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El Museo Carmen Thyssen reivindica el «ignorado» arte español de entreguerras
La exposición 'Real(ismos)' rescata la modernidad de la nueva figuración a través de las obras más desconocidas de Miró y Dalí, junto a Maruja Mallo, Benjamín Palencia o Ponce de León
La paradoja del arte español de comienzos del siglo XX es que mientras sus grandes autores (Picasso, Dalí o Miró) han sido considerados maestros indispensables ... e indiscutibles de las vanguardias, la creación nacional en su conjunto ha sido menospreciada habitualmente, relegada en las grandes exposiciones sobre la época y menos estudiadas que el resto de movimientos europeos coetáneos. Una mirada que el Museo Carmen Thyssen ha querido revisar en su gran exposición de la temporada, 'Real(ismos)', para mostrar de la mano de los propios artistas y sus obras la convivencia de las vanguardias con la figuración que volvió a imperar en el arte europeo de entreguerras y que, en el caso español, tuvo un final más prematuro y abrupto a causa de la guerra civil. Una montaje que alcanza las 86 piezas y que exhibe obras singulares de un nuevo realismo alejado de lo tradicional a través de obras poco conocidas de los autores imprescindibles, a los que se unen Maruja Mallo, Benjamín Palencia, Pablo Gargallo, Ramón Gaya, Ponce de León, María Blanchard, Jorge Oramas y Julio González, entre otros.
«Los nuevos realistas han sido eclipsados e ignorados en diferentes exposiciones, por lo que queremos reivindicar la relevancia del arte español del momento que había quedado en segundo plano y la necesidad de contar una historia que hasta ahora ha sido parcial», han señalado Bárbara García y Alberto Gil, que ha comisariado esta exposición inédita del Museo Carmen Thyssen que ha sido presentada este lunes. De esta forma, frente a la tesis imperante de que el arte español de los años 20 al 30 fue de menor interés y calidad, la muestra expone de forma gráfica que, pese al desconocimiento de muchos autores en la actualidad, sus obras se «sumaron a la modernidad europea cuando habían estado ausentes en los primeros ismos».



Ese arte original y novedoso que, como en el resto del continente vuelve a la figuración y al orden establecido después de las catástrofe de la Gran Guerra pero contaminado por las vanguardias y alejado del academicismo, es lo que recoge la nueva muestra temporal de la pinacoteca del Palacio de Bellavista. Una regreso a los paisajes, los retratos y los bodegones, que son las tres grandes itinerarios que ofrece esta amplia muestra, que exhiben «figuras atrapadas en un instante después de los cataclismos: el de las vanguardias y el de la guerra mundial», ha señalado la comisaria Bárbara García, que añade que el montaje también muestra ese aperturismo del momento en los materiales, ya que junto a pinturas, dibujos y esculturas, también exhibe estampas y, particularmente, fotografías, que tuvieron también mucha influencia en ese nuevo realismo.
Mirada profunda de Dalí
«Fue una época tan rica culturalmente, que incluso podríamos haber ampliado esta muestra al cine o la literatura», ha explicado Alberto Gil al señalar el retrato de la escritora Rosa Chacel con zapatos rojos y tez pálida que firma su marido Timoteo Pérez Rubio. En esta segunda sala denominada 'Sujetos', la atención no puede escapar de otra mujer de mirada profunda, gesto congelado y grandes manos, 'Retrato de Anna María', que nos descubre a un temprano Salvador Dalí buscando su propio estilo, al igual que 'Planta con maceta' (1923). Cerca de esta última en la sala ‘Objetos’ están los bodegones que Benjamín Palencia, Francisco Bores y Julio González, más vanguardistas que el propio Dalí por aquella época, aunque la más rompedora tiene nombre de mujer con 'Desnudo surrealista' y 'Estampa' (ambas de 1927), de la inclasificable Maruja Mallo, una de los pocas mujeres representadas en aquel arte español, junto a Ángeles Ortiz y María Blanchard, presentes también en esta muestra inédita en España.
Además de los lenguajes, las temáticas también muestran un gran cambio como ocurre con los paisajes rurales que conviven con los urbanos y fabriles
La exposición 'Real(ismos)' se proyectó antes del confinamiento y, pese al retraso y las dificultades del nuevo orden provocado por la pandemia, tiene obras de más de medio centenar de prestadores y coleccionistas
Previamente, la primera sala, ‘Espacios’, introduce al visitante en esta exposición a través de los paisajes que muestran esa figuración reconocible, pero que se aparta del realismo academicista. Y entre las piezas llaman la atención un decorado rural mediterráneo en el que los colores ya tienen más protagonismo que el dibujo, ‘Paisaje de Mont-roig’ (1916), que nos descubre a un Joan Miro previo a la abstracción que definió su reconocible obra. Un motivo campestre que también está presente en José María Ucelay y Horacio Ferrer, aunque la temática ya expresa un gran cambio hacia lo urbano y lo fabril, con las piezas de Daniel Vázquez Díaz (‘La fábrica bajo la niebla’, c. 1920) o Ángel López-Obrero (‘Casa en construcción’, 1935), a las que se unen la fotografía de Gabriel Casas, ‘Andamios en la Sagrada Familia’ (1930), que bien podría integrar una colección de instantáneas desde las alturas de Nueva York.
La apuesta y singularidad de 'Real(ismos)', que cuenta con el patrocinio de Fundación La Caixa y Soho Boutique Hotels, sitúa al Museo Carmen Thyssen en el panorama de la producción propia del ámbito expositivo nacional con una «aportación a la historiografía del arte español que nos ocupa y nos preocupa», ha comentado la directora artística de la pinacoteca, Lourdes Moreno, que también ha destacado la complejidad de esta exposición que se proyectó antes del confinamiento de 2020 y que, pese al retraso y las dificultades del nuevo orden provocado por la pandemia, tiene obras de más de medio centenar de prestadores y coleccionistas.
Así, entre esos donantes hay mayoría de fondos privados, además de grandes instituciones, como el Museo Reina Sofía, el Bellas Artes de Bilbao, el Nacional de Cataluña, el IVAM, la Fundación Gala Salvador Dalí y el Museo de Málaga. «Con esta muestra también queremos reivindicar que, aunque muchos sostenía ya no se podrían hacer exposiciones de este tipo, aquí estamos nosotros con más de 50 prestadores distintos y mostrar que es posible hacer exposiciones corales», ha concluido el comisario Alberto Gil.
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