En esta época en la que hasta lo más intrascendente se retransmite en redes sociales sorprende que existan historias como la de Nicholas Winton que ... todavía estaban por contar. Este corredor de bolsa inglés llegó a Praga cuando Hitler comenzó su ruta del horror por Europa y organizó todo un entramado para salvar a niños judíos de la represión y la muerte. Sacó del país a más de 669 menores, según los registros, pero fueron muchos más. Una historia que caló hondo en el escritor italiano Fabiano Massimi cuando se dio de «bruces» con el llamado 'Schlinder británico'. Tanto como para aparcar la tercera novela de su popular comisario alemán Siegfried Sauer ('El ángel de Munich'), aunque el autor no abandonó la época del ascenso del nazismo y la II Guerra Mundial, un tiempo que le «preocupa». «Estos años son parecidos a aquellos, así que estamos más alerta», aseguró este lunes el autor transalpino a SUR antes de la presentación en el Centro Andaluz de las Letras (CAL) de su nueva novela, 'Los niños de Winton'.
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El libro está narrado por otra de las heroínas de aquella poderosa hazaña, Petra Linhart, que junto al agente de bolsa organizó los transportes, los documentos y captó fondos para salvar a los pequeños. Una hazaña que Massimi conoció a través de un whatsapp que le llegó durante el confinamiento de la pandemia y de la que no pudo escapar. «Parecía que estábamos viviendo el fin del mundo y de repente esta maravillosa historia me llenó de luz. Nadie la había escrito y nadie la había contado, así que lo tenía que hacer yo», confesó el escritor italiano que, aunque no lo incluye en la novela, nos relata con pelos y señales la historia personal del protagonista.
Título: 'Los niños de Winton'
Autor: Fabiano Massimi
Editorial: Alfaguara, España, 2023, novela, 352 páginas.
Precio: 20,90 euros
Así, Nicholas Winton guardó silencio de su proeza durante medio siglo. Hasta que su mujer encontró una maleta en el desván con cientos de fotos de niños de nombre alemán y cartas con esvásticas. Ella le preguntó por aquello y él le contó que había salvado a cientos de menores de los nazis. La sorprendida señora Winton no lo dejó pasar y aquello se reveló en la BBC a finales de los 80 cuando llevaron al protagonista a un programa de televisión en calidad de público. Y se quedó sin palabras cuando en directo contaron la historia de un héroe que resultó ser él. Entonces, la presentadora pidió que si había alguien en el plató que le debiera la vida a este corredor de bolsa se pusiera de pie. El protagonista se dio la vuelta y se encontró que nadie seguía sentado.
«A Nicholas le preguntaron una vez por qué lo hizo y contestó algo maravilloso: 'Yo hice lo que hubiera hecho cualquiera. No hay nada extraordinario'», recuerda el escritor de 'Los demonios del Reich', que apostilla: «Pero sí que lo fue». Una misión heroica que, paradójicamente, quedó silenciada. «Lo más asombroso es que jamás se lo contó a nadie. Si lo pensamos desde la actualidad es increíble, ya que hoy, todo lo que hacemos por pequeño que sea, se lo tenemos que contar a todo el mundo», reflexiona el escritor sobre la hiperexposición en redes sociales de la sociedad en general.
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Llegados a este punto y estando en Málaga, a Fabiano Massimi había que preguntarle sobre el llamado 'Schindler español', Porfirio Smerdou, el cónsul de México en Málaga que salvó a más de 500 personas de ambos bandos durante la guerra civil. Una historia igual de secreta durante décadas que la de Winton y que, de hecho, sorprende al escritor italiano. «No conocía su nombre ni que hubiera salvado a gente de las dos partes, a 'diestra' y 'siniestra'. Lo de Porfirio es 'bellissimo' y maravilloso», asegura Fabiano Massimi, que muestra su sorpresa e interés por la casa de Villa Maya que se encuentra justo detrás del Monte Gibralfaro que sirve de fondo a esta entrevista en la terraza del hotel Málaga Palacio.
El desafío al poder y al fascismo de los llamados 'Schindlers' son también una lección en estos tiempos contemporáneos. Y aunque Massimi confiesa que «no aprendemos de los errores del pasado, sí aprendemos de lo que hacemos bien». Y de hecho asegura que «ahora mismo hay 'Nicholas Winton' y 'Porfirios Smerdou' en Israel y Palestina».
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Sobre el objetivo de sus novelas, el escritor se acuerda de Woody Allen y su irónica frase de que si quiere mandar un mensaje, escribiría un telegrama en vez rodar de una película, aunque también tira de su maestro Umberto Eco que decía que las novelas son «una máquina para generar interpretaciones». «Con mis libros quiero entretener –la crítica destaca que son muy adictivos–, aunque también me hago una reflexión sobre si aprendemos de los errores. Y la pregunta que me hago con esta novela es si podemos perdonar esos errores. Todavía no tengo la respuesta», confiesa.
Para lo que sí tiene contestación es para su interés por el nazismo y la II Guerra Mundial, que tiene que ver con el ascenso de la ultraderecha en Europa y otras zonas del mundo en los últimos años. «En Italia tenemos una primera ministra, Giorgia Meloni, que desciende directamente del fascismo. Cuando subió al poder, todos estábamos muy preocupados. No comulgo con su ideología, pero ahora dice cosas y hace cosas moderadas. Hasta compartiría algunas de ellas, como que Israel y Palestina sean dos estados. Una solución que no es de derecha. ¿Y por qué ocurre? Porque ella es consciente de que la estamos vigilando. Si conseguimos aumentar la atención sobre el fascismo, podremos conseguir que no se vuelvan a repetir», asegura el escritor, que vuelve la mirada hacia el héroe de su novela.
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«Estamos en una época cínica y terrible que se divierte descubriendo que los héroes no lo son y se divierte contaminándolos. Pero con Nicholas Winton y Petra Linhart no es posible porque hicieron una gran hazaña sin ningún motivo y eso merecía esta novela», cierra el escritor que se alegra de también se esté a punto de estrenar una película, 'One Life', que rescata esta misma historia y con la que no tiene nada que ver. «Estoy deseando verla porque lo importante es que se hable de estos personajes», se despide el italiano al que le queda una pregunta: «¿Me puedes deletrear el apellido de Porfirio?». «Smerdou, Porfirio Smerdou», le escribo en la libreta de su traductora.
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