed. Random House) y que, en diálogo con Manuel Jabois, explicó los detalles de este suceso cuya magnitud humana se iguala a la obsesión que despierta en todo aquel que se acerca a ella, incluidos los lectores, que se postran ante otro crimen que solo se explica por la soledad que trae desastres. «El color blanco es mi cuaresma, es el pensamiento de la pintura y es la mezcla de todos los colores», dijo el artista Miquel Barceló, también invitado al Hay de Segovia en diálogo con Enrique Juncosa. «La Historia de la literatura es una historia de influencias​ Yo no creo en lo original, pero sí creo en lo singular. Y, en la literatura, el escritor siempre es un médium», dijo Mohamed Mbougar Sarr, ganador del premio Goncourt con su novela 'La más recóndita memoria de los hombres', que acaba de publicar Anagrama. «La historia no es ciencia, es narrativa, por eso los científicos no son capaces de predecir lo que pasa en el mundo», dijo el historiador Antony Beevor junto a Antonio Muñoz Molina en otro diálogo memorable que se celebró ante una audiencia multitudinaria y dispar. En Segovia, se habló de literatura clásica y emergente, de ideas y de versos, pero también de arte, de arquitectura, de salud mental y de todo lo inabarcable que puede caber en una página, o en un poema.

Esta fiesta está lejos de congresos o de encuentros académicos, su nómina de autores invitados es siempre impresionante. Desde el principio, en Gales, la siguiente cita fue en Cartagena, Colombia, y dicen que ocurrió porque el festival quería estar lo más cerca posible de Gabriel García Márquez, después de que este rechazara la invitación del creador, Peter Florence. «Si Gabo no va al festival, el festival va a Gabo», y fue así como el certamen se mudó por primera vez, bajo ese nombre, a otro país. Luego, la naturaleza expansiva que tienen las buenas ideas cuando son bien acogidas ha terminado enlazando múltiples ediciones en paisajes distintos, con un mismo fin: la celebración de la inteligencia.