CRISTINA PINTO
Viernes, 10 de junio 2022, 21:31
El círculo es de las figuras geométricas que primero se aprenden desde pequeño: un trazo que empieza y acaba en el mismo punto. Pero en ... el caso de D. Darko no es así, sus círculos no tienen límite y eso es algo que le viene de sus orígenes, que se remontan al año 1998 cuando este fuengiroleño tenía 17 años. Salía con un grupo de amigos que escuchaban hip hop y bailaban break, «pero yo era un pato mareado», confiesa con humor el artista. Así que comenzó a hacer grafitis, por eso ahora cuando sale de la calle no le gusta hacer exposiciones lineales, quiere romper con los moldes. «A mí lo que me gusta es que las piezas no tengan límite», concreta desde El Estudio de Ignacio del Río, donde acaba de inaugurar su muestra 'La luz no está lejos'.
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Ayer le esperaba un día de lo más completito por el barrio del Soho y él llegaba directo desde el tren, ya que reconoce que le gusta hacer el trayecto Fuengirola-Málaga en este medio de transporte. «Por el camino veo algunos de mis grafitis», señala Darko. El artista fuengiroleño entra a la sala de Ignacio del Río y explica un poco de ese «psicoanálisis» que hace con sus obras. «Cuando las estoy haciendo no sé lo que significan, pero luego encuentro una conexión con mi vida según las fechas en las que las realizo», aclara.
Al pasear por la exposición, las obras de Darko muestran el arte sin límite del artista. Tanto que la pintura se sale del cuadro y que incluso llega a superponerse: «Esto son tres o cuatros capas de policristal pintado y encapsulado con objetos, carteles, resto de papeles, sellos... Cuando utilizo la técnica mixta lo hago con materiales mezclados con espray, tinta, ceras y muchos más», explica así Darko una de sus obras de la muestra 'La luz no está lejos', que se podrá visitar en El Estudio de Ignacio del Río hasta el próximo 8 de julio.
Al final solo se trata de adaptar su lenguaje de siempre aprendido con el grafiti a una sala de exposiciones, de ahí que siga paseando por sitios abandonados y recorriendo lugares desconocidos para buscar su inspiración e incluso encontrar las claves para sus pinturas o collages: «Cuando tengo crisis creativa salgo fuera a investigar sitios y coger cosas; eso es algo que si yo no hubiera pintado en la calle no hubiera conocido. Voy a sitios abandonados y encuentro ventanas que voy cortando en mi estudio para convertirla en una estructura a la que al final añado otros elementos», comenta Darko. Algo que puede apreciarse a la perfección en dos de las piezas de la exposición, en las que conviven elementos como una malla de obra, aluminio, portadas de libros o cajas de botellas premium que contrastan con tipografías antiguas.
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Su arte de sale del cuadro ya sea porque está en exposición o porque sigue plasmándolo en muros de la calle. «Nunca abandono mis raíces, yo sigo buscando sitios para hacer grafitis», reconoce el artista fuengiroleño. Su alter ego es Darko, aunque confiesa que tiene otros nombres «para poder seguir anonimato, ya que es lo que da libertad al grafitero».
Mientras pasea por su exposición, el comisario, Ignacio del Río, no puede evitar comentar sobre Darko: «Es un gustazo tener a un artista como este. Recorre el campo cromático de la luz».
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