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Los dos son de barrio y merdellones, «con mucho orgullo». Tanto es así que colocan esa forma de ser y de estar en el mundo en el centro de su nuevo proyecto. Los malagueños Alberto Cortés (de Dos Hermanas-San Andrés) y María ... del Mar Suárez 'La Chachi' (de la Unión) buscan estos días en Madrid el sentido del «estado merdellón» en un laboratorio que desarrollan en el Teatro Pradillo. Con doce aspirantes a merdellones seleccionados tras una convocatoria abierta, el dramaturgo y la bailaora estudian de qué manera esa idiosincrasia tan malagueña puede ayudar a «subvertir» la escena.
Merdellón, según la RAE: «Dicho de una persona: Vulgar, ordinaria». Pero para Alberto Cortés y La Chachi, ser merdellón significa mucho más: es «romper con los patrones y las pautas políticamente correctas»; implica «ser rebelde y anti-protocolario»; conlleva un cierto sentimiento de «comunidad» con tu entorno y tiene «mucha frescura y verdad, porque se expresa tal y como siente aunque a veces no debiera». Un conjunto de características que podría tener su traslación a las artes escénicas.
«La escena contemporánea está necesitada de esa rebeldía y de esa falta de protocolo que nos da lo merdellón y lo choni«, mantiene La Chachi. En el fondo, como reconoce Alberto Cortés, todas las propuestas de riesgo y valentía en las que ellos se mueven habitualmente »son bastante merdellonas«. Ambos forman parte del Colectivo Vergel, un grupo malagueño de creadores inquietos que hacen de la investigación y la experimentación la base de sus trabajos. Otra forma de construir escena para la que no encuentran suficientes apoyos en Málaga. De hecho, para este laboratorio le han abierto las puertas en Madrid, y no en su casa. «Si no hay espacios para representar este tipo de propuestas, imagínate para hacer un taller de seis días con 12 personas y una muestra final», reflexiona Alberto Cortés.
En cualquier caso, seguirán intentando realizar este proyecto en el lugar que le da todo el sentido, en la tierra de origen del merdellón. Se dice que el término se remonta a los tiempos de la ocupación napoleónica, cuando los franceses se referían a los malagueños despectivamente como 'merde de gens' (gente de mierda), aunque no hay consenso entre los etimólogos. Lo único cierto es que merdellón es una palabra de uso común en Málaga, donde se asocia a personas de barrio, con una determinada forma de hablar y de vestir. Sobre la vestimenta también se trabajará en el taller, una estética 'informal', de chándal y brillos, que ahora es tendencia a través de las estrellas del trap y el reguetón. «¿Cómo transforma el cuerpo y el movimiento?», se pregunta Cortés, que considera la indumentaria «una pieza clave» para entrar en ese estado.
No quieren hacer una parodia de este tema ni ridiculizarlo. «Al final se trata de poner en valor la figura del barrio, esa figura del merdellón y la merdellona desde un ángulo distinto que no lo juzgue o desvalorice, todo lo contrario: siendo capaz de sacar todo lo positivo de ese estado», analiza el dramaturgo, que al mismo tiempo ultima su solo 'El Ardor', gestado durante una residencia en Graner (espacio de creación de Barcelona) y que estrenará en el Teatro Central de Sevilla en febrero. Antes, ofrecerá un adelanto el 16 de diciembre en el Contenedor Cultural de la UMA.
Para La Chachi, se trata de un acercamiento «desde el homenaje y desde la curiosidad» a ese «pulso» de lo merdellón, que tampoco entiende de clases sociales. «Todo el mundo puede serlo en un momento concreto o en una situación determinada. Hasta al más pijo le surge ese impulso escandaloso y ordinario«. Por ejemplo, en un enfrentamiento de tráfico.
Sería entonces una «emoción transitoria» capaz de transformar al sujeto. Y por qué no, también a la escena y al cuerpo. Y en eso indagan desde el 7 y hasta el 12 de diciembre en el Teatro Pradillo. «Hacemos ejercicios concretos dirigidos a conseguir lo merdellón. Se va construyendo algo, que ya veremos qué es. Algunas cosas pasarán a la muestra final y otras se quedarán por el camino», detalla Cortés. Todo entorno a la idea de subvertir, alterar «el orden espacial, el orden estético, el orden del cuerpo, de la palabra…», llevarlo al extremo. «Estamos buscando esa forma merdellona de escena».
Aunque autóctono de Málaga, el 'estado merdellón' tiene un punto universal, porque en todas las grandes ciudades hay periferia y marginalidad. «Están los chonis, los canis, el quinqui, el neng, el qué pasa tronco...», enumera La Chachi. Por eso quieren que este sea un laboratorio itinerante que trabaje con este concepto en cualquier ciudad que visite.
'Estado Merdellón' es una forma de reencontrarse con el barrio que tanto les ha marcado. «Eso se queda para siempre. Aunque te mudaras a Cerrado de Calderón, eso forma parte de tu educación. Hay una forma callejera de entender lo social, astuta y rápida, de supervivencia que incluso puedes reconocer en el otro», señala Cortés. «Y yo tengo mi parte merdellona, la llevo por bandera, y me encanta combinarla con la intelectual. Aunque resulte extraño, es posible», concluye La Chachi. Este proyecto es la prueba.
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