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CRISTINA PINTO
Jueves, 31 de marzo 2022, 23:59
La importancia de mirar para poder observar, para poder entender y, así, poder aprender junto al prójimo. Mirar cara a cara, a los ojos y de frente es la base del último trabajo de Juan Carlos Robles 'Todo espectador es un cobarde o traidor', que ... expone en la galería Isabel Hurley. Al entrar a este espacio, la música de la Coral Árabe Oriental Maghreb Rawafid Confluencia de Tánger invade los oídos para introducir al espectador en el ambiente. El resto lo ponen las piezas del artista que se dividen en fotografías y videoinstalaciones. La esencia está en las ruinas del Gran Teatro Cervantes de Tánger, inaugurado en 1913, un espacio que Robles descubrió en un viaje a Marruecos.
Ya antes había mostrado el Palacio de la Cultura y las Artes: «Mi última exposición tomó como motivo ese palacio, que estaba en construcción pero sin terminar», recuerda Robles. Y con este nuevo trabajo del Gran Teatro Cervantes sigue en la misma línea: «Lo hice en pleno conflicto de Siria, cuando estaba muriendo tanta gente en el Mediterráneo... En este proyecto quiero poner en debate hasta qué punto no miramos a la historia y el desconocimiento que tenemos del pasado para poder construir el presente. Por eso propongo una mirada y un encuentro de la sociedad a través del arte», profundiza.
Cuando lo recuerda se sitúa en el momento que conoció a la Coral, ahí se dio cuenta que no solo iba a expresar a través de la arquitectura, sino que la música jugaría un papel muy especial en su nuevo trabajo. Descubrió la voz de Emir Abdulah, que se adentra en el escenario y canta a un público que no existe, que ya no está. «Era la primera vez que él entraba a ese teatro y su mirada contrasta con los nombres de los grandes dramaturgos que se pueden leer en las decoraciones del lugar», añade Robles.
Ese momento se vive en 'Preludio', la videoinstalación que muestra el montaje que este artista hizo desde el interior del teatro en ruinas. Las imágenes presentan a Abdulah completamente emocionado mientras canta a capella y se acompaña de escenas del Gran Teatro Cervantes, con solo las luces de las linternas, algo que lo hace más misterioso aún.
La idea de aproximación a esta cultura marroquí se muestra más de cerca en 'Contra-público Tangerino'. En esta otra videoinstalación, Juan Carlos Robles acerca a setenta tangerinos y los pone en la galería Isabel Hurley mediante una proyección a tamaño real que hace que el espectador llegue a confundir su presencia en la sala. «Lo que he hecho aquí es traer a ciudadanos de Tánger para mirarlos frente a frente y reflexionar sobre la distancia y hasta qué punto compartimos roles», puntualiza Robles. Y recuerda cómo conoció a estas personas, que llegaron a ser casi cien las que pasaron por delante de su cámara: «Me invitaron a la segunda edición del Festival de Arte de Tánger y propuse el encuentro con el otro, sabía que iba a ser complicado, pero al final fue un encuentro artístico».
Miradas, movimientos de brazo, nerviosismo, cambios de pose e incluso algunos que duran pocos segundos mirando directamente a la cámara. Podrían ser tangerinos, españoles, franceses, estadounidenses o de cualquier parte del mundo, al fin y al cabo, personas. Y eso es lo que Juan Carlos Robles busca, mirar a las personas sin diferencias políticas ni personales ni de religión. Algo que es tan necesario en los tiempos que corren. Como él mismo recuerda al enunciar la frase de Juan Goytisolo: «Ver a la sociedad desde fuera y desde dentro, como un indígena y como un forastero, requiere sagacidad y cautela».
La exposición, que se puede visitar en la galería Isabel Hurley (Paseo de Reding, 39) hasta el próximo 15 de abril, se completa con fotografías del teatro, patio de butacas y exteriores, así como detalles con los nombres de grandes dramaturgos. La misma Isabel Hurley, mientras pasea por la exposición, incide en el concepto de «desaprender» mientras Juan Carlos Robles le contesta: «Y de deconstruir los estereotipos... Esta ruina habla más que el propio edificio; la única manera de construir una relación sana con Marruecos es mirándonos a la cara y estableciendo lazos de cooperación y respeto», concluye Robles.
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