Una proyección explica antes de cada función las recomendaciones y normas de obligado cumplimiento. Daniel Pérez. Teatro Cervantes

El Festival de Teatro de Málaga se blinda frente al coronavirus

Desinfección de la sala, toma de temperatura, pruebas Covid a artistas y empleados, aforo reducido... El Cervantes encara esta edición pandémica de grandes nombres en cartel con una batería de medidas de seguridad

Domingo, 3 de enero 2021, 01:16

El Festival de Teatro de Málaga cumple con la tradición y vuelve en enero a la agenda, también en tiempos de pandemia. El certamen programa 34 obras distribuidas en 28 días (del 8 de enero al 4 de febrero) y en dos escenarios. ... Más de 11.000 espectadores están convocados a este primer acto del encuentro anual con las artes escénicas, que se reformula para no dejar en blanco su 38 edición: habrá menos público por función (un máximo de 400 en el Cervantes y unos 200 en el Echegaray), a horas más tempranas (a las siete de la tarde, de momento) y con una segunda vuelta en los meses de abril y mayo (cuando se confía en que las restricciones se relajen). Una apuesta decidida por el teatro que se blinda frente al virus con una amplia batería de medidas que garantiza una «experiencia totalmente segura», afirma el director del Cervantes y el Echegaray, Juan Antonio Vigar.

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Los teatros municipales aplican estrictos protocolos de seguridad, estrenados durante el Festival de Cine de Málaga y afianzados durante cuatro meses de programación ininterrumpida con cero contagios en su contador. Y el público los percibe desde la misma puerta de acceso. Antes de llegar a las butacas, pasarán por un control de temperatura, pisarán alfombrillas desinfectantes de calzado y se echarán gel hidroalcohólico en las manos. El personal de sala –en ocasiones con doble protección de mascarilla y pantalla– revisará la entrada con la lectura del código QR para eliminar cualquier contacto físico con el espectador.

Una vez dentro, las localidades habilitadas se distribuyen por todo el coliseo para evitar aglomeraciones en una sola zona del teatro. En el Cervantes solo se ocupa el 40% del aforo (400 de los mil asientos de los que dispone), lo que permite respetar la distancia de seguridad entre los asistentes, aunque esta no se exija en auditorios.

El uso de la mascarilla es obligatoria durante la función. Y algo que hasta ahora resultaba impensable pedir y que era un clásico del teatro en invierno: «En caso de fuerte acceso de tos o estornudos abandone la sala hasta su recuperación», se lee entre las normas del coliseo que hay que aceptar antes de la compra 'on line' y que se proyectan antes de cada pase.

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Control de temperatura en las puertas del Cervantes y el Echegaray. Daniel Pérez. Teatro Cervantes

Pero estas son solo las medidas que se ven. Detrás hay un paquete mucho más amplio de actuaciones internas, de los trabajadores del teatro y de los propios artistas, que salvaguardan el bienestar de todos. «Entre otras muchas, nuestro personal se hace test de antígenos periódicos», añade Vigar. También las compañías que se suben a su escenario tienen que demostrar estar libres de Covid con una prueba negativa antes de la actuación. En sus zonas de trabajo, desde camerinos a backstage, se reduce el aforo y se intensifica la limpieza. Al otro lado, cada tarde de función, la sala es desinfectada por completo.

Desde el inicio de la crisis sanitaria, los trabajadores del teatro se han formado en cursos especializados y certificados para la aplicación de medidas que han ido evolucionando al mismo tiempo que la pandemia. La adaptación de la programación (a los diferentes aforos y horarios) y los protocolos de seguridad han supuesto, como explica Vigar, un «ingente esfuerzo económico y de trabajo» de todo el personal. Pero ha tenido una recompensa: «Nuestro público ha seguido asistiendo fiel a los espectáculos incluso en horarios poco habituales hasta ahora», se felicita.

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También las compañías y los artistas «agradecen» el compromiso con la cultura que ha demostrado el teatro municipal, «en una lucha constante por mantener la programación». Pese a las muchas incertidumbres que hay, el Cervantes despliega un cartel con los principales títulos de la temporada (como las últimas obras premiadas con el Max: 'Jauría', 'El viento es salvaje', 'Las cosas que sé que son verdad') y con grandes nombres de la escena (Verónica Forqué, Concha Velasco, José Luis Gómez, Juan Diego Botto, Vicky Peña, Emilio Gutiérrez Caba, Pepón Nieto). La adaptación de la novela 'La fiesta del chivo', de Mario Vargas Llosa, levanta el telón el 8 de enero con Juan Echanove a las órdenes de Carlos Saura. El Echegaray, por su parte, será el escenario de los cinco estrenos del certamen, cuatro de ellos malagueños.

Un refugio de la cultura donde el ritual mantiene su esencia a pesar de todo y contra todo: cada tarde cuando se apaguen las luces se producirá ese momento de comunión efímero e irrepetible entre el público y los actores, más allá de la mascarilla.

