La travesía poética de Emilio Prados arriba al corazón de Málaga

«Emilio Prados necesitaba un lugar así, en el corazón de Málaga», lanzaba Díaz Pérez como un mensaje en una botella arrojada al mar. Porque ha querido el CAL «rendir homenaje» a Prados (Málaga, 1899 – México, 1962) con una muestra estrenada en el Centro Cultural Fundación Unicaja (situado en el Palacio Episcopal), el anuncio de un seminario y unos «paseos literarios» previstos a principios de noviembre y la edición de dos publicaciones que rayan a una altura más que notable: el exquisito catálogo de la exposición -quizá habría que considerarlo una monografía de referencia- coordinado por el profesor Francisco Chica y el cuaderno didáctico capitaneado por María Dolores Gutiérrez Navas. Todo ello, libros, charlas y montajes, persiguen arrojar luz sobre un autor casi desconocido, pero crucial para entender el nacimiento, irrupción y consolidación de la llamada Generación del 27.

No en vano, la figura de Prados emerge como un titán modesto y recio en la consecución de la llamada Edad de Plata de las letras españolas, a través de su papel (y tinta) como hacedor en aquella Imprenta Sur que alumbró los primeros libros de los poetas del 27 de la mano de su inseparable Manuel Altolaguirre. Ahí están juntos, Altolaguirre y Prados, posando con Salvador Dalí y Gala en las playas de Málaga en 1930 en una de las fotografías de la muestra. El mar siempre en la vida y en la obra de Prados, convertido aquí en espina dorsal de un montaje que pide, como su propia poesía, una digestión lenta.

Al fin y al cabo, Prados ha llegado hasta el imaginario colectivo más como impresor y galvanizador del Grupo del 27 que en su papel como autor de una poesía «profunda» y por momentos «hermética», en palabras de Díaz Pérez, quien ha reivindicado la vocación didáctica y divulgativa de las actividades reunidas en torno a Prados, escogido por la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico de la Junta de Andalucía como Autor del Año 2021. La exposición presentada este viernes representa, por tanto, la punta de lanza de ese intento por arrojar luz sobre la obra de Prados, a través de un amplio y enjundioso repertorio documental.

La Residencia de Estudiantes, el Centro de la Generación del 27 y la librería malagueña Isla Negra han sido algunos de los prestadores en el montaje, saludado por la consejera Patricia del Pozo como «un homenaje de excelencia» al autor de libros como 'Vuelta (Seguimientos y ausencias)' (1927), 'Mínima muerte' (1944) o 'Signos del ser' (1962). La misma palabra, «homenaje», reiteraba el presidente de la Fundación Unicaja, Braulio Medel, para referirse a la exposición antes de esbozar: «Podría ser bueno mejorar el estado de la tumba de Emilio Prados en México». Un empeño que, llegado el caso, tendría la «colaboración absoluta» de la Fundación Unicaja.

Con la presencia en el estreno de los sobrinos nietos del poeta, Paloma Araoz Prados y Lorenzo Saval -a la sazón este último director de la revista 'Litoral' alumbrada por Prados y Altolaguirre-, 'El mar de la nostalgia' surge como «una invitación para adentrarse en la vida y en la obra de uno de los grandes poetas y también uno de los más desconocidos» del Grupo del 27, como ha enarbolado la directora del Centro Andaluz de las Letras.

La Biblioteca Virtual de la Provincia de Málaga (Legado Temboury), el Archivo Manuel de Falla, la Biblioteca de Andalucía, el Archivo Municipal de Málaga, el Archivo Histórico Fotográfico del Instituto de Estudios de Cataluña, la Fundación Salvador Dalí-Gala y la Fundación María Zambrano son otras instituciones de las que proceden algunos de los fondos expuestos ahora en Málaga junto a la prensa manual de palanca de Sur y algunos tipos de plomo con los que fueron cuajando aquellos poemas.

Versos como aquellos de 'Mar como el mar', donde Prados se pregunta: «¿Quién levanta estas ondas del deseo?... / Un soñar que no es sueño ni nostalgia / del mar propio que tengo: a mí se acerca / y por fuera de mí llega soñando».