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Alba Tenza
Sábado, 22 de octubre 2022, 20:20
La mayoría de los que pasan por calle Compañía echan un vistazo al interior del Ateneo de Málaga para ver qué hay en su interior. ... Desde el 7 de septiembre y hasta el próximo viernes, 'Más amenazas que promesas' ha estado expuesta en su Antesala, un espacio en el que los visitantes no pueden evitar observar esas 17 obras de pinturas y esculturas hechas en telas cada vez que entran. La artista multidisciplinar Charo Carrera realiza con esta muestra una crítica social: «El tema principal es una denuncia directa a lo que estamos haciendo con la naturaleza, pero también con nosotros mismos porque formamos parte de la ella, aunque no lo queramos ver».
Justo antes de entrar, el cartel de la exposición presenta un collage de fotografías de la artista que sitúan a una niña a la derecha. Gritando al mundo alerta a quienes se paran a ver el cartel. Una queja a través de fotografías compuestas. Al entrar en el Ateneo, la mirada se fija en el fondo donde un soporte metálico sujeta una escultura muy particular. Justo a la derecha de las escaleras que suben a la primera planta, la 'Guerrera' representa el tipo de trabajo que Carrera desempeña actualmente. Esta escultura está hecha con una tela reciclada, induida en la pintura y manejada de tal forma que se formó esa guerrera con toque japonés. Para la artista, es «una mujer samurái, que curiosamente evoca también de manera visual lo barroco». Los dorados, negros y rojos dan ese punto de barroquismo que, tal y como interpreta misma, también podría identificar a una virgen.
Esta exposición nace de un largo recorrido que la artista ha ido desarrollando a lo largo del tiempo. Una llamada de la propia naturaleza. «Para mí la naturaleza es la mamá artista, la que me nutre, la que me enseña y me da señales de todo», reconoce Carrera. Recuerda cómo, desde el comienzo de su trayectoria artística, ha sido su eje central en su obra. Con el paso de los años pasó de trabajar temas sobre la naturaleza a trabajar con ella, viéndose inmersa en movimientos artísticos como el Land Art. Para ella, 'Más amenazas que promesas' es «la consecución de la invitación al cambio». Fijándose en la observación, Carrera habla de un punto de no retorno en el que los seres humanos, llegando a matarse entre sí, son capaces de hacer cualquier cosa.
La artista explica cómo el ser humano está construyendo un mundo que se tambalea entre residuos. Un desentendimiento del ser humano que acaba en actos de violencia, manipulación y la propia arrogancia para sobreexplotar los recursos naturales, maltratar a los animales e incluso al resto de seres humanos, sin ser conscientes de ello. Partiendo de esta idea, la artista realiza una llamada de atención sobre esta realidad e invita a la sociedad a reflexionar.
Entre las obras expuestas, se encuentran 'El juego' y 'Pompeya'. Esta última realizada en una tela que la artista tenía enrollada desde que estudiaba Bellas Artes en Madrid y que no ha dudado en decapar para que saliera lo que había pintado previamente. Con esta restauración su fin principal ha sido expresar cómo: «Aunque Pompeya la sepultó un volcán, nosotros estamos sepultando las ciudades globalizándolas y destrozándolas».
Otra de las obras en la Antesala del Ateneo es 'Bonita tragedia'. Un naufragio con el que Carrera habla de lo que la sociedad hace con el propio ser humano y el peligro del estado de confort social. 'El pequeño asesinato' realizado con una tela reciclada roja con pintura en ella fue la que utilizó para limpiar la pintura sobrante de otras obras suyas, por lo que ella misma define esa tela enrollada como «una envoltura de algo grande, aunque fuera pequeño».
Otra de las obras es 'Dios'. Blanco y azul marino. Para la artista, esta obra es el movimiento que tiene el Dios de Miguel Ángel al crear a Adán con los dedos. Un significado que encontró al ir componiendo la obra con corbatas y telas recicladas. En el otro extremo de la habitación dos niñas en el centro de un óleo sobre lienzo sujetan una bandera morada. Un color que, aunque fue elegido inconscientemente, la propia artista ve significante en su obra, pues la mayoría de ella está realizada en femenino.
'La sal de la tierra' llama a los espectadores a aquello que hay que cuidar. Hecha con el sistema de la guerra. Más rojo y más tela de reciclaje. Su interés principal gira en torno a las oxidaciones que se pueden observar al sentir la textura del proceso químico. Un verde que incluso brilla con la luz tenue que hay en la Antesala.
Una de las ideas principales de Carrera a la hora de hacer esta exposición fue investigar acerca de los materiales, la fusión de ellos y la sorpresa. «Es increíble poder encontrar materiales en un yacimiento arqueológico o en cualquier sitio abandonado de la calle», admite la artista. Para ella, el reciclaje es como un modo de vida y trabajo. Realiza sus obras a partir de materiales reutilizados, y no solo encontrados en la calle, sino en sus propios recuerdos de cuando solo era una estudiante de Bellas Artes.
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