El poder del reciclaje en el MIMMA: de una lata vacía a una guitarra

«A los once años empecé a conectar con mi curiosidad. Esa curiosidad con la que conecté me ha traído hasta aquí a mis 77 años», explicaba Hugo Domínguez durante la inauguración de su exposición a los asistentes en el Museo Interactivo de la Música a través de una videollamada. Una presentación que se caracterizó por su tono íntimo, cálido y tenue, en una pequeña sala pintada de negro, rodeada de vitrinas colmadas de tesoros musicales, desde discos de vinilos y tocadiscos a instrumentos de toda índole. Aunque los que hoy nos ocupan son los de cuerda informales.

Durante la exposición 'El luthier. Universo sonoro de Hugo Domínguez', el artista realiza un repaso a la historia y a la geografía siguiendo el sonido de la cuerda en los instrumentos informales y la guitarra. De esta manera, al comienzo de la exposición los asistentes podrán ver una evolución de los instrumentos informales (o inusuales, como prefiere llamarlos Domínguez), así como la interacciones que existen entre todos los continentes y países para llegar a dicha evolución. Así se muestra como, por ejemplo, del arco amazónico de Perú, utilizado en el Amazonas para la caza menor y la pesca, se evoluciona al arco musical de África Occidental, uno de los instrumentos musicales autóctonos más extendido en el continente africano.

El arco es un ejemplo perfecto de lo que representa un instrumento informal: instrumentos fabricados mediante otros objetos o materiales reciclados. Uno de los principales objetivos de estos es, entre otros, fomentar la economía circular, el reciclaje y la reutilización. Y es que, como verán los asistentes según avancen en la exposición, cualquier elemento es válido para crear un instrumento, desde una caja de tabaco hasta una escoba, como la Guitarra Escoba de Domínguez, que pretende hacer llegar a los asistentes precisamente esa idea: «Un instrumento informal puede nacer del elemento más humilde que tenemos en casa, solo se necesita un poco de imaginación y probar hasta conseguir lo que buscamos».

Domínguez lleva haciendo instrumentos informales (o inusuales) prácticamente toda la vida. Según comenta, su casa siempre ha sido musical. Se bailaba, tocaba y escuchaba tango. Sin embargo, su primer instrumento no encuentra sus raíces en su hogar, sino en la casa de un vecino cuando apenas tenía doce años. «El jazz salía de la puerta de la casa de mi vecino y me llamaba. Quise imitar eso y construirlo», recordaba el artista. Tras esto intentó crear su propia banda de Jazz y, pocos años después, con tan sólo 15 años, estaba a punto de conseguirlo. «Solo me faltaba un banyo. Encontré una guitarra destrozada y se me ocurrió juntarla con una lata de batata. Con la ayuda de otras personas, porque no contaba con las herramientas ni materiales necesarios, terminé construyendo mi propio banyo. De ahí hasta ahora no he parado», rememoraba el artista.

Para la creación de este proyecto, que se engloba dentro de su proyecto documental, Domínguez ha contado con la ayuda de destacados luthiers, como Aarón García, Carlos González, Chico Chacón, Christos Kanellos Malamas y Ángel Vázquez. «He trabajado con gente que me ha acompañado durante todo el concepto, con las que he tenido un intercambio de crecimiento, de seguir aprendiendo», confesaba Domínguez a los asistentes, entre los que se encontraban algunos de los artistas mencionados.

Con esta inauguración, guiada en todo momento por el fotógrafo malagueño Pepe Zapata, se da el pistoletazo de salida a todas las actividades que el MIMMA tiene pensado llevar a cabo con motivo del 400º aniversario de la modificación de la guitarra española por el malagueño Vicente Espinel, reconocido músico y poeta del siglo XVI, cuya aportación a la guitarra española fue la quinta cuerda.