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Uno de los momentos de la obra donde se recrea una espectacular tormenta. Daniel Pérez / Teatro Cervantes
Estreno de 'El síndrome del copiloto': una travesía que zozobra en el Cervantes

Estreno de 'El síndrome del copiloto': una travesía que zozobra en el Cervantes

39 festival de teatro de málaga ·

La adaptación teatral de 'Mujeres que compran flores' presenta una factura impecable pero navega de forma irregular

Jueves, 10 de febrero 2022, 10:16

'El síndrome del copiloto'' eligió el Teatro Cervantes para inaugurar su particular travesía por los escenarios, y lo cierto es que la propuesta resulta muy atractiva de entrada. Una obra basada en un 'bestseller' que va por su enésima edición ('Mujeres que compran flores'), con un mensaje feminista (la mujer no es un mero acompañante en la vida de un hombre), actores con peso (Cuca Escribano y Miguel Ángel Muñoz) y una escenografía muy visual (con un barco meciéndose sobre las tablas). Es así, pero el resultado se queda a medias, sin un rumbo fijo en la dramaturgia que hace que el viaje en barco de Marina, la protagonista, zozobre en algunos momentos.

La novelista Vanessa Montfort elige para la adaptación teatral, que también dirige, un pasaje concreto de su exitoso libro 'Mujeres que compran flores', los ocho días de ruta marítima de Marina (Cuca Escribano) a bordo del 'Peter Pan' para esparcir las cenizas de su marido en Tánger. Está sola en alta mar sin saber qué hacer sin las indicaciones de él. Como siempre ocurrió en su vida. Su indecisión y su inseguridad en el barco no son más que un reflejo de una existencia en la que ella nunca llevó el timón. Marina lucha contra esa realidad y lo hace frente al fantasma de Óscar (Miguel Ángel Muñoz), que hasta muerto le sigue diciendo cómo actuar.

Daniel Pérez / teatro cervantes

Se trata de una historia emotiva y tremendamente sentimental, con un texto plagado de frases hermosas, motivantes y reflexivas, de mensajes de superación casi a modo de libro de autoayuda (del tipo «lo único que nos separa de la felicidad es el miedo al cambio»). Pero esa sucesión constante, sin una trama más allá del mero viaje, llega a resultar excesiva durante la hora y media de función. Puede que sobre papel, y en el contexto más amplio de la novela, el efecto sea totalmente diferente, porque los tiempos de lectura son otros, pero las tablas exigen un ritmo y un tono diferente.

Eso no impide que 'El síndrome del copiloto' tenga también muchos aciertos, con una factura impecable que revela el gran esfuerzo de equipo que hay tras este proyecto. Para empezar, en la escenografía, el mejor envoltorio que podía tener esta historia: un barco a modo de cascarón en medio de las tablas capaz de mecerse con el impulso de los actores. Y hay que reconocerles el mérito para moverse por él con naturalidad sin perder el equilibrio. Tanto Cuca como Miguel Ángel hacen un trabajo no solo textual sino también corporal, con una cuidada coreografía que con un buen juego de luces construye bellas imágenes.

El ingenio del barco (que se enfrenta con éxito a una espectacular tormenta, de lo mejor de la función), ciertas reflexiones y la absoluta implicación de los actores salvan esta propuesta de Avanti Teatro que, aunque a veces hace aguas, consigue llegar a puerto.

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