Estreno en el Teatro Echegaray: La cara oculta del mito de Medea
'El arrepentido o los demonios de Jasón' ·
SilencioDanza y Jóvenes Clásicos sellan su alianza con una obra cargada de lirismo pero trágicamente pegada a la realidad: las luchas entre 'medeas' y 'jasones'
Son 50 minutos de función, no hacen falta más. Al ritmo de cornetas y tambores, SilencioDanza y Jóvenes Clásicos -o lo que es lo mismo, ... Nieves Rosales y José Carlos Cuevas- sellan su alianza con una pequeña joya teatral, una obra cargada de lirismo pero trágicamente pegada a la realidad. 'El arrepentido o los demonios de Jasón' pone el dedo en la llaga de las luchas entre 'medeas' y 'jasones', entre padres y madres enfrentados. Todos son víctimas de un drama familiar, pero especialmente aquellos a los que nunca se escucha: los niños.
Publicidad
La obra, estrenada este viernes en el Echegaray dentro del 40 Festival de Teatro (hoy sábado repite función), cuenta lo que no se dice del mito de Medea, la parte que queda oculta por la gran tragedia: el dolor de Jasón y la indefensión de sus hijos.
'El arrepentido', con texto de Raúl Cortés y Mercedes Martínez, muestra a Jasón en sus últimos días. Aquel hombre que fue un héroe, un valiente que se jugó la vida en el mar para conseguir el vellocino de oro, está ahora derrotado, hundido y desconcertado. No puede vivir con el golpe que le asestó Medea, el asesinato de sus dos hijos por venganza, por devolverle su traición con un dolor infinito. Allí está todo el tiempo la hechicera mirándole a la cara, aunque solo sea en su cabeza, para recordárselo constantemente. Pero también para dar su versión y demostrar que esto no va de quién tiene la razón.
Daniel Pérez/ Teatro echegaray
José Carlos Cuevas interpreta a la perfección al atormentado Jasón. Esta vez no declama en verso, donde se mueve con naturalidad, pero su actuación tiene ese poso poético y profundo de los clásicos. Enfrente está la bailarina, bailaora y coreógrafa Nieves Rosales. La mayor parte del tiempo hierática, como una aparición en medio de la locura de Jasón, hasta que rompe las formas del cuerpo para bailar una hermosa nana griega y brindar uno de los mejores momentos de la obra.
Publicidad
La música es otro de los aciertos de esta propuesta, con una sobrecogedora marcha procesional al inicio y hacia el final que potencia la tensión de la escena. Entre medias, preciosos cantos griegos. Una buena iluminación y una escenografía sencilla pero funcional suman para hacer que el conjunto funcione.
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.