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La primera vez que escuchó hablar de Velintonia fue en sus Canarias natal. Y le habló de aquella casa un personaje que no olvida. «Pablo Neruda llegó en barco pero no quería bajar para no pisar la España de Franco. Y nosotros le decíamos en broma que nosotros no éramos España, sino África», recuerda el escritor Fernando Delgado, que acabó viendo desembarcar al poeta chileno y charlando con él. Una conversación en la que el sudamericano reconoció que quería «ir a Madrid para visitar a Vicente Aleixandre en Velintonia». Un deseo que contagió al propio Delgado que, años más tarde llegó a la capital y entabló algo más que amistad con el poeta nacido en Sevilla, aunque malagueño de niñez y militancia. Lo que supuso aquella residencia para varias generaciones de escritores y poetas es precisamente el hilo conductor del nuevo libro de Fernando Delgado, ‘Mirador de Velintonia’, que ayer presentó en el Centro Andaluz de las Letras de Málaga.
Autor: Fernando Delgado
Editorial: Fundación José Manuel Lara.
Género: Ensayo. 227 páginas. España, 2017.
Precio: 20 euros.
En conversación con SUR, el escritor y periodista canario entró en el debate sobre la recuperación de aquel edificio y su memoria para su conversión en un centro cultural. Un proyecto que siempre ha chocado con los intereses de los herederos del autor. «Para nosotros tuvo un valor simbólico, pero creo que aquella casa y lo que significó murió con el poeta», zanja Fernando Delgado que aboga por la vinculación con Málaga para investigar y sostener su legado. «Las casas museos se visitan poco, así que creo que el Centro del 27 de Málaga cumpliría perfectamente con ese objetivo», añade el escritor canario que sí ve oportuno un «monumento público» que recuerde a Vicente Aleixandre junto a la que fue su casa madrileña.
El poeta que bautizó Málaga como la ‘Ciudad del paraíso’ tiene una presencia central en el nuevo libro de Delgado, al que propusieron una biografía sobre Aleixandre, pero lo rechazó. «Algunos tuvimos el privilegio de conocer su vida más íntima, pero por respeto a esa cercanía nunca he querido hacer ese libro», comenta el autor de ‘La mirada del otro’ y ‘Donde estuve’, que por contra se puso a escribir tanto sobre el exilio exterior y también el interior que él mismo conoció al final del franquismo y la transición. «Pensé titularlo ‘Memorias de los otros’, porque el protagonista no soy yo, sino aquella generación de escritores, pero me di cuenta que el centro de todo fue aquella casa de Aleixandre por la que tantos paseamos», señala.
De esta forma, la Velintonia que retrata Delgado a partir de sus vivencias y encuentros con otros amplía fronteras hacia los círculos literarios y las noches en locales de moda como Bocaccio y Oliver. Y amplia también amistades más allá de lo que denomina el «núcleo familiar» de Vicente Aleixandre, que lo formaban Carlos Bousoño, Francisco Brines y José Hierro. Así, el libro se convierte en ese ‘Mirador de Velintonia’ del que habla el título con la presencia de Max Aub, Damaso Alonso, Gerardo Diego, Francisco Ayala, Rosa Chacel, Rafael Alberti, José Luis Cano, Manuel Andújar, Ramón Gaya o el cordobés Pablo García Baena.
Este último compartía además con Aleixandre no solo cercanía poética, sino que ambos eran andaluces pero encontraron su sitio en Málaga. «Lo de Vicente era devoción», rememora Fernando Delgado, que recuerda que el poeta le confesó que precisamente desde Velintonia había mandado en 1927 su primer original a ‘Litoral’. A la imprenta malagueña de sus amigos Emilio Prados y Manuel Altolaguirre, que se lo devolvieron convertido en poemario impreso: ‘Ámbito’. «La llegada de mi primer libro está ligada del modo más definitivo y nunca borrado a mi propia existencia en esta casa», le confesó Aleixandre al propio Delgado.
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