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Medias de seguridad para el público

  • En el acceso Se toma la temperatura, se desinfecta el calzado y se usa gel hidroalcohólico. El control de la entrada se hace por código QR para eliminar todo contacto con el personal de sala.

  • En el interior Las 400 butacas disponibles en el Cervantes se distribuyen por todo el coliseo para garantizar la distancia de seguridad. La sala se desinfecta antes de cada actuación y la mascarilla es obligatoria toda la función

Medidas de seguridad para el personal

  • Controles Se someten a test de antígenos periódicamente.

  • Oficina Se instalan mamparas y dispensadores de gel y hace una ventilación cruzada.

Medidas de seguridad para los artistas

  • Controles Se exige una prueba negativa antes de la actuación.

  • Espacios Se reduce el aforo en camerinos, aseos y zonas comunes como pasillos y backstage.

Estos son los cuatro estrenos malagueños del Festival:

  1. Marco Bruto. Sobre la traición

    Cuando la lucha por la libertad te hace un traidor

Javier albiñana

La figura de Marco Bruto, el senador romano que dirigió la conjura contra Julio César, sirve a Jóvenes Clásicos para reflexionar sobre la libertad en nuestro tiempo, espoleados por un suceso actual. El asesinato en París del profesor Samuel Paty, decapitado por haber enseñado en el aula las caricaturas de Mahoma, irrumpió en el proceso de creación y orientó con más fuerza la dramaturgia –que se inspira en textos de Plutarco, Shakespeare y Quevedo– hacia la libertad de expresión. Su Marco Bruto es por eso un profesor de Historia al que una clase sobre el Holocausto coloca en el centro de la polémica. «Ejemplifica bien cierta ley histórica por la que todo defensor de la libertad termina siendo considerado un traidor por los suyos», apunta Pablo Bujalance, autor y director de la obra, con José Carlos Cuevas y Lorena Roncero en escena (29 y 30 de enero. Teatro Echegaray).

  1. Mujer en cinta de correr sobre fondo negro

    La chica de barrio enseña lo que sabe hacer

Cruda films

Nació en el Bulto, se crió en Dos Hermanas y vive en Segalerva. Le debe mucho al barrio y con ese bagaje ahora quiere salir de él. Alessandra García diseña un espectáculo para girar fuera de casa con un muestrario de todo lo que sabe hacer. Curtida en la escena más arriesgada, siempre irónica y espontánea, la malagueña se reencuentra con un teatro a la italiana con esta «declaración de intenciones» de lo que le mueve e inquieta como artista. «Yo soy esta y hago estas cosas, si te gusta llámame», dice la creadora, que en esta obra «ronea con el público». Risa y pensamiento sustentan esta propuesta que lleva su firma, que ella defiende sola en las tablas (aunque con un equipo de una decena de artistas detrás) y que se construye en vertical, como los edificios del barrio, en una alianza del arte contemporáneo con lo escénico (15 y 16 de enero. Teatro Echegaray).

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  1. Enjambre

    Una inmersión en la naturaleza social del hombre

Stroke 114 investiga sobre la naturaleza del ser humano en sociedad con un lenguaje híbrido entre lo onírico, lo poético y lo irónico. Sobre la escena aparecen temas como la 'mediocracia', donde los que pasan inadvertidos son los que llegan al poder; el yugo de las tendencias y el juicio externo, las obligaciones del capitalismo o la 'sociedad del cansancio', como la define el filósofo Byung-Chul Han. 'Enjambre' crea retablos de estas realidades a través de las acciones físicas de los actores, los textos, la interacción de objetos y una música que genera al momento una inteligencia artificial. Rodrigo de la Calva y Belén Santa-Olalla, maestros del teatro inmersivo y la interacción con el público, se ciñen por impoisiciones de la Covid a un escenario a la italiana en esta obra, con Garikoitz Lariz, Cynthia García y el propio De la Calva en el reparto (22 de enero. Teatro Echegaray).

  1. Bouleverser

    Una comedia gestual sobre el cambio

Un aviador sufre un accidente y aterriza de emergencia en una aldea despoblada. Un suceso que sirve de excusa para hablar de lo inesperado, de cómo los cambios a veces se convierten en oportunidades, y de la España vaciada. «Las cosas pasan, no puedes evitar que sucedan. Adaptarse y avanzar forman parte del camino», reflexiona Ester Abad, el alma de TanTonTería Teatro junto a Javier Sancho. 'Bouleverser', del francés «trastornar, alterar», es también un homenaje a los lugares deshabitados, en un guiño a los orígenes de la compañía, que tuvo su germen en Teruel. Javier Sancho es el único actor de esta comedia gestual (todo un «reto»), pero no está solo en las tablas. Le acompañan los títeres y los objetos, seña de identidad de TanTonTería, que vuelve a firmar aquí una obra para todos los públicos pero con «un código más maduro» (13 de enero. Teatro Echegaray).

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